viernes, 12 de abril de 2019

IN MEMORIAM, MAESTRA TERESA MORAN

Querida maestra:

¡Cuántos recuerdos guardamos de usted!
La vi por primera vez conversando en el patio del Colegio "Hipólito Unanue" con el profesor Gamaniel Palomino, venía para reemplazar al profesor Osorio Rojas del curso de geografía. Como la ví con el rostro serio, pensé que usted sería muy exigente y posiblemente la íbamos a pasar mal. ¡Qué gran equivocación! Nos encontramos con una gran Maestra.
Usted nos enseñó Geografía en segundo año e Historia del Perú en quinto. En sus clases, junto con los temas del curso, había una gran dosis de alegría y entusiasmo; y junto con la materia del curso, nos daba lecciones para la vida. ¡Cómo olvidar su paciencia y buen humor para soportar nuestras palomilladas! ¿Recuerda cuando, en el curso de historia, usted decía "En mis tiempos..." y nosotros, le interrumpíamos exclamando "Uuuuuuuu..." (como quien dice, de que siglo nos hablará)? Y en lugar de enojarse, sonreía y nos seguía la broma "En mis tiempos arcaicos, antiguos y prehistóricos..." y continuaba con su clase. O aquella vez en que había un partido de voley de Perú, a la misma hora de su clase, y mientras usted dictaba con mucha calma, Armando Sánchez anotaba en la pizarra cada punto que obtenía la selección, celebrando al final el triunfo de las chicas de voley.
Hay una lección que recuerdo mucho: usted dijo que, cuando se encuentra con sus ex alumnos, les pregunta ¿a qué te dedicas? Si el joven le dice que estudia o trabaja (aunque sea algo muy humilde) usted se siente orgullosa de él, porque hace algo por la vida; pero si le dice que no se dedica a nada, entonces le preocupa, porque es una vida estéril, sin sentido, un vago. Estas palabras me han servido, no solo para mi propia vida, sino que se han convertido en la pregunta básica que le hago a toda persona que ha conversado conmigo con la intención de ser Hermano de Nuestra Señora de la Soledad, por ello, si la persona me dice que hace algo, va por buen camino; pero, si no se dedica a nada, mis palabras son "primero estudia o trabaja de lo que sea; después hablamos".
Cuando fuimos sus alumnos el respeto y el cariño fue mutuo, no la recuerdo enojada; pero cuando pasábamos a ser ex alumnos, ese respeto y aprecio se multiplicaba: usted nos reconocía por nuestro apellido y promoción; para usted hemos sido jóvenes inquietos, pero nunca malos. Supo lidiar y corregir nuestras travesuras, con firmeza, pero con alegría. Todos la queríamos.
Ente tantas cosas que nos contaba fuera de la clase, nos dijo es, además, arqueóloga de profesión, y que le gustaba el baile. Resultaba gracioso que, siendo arqueóloga, se llevara tan mal con las arañas; y aquella vez en que, por llevar el hábito del Señor de los Milagros, no pudo bailar en un cumpleaños "y había venido una orquesta de Ica".
Usted era Unanuina de corazón, amaba a nuestro "HU", conocía su historia, a sus colegas: nunca habló mal de ninguno, y más bien nos hacía comprender las "particularidades" de alguno de ellos. Nos contó que, cuando nuestro recordado Director Nicanor Castañeda Guerrero estaba enfermo de gravedad, usted le prometió que iría todos los años al Colegio a gritar, con "alma, corazón y vida" (como lo dije en alguna ocasión) nuestra ya famosa arenga "Siempre la H, siempre la U, nadie le gana al HU". Y así lo hizo mientras Dios le dio salud y vida.
La madrugada del Domingo 7 de abril Usted fue a los brazos de Dios. Supe que tuvo una enfermedad que la tuvo muy delicada, alguna vez dijo que estaba "amarilla como los Simpson". Hasta en eso sabía sonreír y bromear. Y desde el cielo ruegue por nosotros, por su familia, por sus muchos amigos y "abuelos cuenta cuentos" que la recuerdan con cariño. De paso también por mi.
Hoy Viernes de Dolores la recuerdo con cariño, pues cuando supo que soy Hermano Oblato de Nuestra Señora de la Soledad, sabía que me había puesto bajo el manto de la Virgen de los Dolores, la misma que lleva su mismo nombre: Teresa Dolores. Sepa usted que hoy, cuando en la iglesia de la Soledad cante la versión española del "Stabat Mater Dolorosa", la encomendaré, no con dolor, sino con la alegría que usted siempre tuvo y nos enseñó.

Gracias Maestra Teresa Dolores Morán Euribe. Que Dios la recompense.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Gracias, Manuel. Muy lindas palabras y me doy cuenta que conocías a mi tía tal cual la recordaré siempre.

Anónimo dijo...

Si así exactamente era ella, llena de alegría y paciencia, excelente educador, su pasión antropología e incondicial amiga. ♥️