En
estos últimos días de Adviento la preocupación de los coros de las parroquias e
iglesias es ver que se va a cantar en la Misa de Nochebuena. La Misa de Nochebuena
(más conocida como “Misa de Gallo”) celebra el misterio del nacimiento de Jesús,
proclamándose el capítulo 2 del Evangelio de San Lucas.
Y,
por ser una celebración muy concurrida (al igual que las misas del Domingo de
Ramos y del Jueves Santo), hay que tener un cuidado muy particular en lo que se
va a cantar porque, con tantas canciones navideñas que se oyen por todas
partes, se corre el riesgo de utilizar cantos que “están de moda” y no dicen
nada sobre el nacimiento de Jesús.
Por
otro lado, hay que reconocer que, de alguna manera, los fieles que asisten a
una celebración “están a merced” de la voluntad de los gustos del Director de
Coro o del Párroco de turno, quienes muchas veces no tienen buen gusto o ni
buena formación litúrgica y musical.
Entonces
¿Qué cantar?
Algunos
recurrirán a los cantos de años anteriores (a veces escogidos sin más criterio
que el gusto del encargado), otros más bien preferirán cantar cantos nuevos,
otros buscarán “cantos con mensaje” (en estos días hay muchos mensajes muy
buenos, pero “La Navidad es Dios recién nacido”)…
Por ello es bueno considerar algunos criterios y sugerencias:
* Lo
fundamental es que TODA LA COMUNIDAD celebre con el canto el misterio del
Nacimiento de Jesús. En ese sentido hay que considerar que a la Misa de
Nochebuena viene todo tipo de gente, y de todas las edades; por hay que tener
cuidado de no convertir esta celebración en una liturgia infantil (escuchar en
estos días a tantos coros de niños como “Los Toribianitos” nos dan esa idea),
si bien es cierto que un coro de niños hace muy bonito para esta misa, no es la
única ni la opción preferente.
* Habría
que revisar bien que se ha cantado en años anteriores, como se ha cantado y cuál
ha sido la respuesta de la comunidad: ¿los fieles cantaron? ¿sólo escucharon?, ¿creo
un clima de oración? ¿O solo fue un espectáculo bonito que “emocionó” a los
fieles? Recuerdo alguna Misa de Gallo en la que, después de la Comunión el coro
(compuesto mayormente por niños) entonó “Que canten los niños, que alcen la voz…” muy bonito, muy emocionante, pero… ¿Y
qué tenía que ver con el nacimiento de Jesús?
* No
todos los cantos o villancicos son apropiados para la liturgia. Muchos de ellos
han llegado a nosotros como parte del repertorio popular y han sufrido retoques
en el tiempo (recuerdo mucho haber escuchado cantar el “Burrito sabanero” durante la Comunión de una Misa de Gallo). Por
ello escojan los que más ayuden a la celebración del misterio, los demás habrá
que dejarlos para los recitales o reuniones navideñas que abundan estos días.
* No
hay que tener miedo de recurrir al riquísimo repertorio tradicional: hay muchos
cantos que ya forman parte de la tradición navideña de nuestras comunidades, y
el conservarlos año tras año de alguna manera nos hace sentir en comunión con
tantos hermanos nuestros que, en años anteriores, celebraron con esas piezas
musicales la Navidad. Personalmente pienso que el “Adeste fideles”, y el “Noche de paz”, no deben faltar en la Misa de Nochebuena, pero sin hacerle
alteraciones en ritmos o letras, que en lugar de embellecer estos cantos, mas
bien los adulteran. Tampoco hay que tener miedo de los cantos en latín (el
argumento de que “nadie entiende” es una verdad a medias, ya que muchas veces oímos
a la gente cantar en otros idiomas y no se hacen problema por eso), para lo
cual es conveniente dar a los fieles las letras con sus respectivas
traducciones (por experiencia les digo que eso da buenos resultados).
* Un
detalle que puede parecer secundario o pasa desapercibido: tengamos presente el
lugar de la celebración: no es lo mismo tener una Misa en un templo moderno, en una comunidad campesina, en un templo colonial o antiguo. Recuerdo que
hace unos años asistí a una misa en un templo barroco: la misa se cantó con guitarra; y, valgan verdades, se sentía que esa
instrumentación “desentonaba” con el templo que, por todo el arte que tiene, casi
exige el uso del órgano (¿no se han dado cuenta que, en los reportajes a lostemplos antiguos suelen poner, como música de fondo, polifonía sagrada o música
de órgano?); asimismo recuerdo una ceremonia del Viernes Santo en un templo colonial de Lima donde se utilizó el canto gregoriano, y polifonía
clásica, y la verdad, la música y el templo se complementaban.
* No
todo tiene que ser “palabreo”; también habría que apelar a la música
instrumental, que bien ejecutada puede crear un clima de recogimiento en el “ofertorio”
de la Misa o después de la Comunión.
Una
palabra final a aquellos que tengan talento para componer letra o música: creen
cantos para la liturgia, que ayuden a celebrar el misterio a la Iglesia, que lo
pueda entonar la comunidad cristiana (y no solo el coro de jóvenes). Hay tantos
poemas de Navidad (los de Lope de Vega por ejemplo) e Himnos de la Liturgia de
las Horas que esperan que hayan personas talentosas que les pongan música. No
tienen que ser necesariamente del estilo del barroco, cada quien puede, con su
arte y con su estilo, crear música para orar con ello (se me viene a la mente la versión musicalizada de la antífona del Domingo de Ramos "Al entrar el Señor en la ciudad santa" que compuso con mucho acierto mi amiga Rossana Morales y que forma parte del repertorio tradiconal de Semana Santa de la parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados).
En
Navidad todos nos alegramos por el nacimiento de Jesús. Se trata de cantar el
Misterio, de celebrar el misterio. En estos días se dan demasiados mensajes con
buenos deseos de unión, de solidaridad, de paz, de amor… Todo eso, insisto,
está bien, pero esos buenos deseos también deben tenerse todo el año. Que, en
estos días, la Iglesia diga, en los cantos, la gran noticia que se dijo en
Belén hace mas de dos mil años: “Hoy nos
ha nacido el Salvador: el Mesías, el Señor”.
Lo
demás es secundario.