"En un lugar de la mancha
de cuyo nombre no quiero acordarme,
no ha mucho que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero
rocín flaco y galgo corredor
una olla de mas vaca que carnero..."
(Ya no me acuerdo mas)
Con estas palabras comienza la obra más famosa de la literatura española: "Don Quijote de la Mancha"; y la recuerdo con bastante exactitud porque, estando en tercer año de secundaria, en el Colegio Nacional "Hipólito Unanue", hace casi treinta años en estas mismas fechas, nuestro profesor de Literatura, Manuel Vélez Amaya, nos mandó a leer esta obra, a la cual le ponía mucho interés y muchísima pasión.
Aquella vez no fue mi primer contacto con "Don Quijote": si la memoria no me falla, debo haber leído una adaptación para niños (bueno, de niño llegaban a mis manos varios libros, entre ellos "La vuelta al mundo en ochenta días", "Romeo y Julieta" y "La Divina Comedia", ésta última fue una versión adaptada que me regalaron en la Navidad de 1980 o 1981). Más o menos, a comienzo de la década de 1980, mi mamá compró la versión completa de "Don Quijote", con un empastado de lujo y grabados de Gustavo Doré, que aún conservamos en casa.
Pero el más acercamiento que más recuerdo de esta obra se produjo el Sábado 13 de Noviembre de 1982 a las 3.00 p.m. (ya me imagino la cara que habrá puesto usted, amable lector, al darse cuenta de la precisión con que recuerdo la fecha, esto no es difícil: ese día, horas más tarde, se casaba una de mis tías). Y el contacto no se produjo con un libro sino en la televisión, en unos dibujos animados de la televisión española, que transmitía Canal 7 y que veíamos en un televisor blanco y negro.
Sobre la historia de producción realizada en 1979 pueden revisar http://www.quijote.tv/. Por mi parte les puedo decir que hacían atractiva e interesante esta obra literaria y les confieso que más recuerdo lo que vi en aquellos dibujos que lo que leí. Será por ello que, cuando tuvimos que leerlo en el colegio me resultaban familiares varios nombres y escenas de la historia: la Princesa Micomicona, el Yelmo de Mambrino (que era en realidad una bacía), las piruetas que Don Quijote hizo por su amada Dulcinea, el manteo que sufrió Sancho Panza, el "bálsamo de Fierabrás" (con su genio que canta: "¡Bálsamo, bálsamo, bálsamo de Fierabras" y que pueden oir aquí)...
No es la primera vez que muchos hemos tomado contacto con la literatura universal a través de los dibujos animados: recuerdo que, por el año 1978 transmitían en Canal 4 (América televisión) una versión adaptada de "El Conde de Montecristo", y años antes en Canal 5 (Panamericana televisión) "Las famosas aventuras de Mister Magoo", donde el famoso viejito cegatón interpretaba a los personajes de historias como "Cyrano de Bergerac", "Moby Dyck", o "El Conde de Montecristo" (más recuerdo a Mister Magoo por sus "famosas aventuras", en las que su rostro parodiaba a "La Gioconda" de Leonardo Da Vinci, que por los otros dibujos animados).
Siempre es un gran acierto que algunas de estas grandes obras de la literatura se adapten para la televisión en dibujos animados pensando en los niños de ayer y de hoy (me viene a la mente la parodia del "Barbero de Sevilla" que hizo la Warner Bross con Bugss Bunny como "Fígaro"). En algunos casos despertarán nuestro interés por leer la obra original y, en otros casos, nos la harán más amena.
Hoy en día en que la televisión está invadida por romances de jovencitos que aparecen en programas de "concurso" (?) o de escándalos de personas vinculadas a la "farándula", vale la pena apostar por espacios que nos diviertan y nos culturicen. La "televisión cultural" no tiene porque ser aburrida, ni limitarse solo a documentales de animales, de la National Geographic o del Discovery Channel. Programas como "A la vuelta de la esquina", "Sucedió en el Perú" o "Costumbres", son una muestra de que en el Perú, con "un poco de imaginación y otro poco de fantasía" se puede hacer buena televisión al alcance de todos los gustos y todas las edades.
Aquella vez no fue mi primer contacto con "Don Quijote": si la memoria no me falla, debo haber leído una adaptación para niños (bueno, de niño llegaban a mis manos varios libros, entre ellos "La vuelta al mundo en ochenta días", "Romeo y Julieta" y "La Divina Comedia", ésta última fue una versión adaptada que me regalaron en la Navidad de 1980 o 1981). Más o menos, a comienzo de la década de 1980, mi mamá compró la versión completa de "Don Quijote", con un empastado de lujo y grabados de Gustavo Doré, que aún conservamos en casa.
Pero el más acercamiento que más recuerdo de esta obra se produjo el Sábado 13 de Noviembre de 1982 a las 3.00 p.m. (ya me imagino la cara que habrá puesto usted, amable lector, al darse cuenta de la precisión con que recuerdo la fecha, esto no es difícil: ese día, horas más tarde, se casaba una de mis tías). Y el contacto no se produjo con un libro sino en la televisión, en unos dibujos animados de la televisión española, que transmitía Canal 7 y que veíamos en un televisor blanco y negro.
Sobre la historia de producción realizada en 1979 pueden revisar http://www.quijote.tv/. Por mi parte les puedo decir que hacían atractiva e interesante esta obra literaria y les confieso que más recuerdo lo que vi en aquellos dibujos que lo que leí. Será por ello que, cuando tuvimos que leerlo en el colegio me resultaban familiares varios nombres y escenas de la historia: la Princesa Micomicona, el Yelmo de Mambrino (que era en realidad una bacía), las piruetas que Don Quijote hizo por su amada Dulcinea, el manteo que sufrió Sancho Panza, el "bálsamo de Fierabrás" (con su genio que canta: "¡Bálsamo, bálsamo, bálsamo de Fierabras" y que pueden oir aquí)...
No es la primera vez que muchos hemos tomado contacto con la literatura universal a través de los dibujos animados: recuerdo que, por el año 1978 transmitían en Canal 4 (América televisión) una versión adaptada de "El Conde de Montecristo", y años antes en Canal 5 (Panamericana televisión) "Las famosas aventuras de Mister Magoo", donde el famoso viejito cegatón interpretaba a los personajes de historias como "Cyrano de Bergerac", "Moby Dyck", o "El Conde de Montecristo" (más recuerdo a Mister Magoo por sus "famosas aventuras", en las que su rostro parodiaba a "La Gioconda" de Leonardo Da Vinci, que por los otros dibujos animados).
Siempre es un gran acierto que algunas de estas grandes obras de la literatura se adapten para la televisión en dibujos animados pensando en los niños de ayer y de hoy (me viene a la mente la parodia del "Barbero de Sevilla" que hizo la Warner Bross con Bugss Bunny como "Fígaro"). En algunos casos despertarán nuestro interés por leer la obra original y, en otros casos, nos la harán más amena.
Hoy en día en que la televisión está invadida por romances de jovencitos que aparecen en programas de "concurso" (?) o de escándalos de personas vinculadas a la "farándula", vale la pena apostar por espacios que nos diviertan y nos culturicen. La "televisión cultural" no tiene porque ser aburrida, ni limitarse solo a documentales de animales, de la National Geographic o del Discovery Channel. Programas como "A la vuelta de la esquina", "Sucedió en el Perú" o "Costumbres", son una muestra de que en el Perú, con "un poco de imaginación y otro poco de fantasía" se puede hacer buena televisión al alcance de todos los gustos y todas las edades.