lunes, 21 de junio de 2010

MI PRIMER CUMPLEAÑOS

La celebración del primer cumpleaños es todo un acontecimiento para la familia, mas aún si se trata del primer hijo o del primer nieto: el nacimiento ha cambiado la vida de los padres y también de toda la familia, y mientras el niño va abriéndose a la vida los padres se abren a la nueva experiencia, a un constante aprendizaje. Por experiencia propia se muy bien que con el primer hijo se hacen todo tipo de experimentos: para que duerma, para que no llore, para usar que tipo de ropa, y ni que se diga de las vacunas y las primeras enfermedades (sin contar que las familiares ya mayores, léase tías y abuelas, recomiendan a las madres a repetir con sus hijos los mismos experimentos que ellas realizaron con cierto éxito). A esto hay que añadirles los experimentos que se hacen cuando comienzan a ir al colegio, a hacer las tareas, y hasta cuando van a la Universidad. De alguna manera (y solo de alguna) cuando viene el segundo y el tercer hijo ya los padres están un poco (y sólo un poco) mas preparados, porque nadie les enseña a ser padres y menos de los hijos que les ha tocado. Bien dice mi amigo Enrique Rodríguez que cuando uno compra un artefacto electrodoméstico éste viene con su manual de instrucciones para que funcionen bien y si sale mal se devuelve; pero en el caso de los hijos eso no funciona de ese modo.
Pues yendo al tema del presente post les contaré que cuando yo cumplí un año el acontecimiento pasó a segundo plano: por aquellos días mis padres se encontraban a la espera del nacimiento de mi hermano Dante y, como suele suceder, hay gastos y preocupaciones. Mi mamá dió a luz el 16 de Junio, tres días antes de mi cumpleaños, no sin antes pasar por un parto con relativa dificultad, ya que, debido a que mi hermano no se acomodaba bien para tener un parto normal, mi madre estaba condenada a una cesárea (tengan presente las dificultades quirúrgicas de hace 40 años, hoy en día el "parto normal" es una cesárea: casi todas mis familiares y amigas han dado a luz de esa forma), sin embargo, ya camino al quirófano mi hermano se acomodó, y no hubo necesidad de operación alguna. Mis padres hicieron lo posible para que a mi madre le den de alta pronto y estar el 19 en casa para acompañarme en mi primer cumpleaños.
No se pensaba en realizar ninguna celebración (no creo que hayan estado con muchos fondos ni con mucho físico para ello). Pero mi primer cumpleaños no podía pasar desapercibido, ya que soy el primer nieto del clan Tantaleán Vidaurre. Así que, para matar dos pájaros de un solo tiro mis abuelos Armando y Mercedes, así como mis tíos paternos se aparecieron en la casa llevándome una torta para saludarme y, con mucha sencillez, celebraron mi primer cumpleaños y acompañaron a mis padres y a Dante en la casa. Allí me tomaron una foto con las manos en la torta, primer registro fotográfico de mi afición por los dulces.
Por diversas razones hubo que esperar hasta 1973 para que tuviera una fiesta de cumpleaños, una de ellas fue que mi abuelita Mercedes, mamá de mi papá (y de seguro la mas entusiasmada en celebrar mi primer cumpleaños) falleció el 12 de Junio de 1971 (una semana antes de mi segundo cumpleaños y días antes del primer cumpleaños de Dante). De hecho mi primera fiesta de cumpleaños con la presencia de varios niños (casi todos los asistentes eran casi de la misma edad que yo), torta, piñata, decorado, etc. fue cuando en 1973 cumplía 4 años. De esa fiesta tengo un vago recuerdo y algunas fotos que no encuentro para compartirlas con ustedes. De lo que si estoy seguro es que, en aquel cuarto cumpleaños, no hubo "hora loca".
En estos años he celebrado mis cumpleaños de varias maneras: con fiesta o con sencillez, con alegría y con pena. Quiero recordar a mi tía Adriana quien, cuando cumplí 8 años me regaló la torta que ella misma hizo y que me había prometido meses antes. No imaginé que, 27 años después, el día de mi cumpleaños, ella nos dejaba después de una penosa enfermedad. Sin embargo, ahora me doy cuenta que en aquellas veces en que la pena me embargaba el día de mi cumpleaños por algún acontecimiento doloroso, no me ha faltado una muestra de cariño y de consuelo, sin duda regalo de Dios, que me han alegrado el cumpleaños en medio de todo, como la de los niños que aparecen en la foto.
Con sencillez he celebrado mis 41 años el sábado y el domingo: el sábado la Misa en San Pedro, la reunión y pichanga con los acólitos de Desamparados y almuerzo con algunos de ellos; el domingo almuerzo y lonche con mi familia, y saludos ambos días. Todo me ha servido para pensar que el cariño de Dios, de la familia y de los amigos, siempre es el mejor regalo de cumpleaños que podemos recibir.
Ante esto, con un corazón emocionado solo me queda decir, una vez más: "¡GRACIAS POR TANTO BIEN RECIBIDO!

martes, 15 de junio de 2010

¡SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO!


Corrían los años 60, cuando mi mamá vivía con sus hermanos en una casa de la Av. Bolivia en Breña. Mi tío Modesto, hermano de mi mamá, había acabado sus estudios de odontología y atendía en su casa a algunos pacientes. Un día una señora, ya mayor, le pidió a mi tío que le atienda, pero le dijo que no tenía con que pagarle; él le atendió y no hizo problema por eso. Días después la señora llegó a la casa llevándole un cuadro del Corazón de Jesús y le dijo "Para que Dios le bendiga y nunca le falte trabajo". Tiempo después, el Párroco de María Auxiliadora fue, voluntariamente y sin que nadie se lo pida, a entronizar ese cuadro. Lo curioso es que, en aquel entonces, la entronización del Sagrado Corazón de Jesús en las casas no se concedía con facilidad y las familias debían gestionarlo en sus parroquias. Cuando le preguntaron al Párroco quien le había pedido que vaya a la casa a entronizar la imagen del Corazón de Jesús él respondió que "hacía tiempo que él quería visitar esa casa". Relata réfero ("cuento como me contaron", como dice mi amigo Enrique Rodríguez).
Cuando mi tío Modesto se casó dejó a mi mamá (junto con otra curiosidad de la que hablaré en otro post) el cuadro del Corazón de Jesús, el mismo que ha presidido mi casa tanto en Chacra Ríos, como ahora en Surco.
Ante esa imagen me tomaron una foto en brazos mi madrina cuando tenía dos meses de nacido (lamentablemente no la encuentro para compartirla con ustedes) y mirando al Corazón de Cristo mi mamá me hablaba de Dios, diciéndole como muchos "Papá lindo".
Recién en 1980, asistiendo a la Misa dominical en la Parroquia de San Pío X de Mirones, conocí lo que significaba el Corazón de Jesús: el amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, un Corazón herido por el pecado y que ama ardientemente al ser humano. Poco a poco fui conociendo la historia de esta devoción, de como se apareció a santa Margarita María en el siglo XVII, las Doce Promesas que hizo a sus devotos, la Comunión de los Primeros Viernes (el Corazón de Jesús ha prometido a todos los que comulguen durante nueve primeros viernes de mes seguidos que no morirán sin estar preparados), el impulso de San Claudio La Colombiere y del Beato Bernardo Francisco de Hoyos, el Apostolado de la Oración...
El haber nacido en el mes de Junio (mes del Corazón de Jesús) ha hecho que me sienta muy vinculado a esta devoción, por lo que la he compartido con otros, en especial con los niños del Colegio "Acisclo Villarán Ángulo" quienes asistían conmigo a Misa los primeros Viernes de mes. Y hablando de esta promesa, uno de los hechos que más me ha impactado fue por el año 2000: como Ministro Extraordinario de la Comunión tenía que llevar la Comunión a los enfermos el primer Viernes de Junio, fui a una de las casas que me habían designado (donde ya había ido en otras ocasiones) y encontré a la anciana que tenía que visitar decaída de salud. Pensé que sería una cosa pasajera, le di la Comunión en su cama (otras veces lo hacía en la sala de la casa) y mientras oraba en silencio me percaté de que tenía la medalla del Apostolado de la Oración (Asociación de fieles que difunde la devoción al Corazón de Jesús). No me imaginé que yo le daba la última Comunión. Cuando supe que falleció al día siguiente me acordé de la promesa del Corazón de Jesús y solo pude decir: "Es verdad, Jesús cumplió su promesa".
El año pasado la Solemnidad del Corazón de Jesús cayó en el mismo día que yo cumplía 40 años y, al rezar el Oficio de Lectura de esa Solemnidad, me encontré con el texto de San Pablo a los Romanos 8, 28-39: "a los que aman a Dios todo les sirve para el bien", y de verdad que me impactó muchísimo porque hacia poco que había pasado por un período de turbulencia espiritual, por lo que escribí en este blog el post "¿Quién nos separará del amor de Dios?" que pueden leer en http://manolotg.blogspot.com/2009/07/quien-nos-separara-del-amor-de-dios.html
El pasado Domingo 13 acompañé a los sacerdotes y acólitos de la iglesia de San Pedro en la procesión del Corazón de Jesús que recorre las calles del centro de Lima. Iba, como de costumbre, con mi rollo de peticiones. Sin embargo, durante la procesión y en la Misa que acolitamos en la iglesia de San Pedro el sentimiento que brotaba de mi corazón fue: "Gracias Corazón de Jesús". Y era agradecerle por tanto bien recibido, por tantas muestras de cariño del Corazón de Cristo a través de tantos acontecimientos y personas que pasan por mi vida. No me equivoco ni exagero al decir que, el estar en la procesión y en la Misa de ese día junto a los acólitos de san Pedro y a los sacerdotes de la Compañía de Jesús (a quienes me une una amistad de muchos años) ha sido mi primer regalo de cumpleaños de este año.
Les invito a poner el corazón en el de Cristo, que es confiar en que Dios nos ama profundamente y sin condiciones, que pase lo que pasé, Dios nunca deja de amarnos y, si permite que tengamos dificultades, es porque de todas ellas sacaremos algún bien; que nadie nos separará de su amor, ni siquiera nuestro mismo pecado; y que la única forma de agradecer tanto cariño de parte de Dios es darle el corazón.

¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío!

P.D.: No quiero terminar este post sin contarles una anécdota: Soy amigo de algunos acólitos de San Pedro y a ellos, como muchos viven lejos, les dan una propina para su pasaje. Pues bien, acabada la Misa el Domingo, saliendo del templo, uno de los acólitos mas pequeños me dijo "Manuel, mi pasaje"; yo le dije "Pídele a tu formador, yo no soy tu formador"; a lo que él me respondió: "No eres mi formador, pero eres mi amigo".

Vean el video de la entrada de la procesión en http://www.youtube.com/watch?v=F7fmSi8HUVk&feature=player_embedded