miércoles, 25 de noviembre de 2020

RECUERDOS DE LAS OLIMPIADAS DE DERECHO DE 1990

Nuestro paso por la Facultad de Derecho de la Pontifica Universidad Católica del Perú no consistía únicamente en clases, biblioteca, cafetería o "tontódromo" (así se llama a la avenida principal que recorre el campus universitario); quizás la principal actividad social y deportiva eran las Olimpiadas de Derecho (hoy "Semana de Derecho") que se tenían en el mes de noviembre y duraban aproximadamente diecisiete días.
Después de nuestra primera participación en la inauguración, de la que hable en "Goce, veinte años después" (el nombre de batalla de mi promoción era "Goce", no me pregunten el significado porque este blog lo leen niños y gente de Iglesia), vinieron días de encuentros deportivos, donde comencé a socializar con mis compañeros de promoción (hasta no entiendo como se les ocurrió hacer actuar a un alumno tan silencioso como yo): no me perdía los diversos partidos donde nos juntábamos a hacer barra, es más como mi casa estaba a quince minutos de la Universidad iba corriendo a comer y luego regresaba para alentar a la promoción, al punto que mi mamá se preguntaba porque andaba tan apurado.
¿Qué recuerdo de aquellos eventos? A Roberto Gómez (hace poco Alcalde de Surco) jugando basket, donde se gano el apelativo de "Tyson"; a nuestro equipo de fulbito femenino (un deporte que veía por primera vez), con Rocío Medina y sus famosos goles, Ana Cecilia Serpa y Gloria Viacava (que terminó con un ojo morado); a Salvador del Solar participando en varios de portes (voley mixto, futbol); a Iván Lanegra, Eduardo García Godos, Gonzalo Quijandría en el equipo de basket; Ana Vera y Elizabeth Prado en el equipo de basket femenino... perdonen que, por amor a la brevedad, no recuerde todos los nombres. Lo mas memorable fue que logramos vencer en el "nudo de guerra" a una promoción que todos la consideraban "invencible" ya que tenía en su equipo a un joven de apellido Atún, que destacaba por su gran estatura y ser peso pesado (literal). En las competencias nos fue muy bien.
Las Olimpiadas de 1990 terminaban el sábado 24 de noviembre, había que presentar otro scketch, se tenía la premiación de los diversos deportes y actividades, y luego venía la fiesta, todo en el "Local de Vitaliano" que quedaba en la cuadra 5 de Esteban Campodónico en La Victoria. Todo estaba "programado" para las 5.00 p.m. Esta vez tuvimos mucho más cuidado en el scketch (que fue una parodia de la vida del Dr. Francisco Avendaño) cuyo libreto estuvo a cargo de Christian Stein y otros compañeros que dieron sus aportes y, una vez más tuve la oportunidad de hacer una escena junto a Salvador del Solar. 
Los que me conocen saben que si me dicen a una hora, a esa hora es, y así calculo mi tiempo; de acuerdo a eso si los scketchs empezaban a las 5.30 p.m., a las 8.00 ya habría acabado, luego la premiación hasta las 9.00 y de allí tranquilamente a las 10.30 u 11.00 me iba a mi casa, tomaba los carros de Enatru Perú en la vía expresa y listo, a dormir tranquilo y levantarme para la misa de 8.00 a.m. en Desamparados. Según mis cálculos...
Como no conocía nos encontramos con Lucho Huerta (el mismo que estuvo de Procurador del Estado en la reciente demanda competencial ante el Tribunal Constitucional), en la PUCP y nos dirigimos al local. Aun recuerdo el olor de la madreselva que habían en las casas aledañas al local, al punto que cuando percibo de nuevo la fragancia se me viene a la mente: "24 de noviembre de 1990, Av. Esteban Campodonico"; es más, recuerdo unos villancicos de Joaquín Madurga que por ese entonces iba aprendiendo.
Pero dieron las 5.00, las 5.30 y las 6.00 p.m. y esto no tenía cuando empezar, es más la gente ni llegaba, y yo con la mirada en el reloj. Los scketch comenzaron pasadas las 7.00 p.m. (aun recuerdo a Mauricio Jasaui repasando sus líneas disfrazado de Cristobal Colón, su promoción, mas conocida como "Nullum", fueron los primeros en participar). El nuestro fue un scketh muy simpático y sencillo (los que hicimos en los años siguientes fueron muy elaborados en libreto, efectos especiales y vestuario), pero bien hecho, con más participantes que la primera vez, la pasé muy bien (no olvido a Adriana Zolezzi y a Beatriz Llanos tirando papeles, a Pedro Velásquez haciendo de bebito y a Ana Luisa Velarde contándole un cuento). Todos los scketch acabaron como a las 10.00 y cerca de las 10.30 fue la premiación.
Y no podía irme tan rápido: ¡fuimos sub campeones! Nullum se llevo el tricampeonato y ellos gritaban "¡Nullum tricampeón, Goce sucesor!" Fue impresionante ver a nuestros delegados de deportes Jorge Vega y Manuel Huamán recibir trofeo tras trofeo. Después vino el baile como grupo, bailando con los trofeos en las manos. No faltó quien grite "¡Que baile Manuel!", y yo con gusto, con el trofeo en la mano (y completamente sobrio, por siaca) bailaba lo mejor que podía (a pesar de ser músico tengo dos pies izquierdos). Y mientras todo era alegría, por dentro imploraba "reloj detén tu camino...". 
Y la música seguía: recuerdo a Guillermo Gonzales bailando "Las cajas" de Joe Arroyo; o que pusieron la música de la película "Footloose" y bailaba con Carmen Mendoza, Mery Vargas, Ana Vera... Y yo por dentro "reloj detén tu camino"...
Pero la hora se pasaba y a las 11.40 p.m. con mucha pena me fui a tomar el carro en la Vía expresa; tenía que irme rápido, no porque a la medianoche el carruaje se convertía en calabaza, sino porque no había llevado plata para taxi y no habría como regresar a casa (tampoco habían celulares y no había teléfono en mi casa). Caminé por la Javier Prado, baje a la Vía expresa y no venía ningún carro. Y la hora se pasaba... ¿Qué hago? Ya se, voy a ver quien se va ahorita para que me jale (por aquel entonces vivía por el Amauta). Cuando regresé al local pregunté a uno de mis amigos "¿Alguno se va ahora?"; y la respuesta que escuché fue: "Manuelito, la noche es joven" (ahora que lo pienso, muchos me llaman con cariño "Manuelito"). Conclusión, busca como te vas a tu casa.
Y como hay que solucionar el problema, lo mejor que se me ocurrió fue irme caminando por toda la Via expresa hasta 28 de Julio y de alli Plaza Bolognesi, Arica y en casa. No se como me animé a caminar solo por esas "cañadas oscuras"; pero en una hora y veinte minutos llegue a mi casa, cansado y contento de haber compartido con la gente de Goce.
De esa experiencia aprendí varias cosas: 1º Que cuando vaya a un lugar debo fijarme por donde puedo regresar a mi casa, aunque sea caminando (después, me di cuenta que si hubiera ido por la Av. Canadá hubiera encontrado carro con mucha facilidad y la zona era más segura, pero no conocía esa ruta); 2º Que no todos son como la Cenicienta que se van temprano a su casa; 3º Nunca quedarse con los brazos cruzados cuando hay una situación complicada, esperando que otro la resuelva por uno, hay que buscar, en la medida de lo posible, una alternativa de solución.
Los días de las Olimpiadas de Derecho me dieron la experiencia del triunfo en equipo, de sentirme ganador con la colaboración de todos; pero sobretodo me regalaron muy buenos amigos a quienes recuerdo  y encomiendo en mis oraciones con mucho cariño y gratitud; a quienes espero ver pronto, y no solo a los de Goce, sino también a tantas personas de otras promociones (y hasta de otras facultades) con quienes hemos caminado juntos y hemos compartido alegrías e ilusiones en la PUCP.

Nota: No tengo fotos de ese día, ya que mi afición por la fotografía comenzó al año siguiente. La foto que comparto corresponde a las Olimpiadas de 1993.