lunes, 24 de agosto de 2009

SEÑOR, ¿A QUIEN IREMOS?


Jesús dijo entonces a los Doce:
-«¿También ustedes quieren marcharse?».
Le respondió Simón Pedro:
-«Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.»
Juan 6, 68-69

Jesús ha hablado de comer su carne como Pan de Vida eterna, de beber su Sangre como bebida de salvación. Los judíos no conocían, como nosotros, el sacramento de la Eucaristía, y aquello les resultaba sumamente escandaloso: ellos pensaban que Jesús les hablaba de practicas de antropofagia (canibalismo), y aquello de beber sangre les resultaba tremendamente repugnante, ya que desde los tiempos de Moisés tenían prohibido ingerir sangre pues, por un lado, les recordaba a los sacrificios humanos que practicaban los paganos y, por otro, tenían la idea que "la vida residía en la sangre", por lo que "comer sangre" era lo mismo que "comer la vida" de una persona o un animal. La Comunión del Cuerpo y la Sangre de Cristo, que para los católicos, es una de las experiencias mas grandes de nuestra vida de fe, les resultaba inaceptable a los judíos. Y frente a lo inaceptable, a lo incomprensible, a lo escandaloso, la solución mas fácil es marcharse. Eso hicieron con Jesús.
Este Evangelio no ha pasado de moda ¿Han visto cómo se ataca a la Iglesia cuando habla de temas como el aborto, el divorcio u otros temas candentes?: "La Iglesia debe ponerse al día", "La Iglesia está contra la libertad de las personas", "Son argumentos de sectores conservadores", etc. Claro, como mucha de la gente que ataca a la Iglesia dicen creer en Dios "a su manera", es más fácil atacar a la Iglesia y no directamente a Dios, pues para ellos lo importante es "amar a Dios y al projimo", "no robar y no matar". ¿No será que se han inventado un Dios a su imagen y semejanza, que piense como ellos, actúe como ellos y que apruebe todos sus actos?
La Iglesia es la Esposa de Cristo, el Cuerpo de Cristo. No enseña "su verdad", sino la verdad de Jesucristo. Y esa verdad tiene que enseñarse de acuerdo a las exigencias del momento presente. No se puede cambiar la verdad, para hacerla mas "aceptable", pues eso muchas veces implicaría traicionar a Jesucristo y al Evangelio.
Jesús nunca jugó con la verdad. La dijo aunque le costó que muchos de sus discípulos se fueran. ¿Se imaginan ustedes el dolor del Corazón de Cristo, Corazón de Dios y de hombre, cuando muchos de sus amigos, de sus discípulos, de aquellos que lo seguían con ilusión, se fueron, escandalizados, al oir hablar de comer su Carne y beber su Sangre? Es muy doloroso cuando nuestros amigos se alejan por algo que hicimos o dijimos, y más aún si no nos comprenden. Pero Jesús no cambió sus palabras, se mantuvo firme aunque se vayan sus discípulos; no podía traicionarse a sí mismo.
"Señor, ¿a quien iremos?, Tú tienes palabras de vida eterna". En medio de todo este conflicto se quedan pocos, quizás desconcertados, confundidos, pero con un acto de confianza que va mas allá de la razón. Yo creo que para confiar de ese modo en Jesucristo, hay que quererlo con todo el corazón; una fe demasiado "cerebral" o "intelectual" sólo busca argumentos que convenzan a la inteligencia y me asusta la posibilidad de saber muchas cosas de Dios (Biblia, catecismo, teología), pero tener el corazón ateo.
A lo largo de la historia muchísima gente ha cambiado su vida y su forma de pensar, han aceptado las "palabras escandalosas" de Jesús, porque antes sus corazones se han dejado conquistar por Él. Y ese cariño por Jesús hace que un pecador se convierta en santo, un perseguidor en apóstol, un ambicioso por las glorias temporales en un misionero incansable, un hombre corrompido por el pecado en un martir de Cristo.
"Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios". Sólo en ti Jesús podemos confiar, en ti podemos creer, aunque nos resulte difícil, aunque a veces los argumentos para confiar sean atacados con fuerza.
En ti podemos confiar porque eres nuestro Amigazo del alma. Porque ponemos en ti nuestro corazón.

Nota: No escribo nada nuevo, de hecho los que han asistido a Misa el Domingo pasado habrán escuchado estas ideas de alguna manera y no hago mas que sintetizar lo que he escuchado. Pero lo escribo pensando en algunos de mis lectores que se escandalizan en las palabras de Jesús, con la esperanza de que algún día lo vuelvan a querer como cuando eran niños.

miércoles, 12 de agosto de 2009

AMIGOS PARA SIEMPRE


En una entrada anterior hacía memoria de algunas fechas importantes en mi vida. Una de ellas es el día de la graduación de mi Promoción 1994-1 “Dr. Luis Hernández Berenguel y Dr. Humberto Medrano Cornejo” de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Durante 3 horas y media tuvimos una ceremonia, en la que vestidos de togas y birretes, recibíamos medallas y diplomas, escuchábamos los discursos de dos integrantes de la promoción, los padrinos y el Decano, las reseñas y aplausos para cada uno de los mas de 100 integrantes que la integramos. Aquella noche nos despedíamos “formalmente” de la Universidad (digo “formalmente” porque al día siguiente varios integrantes de la promoción tenían que matricularse por un semestre mas, ya que debían algunos cursos; por supuesto, el cuentazo que metieron a sus papás para explicar una matrícula al día siguiente de la graduación era que se trataba de “cursos de especialización”).
Recuerdo que después de la entrega de medallas pasaron un video de nuestra “vida estudiantil”. En ese video no se vio ninguna escena de nuestros estudios, sino de nuestra diversión: las Olimpiadas de la Facultad de Derecho, en las que participamos desde 1990 a 1993. Como lo dije en otra entrada cada promoción (cada ciclo de estudios) éramos un gran equipo, y teníamos un nombre, muchas veces en doble o triple sentido y no apto para menores. Eran días, después de los exámenes parciales del segundo semestre, en los que la facultad estaba de fiesta: teníamos la inauguración que consistía en un desfile (obviamente disfrazados para la actuación que vendría después) desde la Facultad hasta el campo deportivo, donde presentábamos un scketch en el que parodiábamos la realidad nacional, a nuestros profesores, a nuestra facultad, al derecho mismo, y a todo cuanto podía parecernos “ridiculizable”; así pues, hicimos parodias de la vida de un profesor, de la coyuntura de Alan García y el BCCI (año 1991), de la película de Aladino y la lámpara maravillosa, y de todo lo que en el contexto de ese entonces podía llamar la atención. Y allí compartíamos el trabajo para la presentación: chicas que se encargaban de la utilería y el vestuario, compañeros que se dedicaban a grabar las voces y los “efectos especiales”, y la gran mayoría a actuar (una vez llegamos a ser casi 80 actores en escena, solo de mi promoción). Allí tuve la oportunidad de actuar junto a Salvador del Solar, Gonzalo Quijandría, Beatriz Llanos, quienes fueron mis compañeros de clase. Después del desfile venían 15 días de campeonatos, en los cuales salíamos rápidamente de clases para ir a hacer barra a nuestra promoción; un sábado o domingo era la gymkhana (para el “nudo de guerra” poníamos a la gente, hombres y mujeres, mas fortachona para jalar la soga y ganábamos), la maratón (recuerdo que una vez me mandaron a verificar el paso de los corredores en la Plaza La Bandera); y al final, en la clausura un último scketch, la premiación y el baile (allí aprendí a ir a una fiesta y llegar a mi casa de madrugada, sobrio por si acaso). Y en esas olimpiadas fuimos dos veces campeones, viví la experiencia del triunfo, del ser ganador, de compartir y ser un solo hombre para ganar y también para perder.
Aquel video que vimos en nuestra graduación es quizás lo que mas recordemos todos los de mi promoción. Es verdad que hemos tenido maestros ilustres, compañeros que en las aulas destacaban por su participación (tanto las que eran acertadas, como las que eran dignas de risa), que hemos compartido trabajos, exposiciones y debates. Pero fue en las Olimpiadas de Derecho donde aprendimos a ser amigos, a ser nosotros mismos, a mostrar nuestras cualidades artísticas, deportivas, a mostrar que los abogados somos mas que leyes, a reírnos de la vida y de nosotros mismos. Como música de fondo de ese video se puso la canción “Amigos para siempre” que cantaron José Carreras y Sarah Brightman en la clausura de las Olimpiadas de Barcelona de 1992, que arrancó mas de una lágrima a varios de nosotros.
Yo tuve la oportunidad de entablar amistad con muchos compañeros de estudios, y, a pesar de que el tiempo y la vida hizo que cada quien tome su propio camino, he sentido en muchas ocasiones que esa amistad es para siempre: he estado en varios matrimonios, fui acólito y testigo en uno de ellos, he compartido la mesa con su familia, les he escuchado en sus momentos de dificultad, les he pedido ayuda para los Acólitos de mi parroquia y me han respondido, nos hemos saludado y alentado a través del Internet… y todavía quedan pendientes muchas cosas mas.
El Domingo pasado ofrecimos la Misa de 12 por la gente de GOCE, por los que estamos todavía por acá y por Duncan Masson que desde el año pasado se fue al cielo. Allí encomendé, junto con los Acólitos con quienes ayudamos la Misa a los amigos que conocí y que guardo en el corazón, a los que compartí clases, estudios, y diversiones. Algunos de ellos gente de renombre (un actor, dos periodistas y un congresista), la gran mayoría abogados; a la gente que me dio el regalo de su amistad y a los que ahora recuerdo con cariño. Amigos para siempre.
¡Ayayay! ¡Sube, baja, Goce!