domingo, 5 de noviembre de 2017

CAPU

Cuando ingresé a la Pontificia Universidad Católica del Perú en 1987 y supe de la existencia del CAPU (Centro de Asesoría Pastoral Universitaria), lo veía únicamente como la Capilla de la Universidad, que preparaba para la confirmación, que acompañaba espiritualmente a los alumnos, y que tenía grupos juveniles. Recuerdo que el P. Manuel Marzal, S.J. me sugirió darle una visita al P. Luis Martínez, S.J. (entonces Director del CAPU); pero como mis actividades pastorales estaban puestas en la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados (cantaba en coro, y después vinieron la catequesis de niños y los acólitos) y, por otro lado, los grupos juveniles no eran precisamente algo que llame mi atención, solo me limitaba a asistir a Misa y a rezar con frecuencia ya que estaba en una de las rutas para llegar a mi recordada Facultad de Derecho.
Como también lo he comentado varias veces el trabajo con los acólitos en Desamparados ha sido la actividad que mas empeño le puse, con aciertos y errores, pero con el corazón puesto allí. Fue por eso que, cuando en el 2008 tuve que dejar al Grupo de Acólitos en otras manos, afronté, no siempre de la manera mas acertada, uno de los procesos más dolorosos en mi vida al servicio de la Iglesia. Recuerdo que alguien me dijo "¿Y no has pensado hacer lo mismo con otro grupo de muchachos?", pero en aquellas circunstancias eso me parecía impensable. Un año después volví a Desamparados y tomo su tiempo que las cosas vuelvan a su rumbo original; por otro lado entablé amistad con los acólitos de San Pedro a quienes, siempre que podía, les daba algunas pistas para mejorar la liturgia. Después, cuando me hice Hermano Oblato de Nuestra Señora de la Soledad, comencé a invitar a algunos niños para que sean acólitos en nuestro templo, tarea nada fácil pues no somos parroquia (como no lo es la mayoría de iglesias del Centro Histórico de Lima) ni tampoco vive mucha gente dentro de ese espacio ocupado por comercios y sedes del gobierno.
La Pontificia Universidad Católica del Perú ha pasado por momentos difíciles en su relación con la Iglesia Católica, los mismos que gracias a Dios han sido superados. Este año nombraron como Director del CAPU al P. Juan Bytton, S.J. (ex alumno de la Católica) a quien conocía desde antes de su ingreso a la Compañía de Jesús, y me propuso ser acompañante de la Comunidad "San Tarcisio", integrada por los acólitos de la Universidad. Pues, sin pensarlo mucho, como dice la canción "Yo temblando te dije. aquí estoy Señor" (y valgan verdades que lo dije temblando, porque no sabía que me dirían mis Hermanos Oblatos de Nuestra Señora de la Soledad, gracias a Dios el H. Rafael Andrade me dijo "Tú sabes que no suelo decir que 'No', siempre y cuando cumplas con nosotros"). Con todo eso, manos a la obra.
Y allí conocí primero a Álvaro y a Raúl, los coordinadores de la Comunidad. Sospecho que les habrá llamado la atención la presencia de este "hermano", un poco mayor. Y después, un lunes a reunirnos con todos, a conocer quienes eran. Una de las primeras cosas que les dije es "No me digan 'hermano', solo Manuel", y es que ante todo se trataba de ser amigos. Debo confesar que lo que me ha "decepcionado" es ver que no hay ninguno de Derecho: ¡CASI TODOS SON DE INGENIERÍA! Al punto que cuando llega uno nuevo y pregunto de que Facultad es, la respuesta que escucho es "Ingeniería de..." (¡Y pensar que en Derecho nos burlábamos de los ingenieros!). Que se hace.
Creo que la principio no debió haber sido fácil comenzar a reunirse conmigo (es normal, sobretodo en una época de cambios en el CAPU), pero poco a poco comenzamos a acercarnos y conocernos. El pasado Viernes 20 de Octubre los acólitos jugaron fulbito con otros alumnos de la Universidad y me invitaron a acompañarlos (creo que ellos esperaban que juegue con ellos, pero físicamente no estoy en condiciones: quizás un fusilón podría haberme mandado al hospital). Y después almorzamos juntos. ¡Qué gran experiencia, un gusto comer con los "cracks"! (como suelen llamarse ellos) Y se me ocurrió invitarlos a acolitar el 1 de Noviembre en San Pedro, aunque solo fueron cuatro, estuvimos muy contentos: "¿por qué nos has invitado hoy?", me preguntaron, y les respondí: "Porque antiguamente, en Desamparados, hoy celebrábamos el 'Día del Acólito' y hoy quise celebrarlo con ustedes". Creo que después de varios años he celebrado con ilusión este día de Todos los Santos.
Y hoy hemos tenido la Misa de Confirmación, donde estuvieron la mayoría de los "cracks". ¡Qué gusto me dio verlos desenvolverse tan bien! Consultando con sencillez alguna duda, ordenando todo con mucha responsabilidad, atentos a la celebración... ¡He acabado tan contento, que he querido compartirlo con ustedes!
Gracias Juan Bytton, S.J. por haberme traído de regreso a la Católica, haciendo lo que me gusta hacer. Y muchas gracias Cracks: Alvaro, Raúl, Angelmario, Tom (ten cuidado cuando hables de comida: mi oído derecho escucha muy bien), Diego, Richard, Alex, Emerson, Ralph (cantas bien, creo que el próximo año te voy a pedir que cantes algo), Aramiz; a los invitados de hoy Sebastián y Diego; a los que recién llegan y a los que seguimos esperando. Tenemos un buen camino por recorrer juntos, el tiempo que Dios disponga. Y, aunque no lo crean, ustedes me ayudan mucho a crecer y a caminar en mi vocación de Hermano Soleano.
¡Gracias Cracks por tanto bien recibido!

Y espero que pronto llegue gente de Derecho.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Y SE ACABO OCTUBRE

Bueno, Octubre se acabó ayer, pero para los limeños el "mes morado", dedicado al Señor de los Milagros ha terminado en la tarde de hoy con la "guardada" de su imagen en el Monasterio de las Nazarenas. En otros años he escrito un artículo al comienzo del mes, esta vez lo hago al final, después de haber estado en la Av. Tacna mientras la imagen del Cristo moreno llegaba a su Santuario.
Octubre es fiesta netamente limeña, la procesión está rodeada de la alegría de la música criolla, "el 28 se siente fiesta y jarana por las calles", me decía un hermano Cofrade de Nuestra Señora de la Soledad. En ese sentido, creo que hay que "sacarle el jugo" al "Día de la Canción Criolla" como conclusión de este mes tan tradicional y revalorizar nuestra música y nuestra comida, como ya se hace en varios lugares (aprovecho este momento para agradecer a mis amigos del Colegio "Hermano Anselmo María", con quienes compartí esta celebración: no pude estar con todos, pero me alimentaron demasiado bien). Creo que la mejor forma de combatir el "Halloween" no es satanizarlo (a un ateo o a un agnóstico le va a importar muy poco si es diabólico o no), sino revalorizando nuestra fiesta, mostrando que los peruanos tenemos mucho que celebrar y compartir con lo que nuestra cultura (y también nuestra fe) nos han dado, que es mil veces mejor que lo que se copia de otros lugares.
Hoy estuve en la guardada del Señor de los Milagros: Miles de personas pugnaban por estar lo mas cerca posible de la puerta del Monasterio de las Nazarenas para despedirse de la imagen hasta el próximo año, muchos de ellos con el corazón emocionado y con lágrimas en los ojos. No faltaron los celulares que filmaban y fotografiaban ese momento y estorbaban la mirada de otras personas; tampoco faltaron aquellos que se metían entre la gente, incluso de manera poco educada, ocasionando las protestas de los asistentes. Y pensaba que, seguramente, cuando Jesús predicaba no faltaría quien se haga paso entre la multitud a como de lugar y gente que se incomode por eso; quien se ponga a conversar con el que está al lado y haya necesidad de pedirle que se calle; quien se ponga de puntillas o ponga a su hijo o a su amigo en sus hombres y estorbe la vista a los demás. Creo que Jesús ya debe estar acostumbrado a nuestro exceso de entusiasmo, así como a nuestras imprudencias y fragilidades.
Y mientras nos despedíamos de la imagen del Señor de los Milagros, acompañados por el sonido de la banda, de las voces de las cantoras, de las aclamaciones de los fieles y del espectáculo de los fuegos artificiales, resonaba en mi corazón las últimas palabras del Evangelio de San Mateo "yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo". Aunque no veamos ese lienzo que pasea por nuestras calles desde 1687 Jesús se queda con nosotros en cada sagrario, en cada Misa, en cada templo, en cada hermano; camina bien cerquita de nosotros; Jesús se hace presente en cada gesto nuestro que da gloria a Dios.
Se acabó Octubre "mes morado en que se engalana Lima". Parece que este año se ha ido muy rápido. Ahora a continuar con la vida ordinaria, con las tareas que tenemos cada día. Que cuando llegue Octubre del 2018 tengamos algo nuevo que compartir con Jesús, el Señor de los  Milagros. Hoy, solo digamosle como muchos nazarenos: "Gracias, Viejo, hasta el próximo año, si Tú lo permites".
Y, permítanme añadir: Te mando un abrazo, con todo el corazón.