sábado, 13 de julio de 2019

ANSELMINOS DE AYER

David y Julio fueron los primeros amigos que tuve en el Colegio "Hermano Anselmo María"; ellos, junto a otros niños de su colegio, se preparaban para hacer la Primera Comunión en 1998, ya que, como lo comenté en otras ocasiones, la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados atendía la catequesis en los colegios de la jurisdicción.
Acababa de volver de unos Ejercicios Espirituales que me dió el P. Ignacio Muguiro, S.J. en Noviembre de 1998 y Laura, la catequista del grupo, que había planificado que los niños tengan un retiro de dos días en Lurín, me invitó para acompañarlos; sin pensarlo dos veces acepté. Aquel sábado conocí a otros niños: Daniel, Ricardo, Bairo, Santino... e iba conversando con algunos de ellos. Esa noche David me pidió que le contara mi experiencia en los Ejercicios y conversamos un buen rato; entre conversación con algunos y en grupo nos quedamos hasta las 3.00 a.m. y yo tenía que regresar a Lima a las 6.00 para tocar en la Misa de 8.00 a.m. en Desamparados. Unos días después hicieron su Primera Comunión, con gusto acolité la ceremonia y los acompañé al colegio a tomar el tradicional desayuno. David y Julio se quedaron por un tiempo participando de un coro de la parroquia hasta que pasaron a secundaria y les perdí el rastro; y gracias a las redes sociales nos volvimos a encontrar.
Hace algunas semanas David me escribió para invitarme a su matrimonio al que asistí con muchísimo gusto. Y allí después de 20 años me encontré con Daniel y Bairo quien, al verme en la iglesia, no dudo en llamarme: "¡Manuel!", después de tantos años aún se acordaban de mi.
Me tomé unas fotos: con David antes de la misa, con Daniel y Bairo después, tuve el gusto de conocer a sus parejas, y me iba pensando como ellos, habiendo compartido tan poco (y en el caso de Bairo apenas el saludo cuando era niño), me recordaban con cariño. 
Y me decía "Algo bueno hice por ellos". Dios me conceda ver más momentos iguales.

* * *
A Gianpierre lo conocí el 2005, también se preparaba para la Primera Comunión, pero en esta ocasión ya conocía a varios niños del "Anselmo" a quienes había invitado a participar el Grupo de Acólitos de la Parroquia. Le hice la invitación del caso; al principio su respuesta era negativa pero el sábado siguiente a su Primera Comunión entraba "de novicio" al grupo y acolitaba por primera vez el 8 de Diciembre de ese mismo año. Era un excelente alumno en el colegio y acólito responsable. Cuando el clero diocesano asumió la dirección de la parroquia hubo que hacer un cambio de la vestimenta de los acólitos: dejaron las albas blancas y se les dio sotanas rojas a los menores y negras a los mayores; pero la mayoría de ellos no tenía recursos para costearlo, así que pedí ayuda a mis amigos de la Universidad Católica y a otras personas más para esto; si mal no recuerdo fue Marco Alarcón quien regaló la sotana roja para Gianpierre ("sotana roja es cardenal" le decía). Gianpierre fue acólito hasta el 2011, ese mismo año se confirmó (algunos pensaron que yo sería el padrino, pero no fue así) y el 2012 ocupó el primer puesto al terminar la secundaria en el "Anselmo".
Al terminar el colegio publicó en facebook "Oficialmente pre-universitario", y pensaba "ese grado de instrucción no existe"; sabía que quería estudiar ingeniería en San Marcos y le advertía "A San Marcos entran los que estudian". Estudió, ingresó, se mató estudiando a pesar de las dificultades (de alguna manera he acompañado su proceso universitario) y hace unos meses me dijo "Manuel me graduo en julio, quiero que me acompañes en la ceremonia", yo gustoso separé la fecha para asistir.
Hace unas horas he regresado de la graduación que se realizó en el Colegio "San Agustín", no podía dejar de recordar la mía hace casi 25 años (les prometo hablar de ella en agosto); en los rostros de aquellos jóvenes veía los rostros de mis sobrinos, de tantos acólitos y "cuyes" que he acompañado y, por supuesto, el rostro de los "cracks" de San Tarcisio de la Pontificia Universidad Católica del Perú, quienes dentro de poco estarán en una ceremonia igual. Aunque no cantaron "Color esperanza" como los niños de primaria, debo confesar que estaba emocionado como si el que se graduaba fuera mi hijo, al punto que derramé varias lágrimas.
Después de la foto con Gianpierre (que me puso su birrete en la cabeza), pensaba como ese niño, a quien también acompañé en su graduación en primaria, ahora es un Ingeniero Industrial.
Y me decía "Algo bueno hice por él". Dios me conceda ver más momentos iguales.