jueves, 30 de marzo de 2023

LOS CANTOS DE SEMANA SANTA

Una de las cosas que aprendí en mis años en la Parroquia de Nuestra señora de los Desamparados (en tiempos en que trabajamos con los Jesuitas y las Misioneras Parroquiales del Niño Jesús de Praga) ha sido escoger bien el repertorio de los cantos para la Semana Santa: cada año se ampliaba el repertorio con cantos de Ricardo Cantalapiedra, Joaquín Madurga, Francisco Palazón, entre otros; en algunos años se recurrió a la polifonía de Tomás Luis de Victoria o al Mesías de Handel, y llegamos a tener un repertorio muy amplio y propio para cada día. Mención especial es la musicalización que hizo mi amiga Rossana Morales al canto de entrada de la procesión d ellos ramos “Al entrar el Señor en la ciudad santa…” que se hizo tradicional en Desamparados y ha sido la única versión musicalizada de ese canto.

El internet me ha permitido escuchar las misas de Semana Santa de diversas comunidades y, una de las cosas que me ha sorprendido, es la pobreza de cantos para estos días que son el centro del año litúrgico. Puedo entender que, al abrirse la liturgia a las lenguas de cada lugar ya no haya que recurrir al canto gregoriano (que para muchos tiene sus dificultades, mas aún cuando en muchas parroquias los directores de coro son jóvenes que tocan la guitarra, sin mayor formación litúrgica ni musical); y haya que buscar cantos que mas o menos puedan servir; pero repertorio en castellano hay desde la década de 1970, y en estos años uno puede conseguir las grabaciones, las  partituras y los acordes para las guitarras con solo darse un tiempo revisando el internet.

Un sacerdote amigo mío dijo: “Pero son cantos de España” y no deja de tener razón; pero, ¿Dónde están los cantautores católicos peruanos? Los hay y muy buenos, para todos los gustos y estilos, ¿no pueden pedir a sus párrocos una copia del Misal y ponerle música a esos textos?  ¿No pueden buscar el Misal por internet? Que bonito sería que hayan cantos de Semana Santa compuestos con estilo peruano. No creo que sea mucho pedir.

Otro quizás dirá: “pero nadie los sabe y se usan una vez al año”. La solución a esa dificultad está en ensayar con los fieles unos minutos antes de la celebración. ¡Cuanto recuerdo a M. Virginia Luzquiños, Misionera Parroquial del Niño Jesús de Praga, (y a tantos amigos de Desamparados) ensayando los cantos con los fieles, sin ayuda de ningún coro, para que la Comunidad los aprenda y se les escuche. Nadie nació sabiendo los “cantos tradicionales” (Salve, salve, Juntos como hermanos…), alguien los enseñó y, a lo largo de los años, fueron entrando en la memoria y el corazón de la Iglesia. Toma su tiempo, pero es una inversión a largo plazo.

Se me viene a la mente una anécdota con un acólito de San Pedro: después de mucho tiempo pudo ayudar en la Misa por primera vez y, para celebrarlo, le invité a comer unos bocaditos chinos en la Calle Capón. El, muy entusiasmado me decía que, lo que el había comido de chifa (y le gustaba mucho) era el “Aeropuerto” (un combinado de arroz chaufa y tallarín chino que muchas veces se vende en carretilla): no había probado la gran variedad de platos que se puede comer en un chifa (algunos muy sofisticados y otros caros). Muchas veces nos hemos acostumbrado a una liturgia “Aeropuerto”, una combinación hecha de cualquier manera, solo para matar el hambre; y no nos atrevemos a explorar otras posibilidades porque son muy complicadas y nos da flojera aprender algo nuevo. Resultado: una liturgia musicalmente pobre (y no pocas veces mediocre, aunque el coro cante bonito).

Soy de los que apuestan por una buena música en la liturgia; y de un tiempo a esta parte he aprendido a valorar el empleo de los salmos y cánticos bíblicos que están en la Liturgia de las Horas (y cuyo uso es muy recomendado por la Iglesia). Claro que da trabajo, y tomará su tiempo ir ajustando el repertorio de Semana Santa, pero vale la pena.

Ah, un detalle más: El Tiempo Pascual (que comienza con la Vigilia Pascual) dura 50 DÍAS, 50 días para utilizar Cantos del tiempo Pascual, que sea motivo para ampliar el repertorio y no volver a los cantos del Tiempo Ordinario el lunes de la Octava de Pascua o el Domingo siguiente.

Como ayuda para buscar cantos pueden revisar:

http://musikliturgik.blogspot.com/2010/06/el-domingo-de-ramos-significado.html#more

http://musikliturgik.blogspot.com/2010/07/el-canto-liturgico-en-semana-santa-y-en.html

http://musikliturgik.blogspot.com/search/label/Tiempo%20de%20Pascua

http://musikliturgik.blogspot.com/2010/07/el-misterio-pascual-joaquin-madurga.html

http://musikliturgik.blogspot.com/2010/07/cantos-liturgicos-de-semana-santa.html

viernes, 25 de diciembre de 2020

HOY ES LA NAVIDAD

25 DE DICIEMBRE
NATIVIDAD DEL SEÑOR

Lecturas Bíblicas:
1º Lectura: Isaías
Salmo 97: Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios
2º Lectura: Hebreos 1, 1-
Evangelio: Juan 1, 1-18


hoy es la Navidad de quien no tiene casa,
hoy es la Navidad de quien se siente solo,
hoy es la Navidad de la esperanza.

La letra que les he transcrito corresponde a un canto de José Antonio Olivar y Carlos Montero que aprendí en 1985, cuando participaba en el coro de la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados. Me la impresión que esta letra cobra actualidad: hemos dicho hasta el cansancio que este año 2020 ha sido muy difícil, la pandemia del Covid 19, que nos ha caído casi de manera inesperada, ha cambiado nuestros planes y proyectos; y la Navidad no ha sido la excepción, aunque hemos hecho muchas cosas para no perder el "espíritu navideño" y seguir con nuestras tradiciones, no podemos negar que no es lo mismo, que no podemos saludarnos como antes porque de una manera de otra estamos golpeados, y además hay temor al contagio.
No hay duda que en esta "Navidad covidosa" (como llama una columna de opinión de un diario local) es la Navidad del que no tiene ni pan porque ha perdido el trabajo y tiene que salir a "buscárselas" aun a riesgo de contagiarse; del que no tiene casa porque se pasa las horas en un hospital por un familiar enfermo o por cumplir con sus deberes; la Navidad del que se siente solo porque hay sitios vacíos en su mesa familiar a causa de la pandemia...
Y sin embargo hoy es la Navidad de la esperanza: "Rompan a cantar a coro ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo" nos dice la primera lectura de hoy. Dios nos consuela, no quiere ver a sus hijos sumidos en el dolor; y en medio de todo tenemos la oportunidad para quitarle a la Navidad el espíritu consumista, de ver que el auténtico (y único) "espíritu navideño" es Jesucristo, Él es el centro de nuestras celebraciones familiares, de nuestra oración; hoy es la Navidad para volver a mirar a Jesús,  el Dios hecho hombre.
Es curioso que las lecturas de la Misa del día de Navidad, a diferencia de la Misa de la noche y de la aurora (que suele celebrarse al amanecer) no nos narre el misterio del nacimiento de Jesús; sino más bien, nos hace reflexionar quien es este Niño que duerme en los brazos de María: es la Palabra de Dios, el Verbo que se hizo carne y habito entre nosotros. Normalmente decimos que las hechos hablan mas que las palabras "sonoras", "verbalizadas"; "en distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros padres por medio de los profetas, ahora en esta etapa final nos ha hablado por el Hijo", nos dijo la carta a los Hebreos; las palabras de los profetas que nos hablaban de parte de Dios antes de Jesús no eran ni perfectas, ni completas; pero en Jesús Dios habló de manera plena y perfecta porque Él es Dios, el que conoce al Padre, el corazón divino que se hizo humano; que habló con sus palabras y con sus gestos, que nos dio a conocer al Padre que lo envió para salvar a la humanidad.
Hoy es la Navidad de la esperanza, de contemplar al Niño que duerme en brazos de María y al cuidado de San José, de ofrecerle nuestro corazón.
¡FELIZ NAVIDAD CON JESUS!

miércoles, 25 de noviembre de 2020

RECUERDOS DE LAS OLIMPIADAS DE DERECHO DE 1990

Nuestro paso por la Facultad de Derecho de la Pontifica Universidad Católica del Perú no consistía únicamente en clases, biblioteca, cafetería o "tontódromo" (así se llama a la avenida principal que recorre el campus universitario); quizás la principal actividad social y deportiva eran las Olimpiadas de Derecho (hoy "Semana de Derecho") que se tenían en el mes de noviembre y duraban aproximadamente diecisiete días.
Después de nuestra primera participación en la inauguración, de la que hable en "Goce, veinte años después" (el nombre de batalla de mi promoción era "Goce", no me pregunten el significado porque este blog lo leen niños y gente de Iglesia), vinieron días de encuentros deportivos, donde comencé a socializar con mis compañeros de promoción (hasta no entiendo como se les ocurrió hacer actuar a un alumno tan silencioso como yo): no me perdía los diversos partidos donde nos juntábamos a hacer barra, es más como mi casa estaba a quince minutos de la Universidad iba corriendo a comer y luego regresaba para alentar a la promoción, al punto que mi mamá se preguntaba porque andaba tan apurado.
¿Qué recuerdo de aquellos eventos? A Roberto Gómez (hace poco Alcalde de Surco) jugando basket, donde se gano el apelativo de "Tyson"; a nuestro equipo de fulbito femenino (un deporte que veía por primera vez), con Rocío Medina y sus famosos goles, Ana Cecilia Serpa y Gloria Viacava (que terminó con un ojo morado); a Salvador del Solar participando en varios de portes (voley mixto, futbol); a Iván Lanegra, Eduardo García Godos, Gonzalo Quijandría en el equipo de basket; Ana Vera y Elizabeth Prado en el equipo de basket femenino... perdonen que, por amor a la brevedad, no recuerde todos los nombres. Lo mas memorable fue que logramos vencer en el "nudo de guerra" a una promoción que todos la consideraban "invencible" ya que tenía en su equipo a un joven de apellido Atún, que destacaba por su gran estatura y ser peso pesado (literal). En las competencias nos fue muy bien.
Las Olimpiadas de 1990 terminaban el sábado 24 de noviembre, había que presentar otro scketch, se tenía la premiación de los diversos deportes y actividades, y luego venía la fiesta, todo en el "Local de Vitaliano" que quedaba en la cuadra 5 de Esteban Campodónico en La Victoria. Todo estaba "programado" para las 5.00 p.m. Esta vez tuvimos mucho más cuidado en el scketch (que fue una parodia de la vida del Dr. Francisco Avendaño) cuyo libreto estuvo a cargo de Christian Stein y otros compañeros que dieron sus aportes y, una vez más tuve la oportunidad de hacer una escena junto a Salvador del Solar. 
Los que me conocen saben que si me dicen a una hora, a esa hora es, y así calculo mi tiempo; de acuerdo a eso si los scketchs empezaban a las 5.30 p.m., a las 8.00 ya habría acabado, luego la premiación hasta las 9.00 y de allí tranquilamente a las 10.30 u 11.00 me iba a mi casa, tomaba los carros de Enatru Perú en la vía expresa y listo, a dormir tranquilo y levantarme para la misa de 8.00 a.m. en Desamparados. Según mis cálculos...
Como no conocía nos encontramos con Lucho Huerta (el mismo que estuvo de Procurador del Estado en la reciente demanda competencial ante el Tribunal Constitucional), en la PUCP y nos dirigimos al local. Aun recuerdo el olor de la madreselva que habían en las casas aledañas al local, al punto que cuando percibo de nuevo la fragancia se me viene a la mente: "24 de noviembre de 1990, Av. Esteban Campodonico"; es más, recuerdo unos villancicos de Joaquín Madurga que por ese entonces iba aprendiendo.
Pero dieron las 5.00, las 5.30 y las 6.00 p.m. y esto no tenía cuando empezar, es más la gente ni llegaba, y yo con la mirada en el reloj. Los scketch comenzaron pasadas las 7.00 p.m. (aun recuerdo a Mauricio Jasaui repasando sus líneas disfrazado de Cristobal Colón, su promoción, mas conocida como "Nullum", fueron los primeros en participar). El nuestro fue un scketh muy simpático y sencillo (los que hicimos en los años siguientes fueron muy elaborados en libreto, efectos especiales y vestuario), pero bien hecho, con más participantes que la primera vez, la pasé muy bien (no olvido a Adriana Zolezzi y a Beatriz Llanos tirando papeles, a Pedro Velásquez haciendo de bebito y a Ana Luisa Velarde contándole un cuento). Todos los scketch acabaron como a las 10.00 y cerca de las 10.30 fue la premiación.
Y no podía irme tan rápido: ¡fuimos sub campeones! Nullum se llevo el tricampeonato y ellos gritaban "¡Nullum tricampeón, Goce sucesor!" Fue impresionante ver a nuestros delegados de deportes Jorge Vega y Manuel Huamán recibir trofeo tras trofeo. Después vino el baile como grupo, bailando con los trofeos en las manos. No faltó quien grite "¡Que baile Manuel!", y yo con gusto, con el trofeo en la mano (y completamente sobrio, por siaca) bailaba lo mejor que podía (a pesar de ser músico tengo dos pies izquierdos). Y mientras todo era alegría, por dentro imploraba "reloj detén tu camino...". 
Y la música seguía: recuerdo a Guillermo Gonzales bailando "Las cajas" de Joe Arroyo; o que pusieron la música de la película "Footloose" y bailaba con Carmen Mendoza, Mery Vargas, Ana Vera... Y yo por dentro "reloj detén tu camino"...
Pero la hora se pasaba y a las 11.40 p.m. con mucha pena me fui a tomar el carro en la Vía expresa; tenía que irme rápido, no porque a la medianoche el carruaje se convertía en calabaza, sino porque no había llevado plata para taxi y no habría como regresar a casa (tampoco habían celulares y no había teléfono en mi casa). Caminé por la Javier Prado, baje a la Vía expresa y no venía ningún carro. Y la hora se pasaba... ¿Qué hago? Ya se, voy a ver quien se va ahorita para que me jale (por aquel entonces vivía por el Amauta). Cuando regresé al local pregunté a uno de mis amigos "¿Alguno se va ahora?"; y la respuesta que escuché fue: "Manuelito, la noche es joven" (ahora que lo pienso, muchos me llaman con cariño "Manuelito"). Conclusión, busca como te vas a tu casa.
Y como hay que solucionar el problema, lo mejor que se me ocurrió fue irme caminando por toda la Via expresa hasta 28 de Julio y de alli Plaza Bolognesi, Arica y en casa. No se como me animé a caminar solo por esas "cañadas oscuras"; pero en una hora y veinte minutos llegue a mi casa, cansado y contento de haber compartido con la gente de Goce.
De esa experiencia aprendí varias cosas: 1º Que cuando vaya a un lugar debo fijarme por donde puedo regresar a mi casa, aunque sea caminando (después, me di cuenta que si hubiera ido por la Av. Canadá hubiera encontrado carro con mucha facilidad y la zona era más segura, pero no conocía esa ruta); 2º Que no todos son como la Cenicienta que se van temprano a su casa; 3º Nunca quedarse con los brazos cruzados cuando hay una situación complicada, esperando que otro la resuelva por uno, hay que buscar, en la medida de lo posible, una alternativa de solución.
Los días de las Olimpiadas de Derecho me dieron la experiencia del triunfo en equipo, de sentirme ganador con la colaboración de todos; pero sobretodo me regalaron muy buenos amigos a quienes recuerdo  y encomiendo en mis oraciones con mucho cariño y gratitud; a quienes espero ver pronto, y no solo a los de Goce, sino también a tantas personas de otras promociones (y hasta de otras facultades) con quienes hemos caminado juntos y hemos compartido alegrías e ilusiones en la PUCP.

Nota: No tengo fotos de ese día, ya que mi afición por la fotografía comenzó al año siguiente. La foto que comparto corresponde a las Olimpiadas de 1993.

miércoles, 1 de julio de 2020

EN MISIONES - SEGUNDA PARTE

Como les dije, después de aquella primera experiencia acompañando a “Misiones Universitarias”, me hice el propósito de regresar, lo que le manifesté a Sor Reynita, Asesora del grupo; sin embargo me dijo “¿Qué hacías tú por esos sitios si nunca has subido un cerro?”; “¿Tanto se notaba?”, le respondí; a lo que ella me replicó “Era evidente”. Me causó mucha gracia el comentario y me dijo que días podía acompañarlos: ellos estarán diez días, yo solo dos (no podía mas tiempo, ya que los Hermanos de la Soledad estábamos dando los últimos detalles para la Clausura por el IV Centenario de la Hechura del Santísimo Cristo del Descendimiento, que veneramos en nuestro templo).
Mientras alistaba la maleta la noche del lunes 9 de marzo, mi mamá me hacía algunas advertencias para que no me contagie del coronavirus (no había forma en ese entonces, pero igual). Así el martes 10 muy temprano partí a San juan de Lurigancho. Los encontré en pleno desayuno, Sor Reynita y mis amigos Álvaro (no el niño, sino el estudiante de ingeniería que también es parte de la Comunidad de San Tarcisio,) Denilphson y Mateo me recibieron con mucho cariño, me sentí acogido.
La tarea esta vez era subir a otro cerro y preparar el almuerzo (arroz chaufa) para algunas familias de bajos recursos económicos; nos dividieron en grupos y al mío (integrado por Denilphson, Mateo y dos chicas) nos tocó una familia que había perdido su casa en un incendio días atrás. Mientras íbamos de camino conversábamos sobre la forma en que se prepararía la comida, con la idea que “las chicas saben cocinar”. La realidad fue otra: ninguna chica sabía hacer arroz chaufa (quinua si), y cada quien recordaba vagamente como se preparaba: Por mi parte, hacía casi 30 años que no preparaba arroz ni en mi casa, pero me acordaba, mas o menos como era, así que tuve que dirigir la preparación, no sin antes pedir auxilio por teléfono a mi mamá (fue un milagro poderme comunicar, porque la señal de teléfono no siempre llega por esos cerros), quien nos dio las indicaciones a Denilphson y a mí. Gracias a Dios y con el esfuerzo de todos salió un arroz chaufa comestible: almorzamos con aquella familia, sentados en el suelo, compartiendo su pobreza, sus sueños y sus esperanzas por superar el incendio de su casa, que había sido reemplazada por una nueva de material prefabricado. Al igual que la vez anterior baje el cerro ayudado por Denilphson y Mateo.
Hacia las 2 de la tarde regresamos al local comunal y nos pusimos a jugar “mata gente”, el juego de las sillas, algunos bailes, entre otras actividades, en la canchita del barrio, algunos niños nos acompañaron y fue muy divertido; después de eso un baño y un momento de descanso, que aproveche para conversar con algunos jóvenes, después de todo había ido para acompañarlos. Mientras llegaba la hora de comer Sergio, Víctor, José y Erick me invitaron, con cierto recelo, a jugar “ocho locos” con las cartas, nos divertimos hasta que una chica vino con una escoba a sacarnos del dormitorio para ir a comer y a reunión (creo que se sorprendió cuando me encontró allí), fue gracioso comentar que nos sacaron “a escobazos”.
Después de la cena tuvimos una reunión para compartir experiencias: puedo decir que fue un momento muy sagrado, porque más de uno abría su conciencia, y la vida de cada uno es tierra santa, a la que se debe entrar con mucho respeto. Brotaron muchas lágrimas y también sueños y esperanzas, experiencias de vidas rotas y reconstruidas, de noches oscuras y días soleados. Detrás de algunos rostros alegres y dinámicos habían cruces y se anunciaban resurrecciones.
Después de la reunión a descansar, cada uno tenía una cama de acampar, (no dormimos en el suelo), hacía calor, pero mejor no desabrigarse; y mientras trataba de conciliar el sueño mi cuñado me mandaba mensajes al celular “se vienen tiempos difíciles por el coronavirus, avísale a tu mamá para ir a comprar víveres y algunas cosas más”; yo solo pensaba que eran mensajes exagerados y apocalípticos; sin imaginarme lo que vendría después.
Por la mañana rezamos juntos en un ambiente que funcionaba como capilla, y mientras escuchaba cantar el “Himno del misionero”: “Vamos a tocar a cada puerta, tenemos una vida que llevar, con alegría y fe, en un nuevo amanecer…” (perdonen si no recuerdo bien la letra), se me hacía un nudo en la garganta, como les dije otra vez, soy muy llorón.
Ese día compartí el desayuno con Sergio y con David, un joven que participa en política en las filas del partido Acción Popular, con quien tuve una conversación interesante, pero quedó inconclusa. Después de eso a limpiar y poner en orden la casa (regresaban al día siguiente muy temprano para irse de Ejercicios Espirituales antes de comenzar el semestre), mientras íbamos realizando nuestras tareas comenzaban a llegar las noticias: se suspendía el inicio del año escolar y estaba en veremos las clases universitarias, la clausura de Año Jubilar por el IV Centenario de la Hechura del Cristo del Descendimiento corría peligro de suspenderse. Por mi parte debo confesar que, como suele suceder en experiencias como esta, dormí mal, y llegué a la conclusión que ya no tengo físico para irme de campamento como hacía en mis buenos tiempos con los Acólitos de Desamparados, se lo comenté a Mateo y me preguntó inquieto “¿Ya no piensas volver?”, yo le dije que sí, pero pensaba “Dos días son cortos, debería venir tres”.
Después del almuerzo me despedí de todos con el corazón muy agradecido por haber compartido con ellos, Erick me acompañó a tomar el colectivo y regresé a casa, donde encontré que habían comprado víveres como si fuera a venir una guerra. Esa noche los misioneros tuvieron su comida de despedida, y una pequeña celebración, muy agradecidos con las señoras del local del “Vaso de leche” que los acogieron durante esos días; por mi parte grabé un video, desde la sacristía de la iglesia de la Soledad (cuyo arreglo estaba casi terminado), agradeciéndoles por la acogida.
Aquella experiencia fue casi una “despedida” del mundo: se declaraba el estado de emergencia, se suspendían clases, se suspendió a última hora los Ejercicios Espirituales de los jóvenes del CAPU, el viernes se canceló la Procesión y la Misa en la Catedral por el “Año Jubilar”, el domingo tuvimos la misa en la Soledad y esa noche se decretaba el “Aislamiento social obligatorio” que terminó ayer, después de tres meses y medio.
Escribo estas líneas con un corazón agradecido a Sor Reynita Vilchez que me dio la oportunidad de acompañarlos, a pesar de que soy miedoso para subir cerros; a los chicos y chicas de “Misiones Universitarias”, en especial a Álvaro, Denilphson, Mateo, (gracias por ayudarme a bajar el cerro, sino fuera por ustedes me habría dado algún golpe) David (tenemos pendiente una conversación), Sergio, Víctor, José, Erick (está pendiente otro juego de cartas); gracias a todos porque siendo un “misionero de escritorio” y trabajar en otra área del CAPU, me sentí parte de su familia y de su historia; y he sido testigo del “Paso del Señor” por la vida de ustedes.
Gracias por tanto bien recibido y espero compartir de nuevo con ustedes otra experiencia tan enriquecedora como esta.

martes, 30 de junio de 2020

EN MISIONES - PRIMERA PARTE


Desde el año 2017 colaboro en el Centro de Asesoría Pastoral Universitaria (CAPU) de la Pontificia Universidad Católica del Perú, acompañando a los jóvenes de la Comunidad de Acólitos “San Tarcisio”; parte de las actividades que realizan los jóvenes del CAPU está la proyección social en el Asentamiento Humano Juan Pablo II, en lo que llamamos “Experiencias Solidarias”. Aunque siempre me he considerado un “misionero de escritorio”, he participado algunas veces de estas actividades; en una de ellas conocí a Álvaro, un niño de 9 años que me escuchó cantar “El día que me quieras” de Carlos Gardel, lo cual, al parecer, le gustó porque me dijo “Cantas bien”; por ello la semana siguiente le mandé un video donde tocaba algo de Bach en el órgano.
En el mes de agosto del año pasado el P. Juan Bytton, S.J., en ese entonces Director del CAPU me invitó a acompañar un día a los jóvenes de “Misiones Universitarias” que se encontraban de “misiones largas” en San Juan de Lurigancho visitando casas, haciendo labor social y preparando sacramentos; yo acepté gustoso, con la idea de saludar a Álvaro, sin embargo me esperaba otra aventura…
Al llegar me enteré que teníamos que subir a un cerro (los jóvenes, que ya llevaban varios días en la zona, habían ido más temprano) para ayudar en la construcción de una casa prefabricada para una familia de escasos recursos económicos y algunos problemas de salud. La verdad no tengo espíritu aventurero ni soy amigo de subir cerros (le tengo miedo a las alturas), pero bueno, caballero nomás. Cuando llegamos al lugar indicado, (no sin antes subir escaleras de cemento, piedra y barro, y de recibir la “bienvenida” de algunos perros que estaban en el camino) encontramos a los jóvenes misioneros capitaneados por Sor Reynita, religiosa salesiana, cubiertos con mascarillas y ayudados por una “pata de cabra” en plena labor de destruir una casucha maltrecha y hacer espacio para la nueva casa. Allí conocí a varios chicos y chicas, entre ellos a Álvaro, joven estudiante de ingeniería que tenía mucha afinidad con los animales; y a Mateo, cuyos padres habían estudiado Derecho en la PUCP unas promociones antes que yo. Y bueno, a ayudar se ha dicho, aunque mucho ayuda el que no estorba.
Pero se aproximaba la hora del almuerzo (pese a ser invierno salía algo de sol) y tuve que bajar con Denilphson, estudiante sanmarquino que participaba de las misiones de la PUCP, a recoger el almuerzo. Menos mal que me ayudo a bajar, porque el miedo me haría perder el equilibrio, pero sobretodo tuvimos una agradable conversación. Recogimos el almuerzo y de vuelta al cerro para el almuerzo y continuar con la faena.
Compartimos el almuerzo con aquella familia en medio de su pobreza, (yo me cuidaba de que no se me suba ninguna pulga o garrapata de los perritos que estaban por allí); jugamos un rato y a continuar. Se armó la casa y le instalaron la luz eléctrica, acabamos pasada las 7 de la noche. En el interín al padre de aquella familia le dio un ataque de epilepsia y tuvo que ser auxiliado por el P. Juan y alguno de los jóvenes. Cuando uno ve todo eso, la pobreza, la enfermedad, piensa ¿y como harán ellos para comer? ¿de qué vivirán si, además, la madre tiene una hernia que no le deja trabajar? ¿Pueden preocuparse de otra cosa que no sea tener algo para comer y no morir de frio? Como Universidad Católica nos preocupamos para que su casa tenga también una pequeña tienda, a la cual le dimos algunos abarrotes para puedan ganarse la vida.
Siendo de noche pude bajar el cerro con la ayuda de Mateo (con quien tuve una buena conversación en todo el recorrido), y usando una lampa a modo de bastón en el brazo izquierdo. Llegamos al local comunal y comimos. Me hubiera gustado quedarme esa noche con ellos y compartir las experiencias de un día inolvidable, pero al día siguiente tenía que recoger unos documentos para la inscripción de los bautizos de los niños de la Primera Comunión del “Anselmo” (bueno tampoco había llevado mi pijama de Pokemon para dormir).
Sabía que los jóvenes tendrían otras “misiones largas” en verano, así que prometí acompañarlos al menos un par de días. Pero de eso les hablare en el próximo artículo.

ESTA HISTORIA CONTINUARA…

lunes, 8 de junio de 2020

"DIRECTOR" DE TEATRO (?)


Para los que me conocen desde niño saben que siempre me ha gustado participar en actuaciones dando discursos o declamando; incluso en algunas oportunidades organizábamos actuaciones en la casa de mi abuela materna y yo era el "maestro de ceremonias" al mismo estilo del recordado Pablo de Madalengoitia; en el colegio hice teatro, más bien serio e histórico, bajo la batuta de mis profesoras Gladys Benites y Pina Canales; después, cuando ingresé a la PUCP, me volví mas silencioso, hablaba muy poco (alguno de mis amigos pensó que fui un "niño muy callado"); sin embargo el bichito de la actuación seguía por dentro y participé en los scketchs de mi promoción en las Olimpiadas de Derecho, y pude compartir roles con Salvador del Solar (más tarde actor y Premier de la República), Paul Duclós, Enrique Felices... en realidad todos estábamos involucrados ya sea como actores, utileros, libretistas y barra.
Pero acabé la Universidad en 1994 y ya no volví a actuar, salvo en el 2000 cuando, haciendo el curso para ser conciliador extrajudicial, hicimos la simulación de una audiencia en la que por poco hago perder los papeles al conciliador, pues yo representaba a un señor con un carácter muy difícil (buen examen para quien pretende dedicarse a resolver conflictos): mis compañeros se mataron de risa y algunos dijeron "y tan calladito que se le veía" (bueno a veces me dormía en clase).
Debo confesar que algunas veces la imaginación me ha llevado a hacer alguna parodia de las historias de algunos amigos, y desde niño, junto a mis hermanos, "arreglábamos" algunas canciones de moda para fastidiar a alguien o acordarnos de nuestras mascotas.
Con todo eso en el año 2012, cuando aún era formador de acólitos en Desamparados, se me ocurrió hacer una parodia del cuento de Blanca Nieves, motivado más que nada por la actuación de Oswaldo quien, en una actuación escolar, había personificado al Psy y su famoso "Gagnam style". Para ello vi el cuento de Disney y la parodia que hizo Chespirito (muy adaptada a la realidad mejicana de ese entonces), brotaron las ideas y comencé a escribir el libreto lo más rápido que pude, poniendo el cuento en el contexto nacional de ese entonces; como tenía la idea de presentarlo con los acólitos de Desamparados en la actuación de Navidad, llevaría por título "Blanca Nieves y los siete cuyes". Por otro lado, ya iba pensando en los actores: la Reina tenía que ser una chica simpática pero con reacciones de niña engreída y caprichosa (Sofía, hermana de Rafael, era perfecta para ese papel), un Cuy líder (pensaba en Jonás), un Cuy "enamorador", un Cuy "choro" (Jimmy era perfecto), un sicario (José Manuel era el indicado: con un bividí, algún tatuaje y un corte en la cara), Óscar podría ser el frutero que lleva la manzana... solo faltaba conseguir a Blanca Nieves. Todos estaban entusiasmados excepto Oswaldo que no quería personificar al "Caballero" Psy (en alusión a "Gentelman" otra canción del rapero coreano). Y como ese papel estaba construido para que lo haga Oswaldo no hubo teatro; así que, como otros años, cantamos villancicos (no quedaba otra); y al terminar mi pastoral con acólitos en Desamparados el 2016 se esfumó la posibilidad de hacer esa comedia, guardando el libreto, hasta que...
El 2017 comencé a hacer pastoral en el CAPU, y para la velada de Navidad del 2018 pensé en el libreto que hice y que ahora llevaría por título "Blanca Nieves y los siete cracks", y para ponerlo "en contexto PUCP", Ralph me sugirió que la manzana la lleve un traficante (que no es un "narco", como pensé al principio, sino una persona que vende comida en la Universidad de manera clandestina); ver la coyuntura política (estaba fresco el asilo de Alan García en la Embajada de Uruguay)... Ya tenía en mente a Andrea, catequista de confirmación (famosa por su carácter fuerte) para ser la Reina; y Paloma para Blanca Nieves; los demás personajes se cubrían con facilidad y eran convincentes. Pero... "es muy largo, los números no pueden durar mas de 5 a 7 minutos" (y esto duraba casi 20). ¿Que hicimos en esa velada de Navidad? Villancicos como en mis viejos tiempos de Desamparados.
Llegaba diciembre del 2019 y ya pensábamos en la Velada de Navidad del CAPU, "Manuel esta vez sale el teatro", me dije Angelmario muy animado. Pero habían dado pautas y temas para los números de la velada y "Blanca Nieves" no entraba en ese esquema. Otra vez a guardar el libreto. Sin embargo quedaba poco tiempo (la gente salía de exámenes y se venía la Navidad de los niños de San Juan de Lurigancho), y los temas para la velada eran un poco forzados; así, después de un tira y afloja salio el teatro, con las demás comunidades de CAPU.
Con todo, entre gallos y medianoche preparamos la presentación; pero no todos los actores podían ensayar, se cruzaban las actividades; y por si fuera poco "Blanca Nieves" me aviso 4 horas antes de la presentación que tenia un problema, y no iba a participar (a buscar reemplazo faltando dos horas)...  No se como, con apenas 10 minutos de ensayo, una utilería muy simple y muchas ganas el teatro salió. 
El éxito fue total: un "mate de risa" de principio a fin (dicen los grandes actores que hacer reír es más difícil que hacer llorar): la coyuntura de la Universidad, la política y algunos circunstancias mezcladas de manera mas o menos ordenada (al mismo estilo que hacíamos en nuestros scketch de "Goce" en mis tiempos de estudiante en la PUCP) enriquecieron la parodia del cuento de "Blanca Nieves" que no perdió su esencia y su trama. Nos divertimos y nos aplaudieron. Lamentablemente no se filmó, pero tomaron algunas fotos que comparto gracias a la cortesía del Facebook del CAPU.
Desde aquí agradezco a Andrea (la Reina, se lució, fue ella misma), Rossy (Blanca Nieves), Eric (el príncipe), Emerson, Juan y Aramiz (los cracks), Diego (sicario), Julio (traficante), Raphi (el narrador de cuentos de "una historia muy triste, con un final muy triste" porque se casó con la reina); ¡ah! y este servidor hizo el papel de "Espejo" (volví a actuar en la PUCP después de 26 años).
Aquella noche, después de los números hubo baile y sana alegría en el CAPU, me divertí mucho con los muchachos: era gracioso gracioso oírlos cantar "por que yo no quiero trabajar, no quiero ir a estudiar, no me quiero casar..."; la pasamos muy bien como si el mundo se fuera a acabar...

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En mi ultimo articulo del año pasado "Otro año que queda atrás" escribí, refiriéndome a la Velada de Navidad del Colegio "Hermano Anselmo María": "Aunque ese día no era la clausura del año escolar... esta actividad tenía un fuerte sabor a despedida y nostalgia..."; curiosamente ese mismo sentimiento lo tuve al día siguiente en la Misa de Navidad que presidió Mons. Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, y en la "Celebración de la Luz" que tiene la Universidad cada año por Navidad. Nadie sospechaba que el Covid 19 nos impediría vernos este año tanto en la PUCP como en el "Anselmo", tampoco sabemos cuanto durará esto.
Por ahora tenemos la Pastoral con los jóvenes de "San Tarcisio" de manera virtual, desde la tranquilidad de mi casa; pero no puedo negar que extraño compartir las reuniones y las misas con los muchachos, comer algo en la cafetería de artes, ya sea lo que venden allí o lo que compremos a un "traficante", tener la catequesis en el "Anselmo" y salir corriendo para irme a la PUCP y alcanzar la Misa de 1.10 p.m.; caminar por los jardines de la Universidad reflexionando o recordando mis tiempos de estudiante...
Hoy, que se me ocurrió escuchar villancicos, me entró un sentimiento de nostalgia por estos niños y jóvenes y ruego a Dios que, como ya otros han dicho, podamos pronto vernos, darnos un abrazo "y que no falte nadie".

miércoles, 25 de marzo de 2020

REFLEXIONES EN TIEMPO DE CUARENTENA

Hace algún tiempo pensaba que debería existir un "día de vagancia nacional", un día en el que no tengamos que hacer nada: ni estudiar, ni trabajar, ni hacer compras, si hubiera que ir a Misa que sea muy temprano para poder dedicarnos todo el día simplemente a descansar y a relajarnos, a "gozar de la vida"... Y ese día llegó pero multiplicado por quince (al menos por ahora), y no para todos, pues mientras la gran mayoría de la población debe estar en sus casas cuidándose del COVID 19, hay muchos compatriotas que están en primera fila en la lucha contra esta pandemia: profesionales de la salud, personal de limpieza de los hospitales, policías, fuerzas armadas, comerciantes de alimentos...
No hemos estado preparados para estos días de cuarentena: en los días previos yo estaba acompañando a un grupo de jóvenes del CAPU (Centro de Asesoría Pastoral Universitaria de la PUCP) en sus misiones largas en San Juan de Lurigancho, y ya comenzaba a recibir mensajes de que se acercaban tiempos difíciles por el coronavirus por lo que había que tomar precauciones; (sin pensarlo, aquellos dos días de salida me sirvieron como un "pequeño campamento" donde tuve la oportunidad de hacer muy buenos amigos, trepar cerros -el problema fue bajarlos- y escuchar sus testimonios... del cual volví muy agradecido, pero de eso hablaré en otro momento). Por otro lado, como ustedes saben soy Hermano Oblato de Nuestra Señora de la Soledad y nos preparábamos para la Clausura del Año Jubilar por el IV Centenario de la hechura del Santísimo Cristo del Descendimiento con una procesión y Misa Solemne en la Catedral de Lima, así como para la celebración de la Semana Santa (que en la iglesia de la Soledad se celebra con mucha intensidad); y de pronto se declaró el Estado de Emergencia, se pusieron restricciones a la asistencia a las Misas, se suprimieron las reuniones y procesiones, se anunció que se suprimen las procesiones y peregrinaciones de Semana Santa, y el domingo 15 se decreta el aislamiento social... Y siento como si hubiéramos venido manejando un vehículo a velocidad y nos hubiéramos estrellado contra la pared: de un momento a otro todo está paralizado, sin poder salir, en algunos casos sin saber que hacer en una casa en la cual por la estrechez uno se aburre fácilmente, para mucha gente que vive del "día a día" el golpe ha sido mas fuerte, ayer conversaba con un joven cuyo padre es pintor "¿qué vamos a hacer sin el subsidio de S/. 380.00 soles no nos ha tocado?"
Esta situación se parece mucho a la de un paciente que ha sido sometido a una operación muy difícil y la pregunta que se hace la familia es "¿cómo quedará?"; y es que hay muchas cosas inciertas: algunos dicen que el mundo no será igual que antes, que habrá que inventar nuevas formas de relacionarnos para evitar rebrotes; no sabemos si esta cuarentena se extenderá, cuando volveremos a trabajar, que pasará con la economía, con los estudios escolares y universitarios, con las actividades de la Iglesia, no sabemos cuando volveremos a ir a Misa, ni siquiera cuando podremos volver a confesarnos... Y que pasará con los que son trabajadores independientes, comerciantes, ambulantes, personas que prestan servicios... ¿Y los compromisos y actividades programadas? La verdad no lo sabemos.
Hoy solo nos queda colaborar quedándonos en casa; es difícil. Para muchos será motivo de descanso, de reencuentro familiar, de poner en orden muchas cosas; habrá quienes se mantendrán unidos a través de las redes sociales; para otros será tener un "arresto domiciliario": niños que necesitan jugar y que sus hogares son pequeños; en las familias que tienen que ingeniarse la manera de poder tener algo que comer, porque ni siquiera pueden salir a pedir ayuda.
Para los que tenemos fe es tiempo fuerte, que coincide con la cuaresma que nos obliga a hacer penitencia, de hecho esta situación es una penitencia mas fuerte que el ayuno y la abstinencia que observamos en estos días. Sin embargo me consuela ver como la Iglesia sale al frente: sacerdotes, religiosos y laicos al pie del cañón, algunos en los hospitales y otro llevando el Evangelio transmitiendo las misas por Internet; una Iglesia que vive y da testimonio de su fe, una fe que no se apaga, una fe que sigue dando vida.
"Dios dispone de todo para bien de los que le aman" (Romanos 8). siempre he repetido esta frase y lo hago con fe, aun en medio de esta incertidumbre de no saber que pasará; pero la fe me mueve a creer en Dios que ama a la humanidad, que en medio de esta pandemia que nos ha sorprendido a todos, Él sacará un bien para todos sus hijos y para la humanidad. 
"Tengo esperanza en la humanidad. Vamos a salir mejores", (Papa Francisco). Que así sea.