martes, 20 de abril de 2010

SER IGLESIA EN TIEMPOS DIFICILES


Soy un hijo de la Iglesia, convencido y feliz de serlo: aquí está Jesucristo y aquí lo podemos encontrar. Amo a la Iglesia, a la jerarquía (Papa, Obispos, sacerdotes), a los religiosos y a los "simples laicos" y busco estar en comunión con todos, aunque esto sea difícil muchas veces y tenga discrepancias y tensiones con algunos de los hijos de la Iglesia.
Y por eso me duele en el alma cuando salen noticias que sacan a la luz los pecados de los sacerdotes y buscan implicar en ellos a la jerarquía, incluso al Papa. ¡Ojalá esos pecados no existiesen! ¡Ojalá solo fueran calumnias y chismes mal intencionados! Lamentablemente hay casos en que son verdad ¡Aunque sólo fuera uno! Y sufro por ellos, porque son mis hermanos, porque los pecados de los hijos de la Iglesia (sean los pecados que sean) hacen menos creible el Evangelio. Esta situación nos hace sufrir: sufre la jerarquia, porque no es fácil para un Obispo actuar cuando se entera de un abuso sexual cometido por uno de sus sacerdotes; sufrimos los fieles al ver que uno de nuestros sacerdotes ha pecado (y cuanto mas deben sufrir los fieles de la comunidad donde este sacerdote tenia ministerios); y sufren, sobrtetodo, las víctimas de los pecados: (¡ellos también son Iglesia, tanto como la jerarquía!) quienes se sienten traicionados por quienes debían ser imagen de un Dios que es Padre de todos. Me duele cuando veo que se convocan a una marcha en la puerta de la Nunciatura Apostólica acusándo a nuestros sacerdotes de pedófilos y a la jerarquía de encubridora (eso es lo que nos muestran sus afiches) y los que lo apoyan dicen "vamos a proteger a nuestros niños" (?).
Y mi dolor aumenta cuando veo que, ante la decisión del Tribunal Constitucional que da la razón al Arzobispado de Lima en su litigio con la Pontificia Universidad Católica (¡la Universidad donde yo estudié!), se exacerban los ánimos en contra del Arzobispo de Lima y también contra la Iglesia. Y es que se está mezclando el problema jurídico (lo que dice el testamento de Riva Agüero) y la antipatía que puedan tener algunas personas hacia el Arzobispo de Lima. Yo sé que en materia jurídica hay cosas que pueden ser discutibles; y entiendo que hay gente (Obispos incluidos) que nos pueden caer simpáticos o antipáticos. Pero no puedo entender como somos tan inmaduros para no distinguir entre una cosa y otra; para aprovechar esta circunstancia para atacar a la Iglesia.
Y me duele cuando leo los comentarios de estas noticias a través del internet, tanto de uno y otro bando; cuando veo que alguno de mis amigos asistirá a la marcha en la puerta de la Nunciatura para protestar contra la Iglesia; cuando varios de mis amigos en el facebook defienden la postura de la Universidad Católica atacando al Arzobispo y a la Iglesia. Me duele porque soy hermano de todos ellos: de los que defienden a la Iglesia y a sus pastores y de los que quisieran verla destruida: ¡Jesús vino para salvarnos a todos y hacer que todos seamos hermanos!
¡Qué dificil es ser Iglesia en estos tiempos! Y sin embargo es ahora cuando no debemos temer, cuando debe resonar en nuestros corazones las palabras de Jesús: "El poder del infierno no derrotará a la Iglesia" (Mt. 16, 13-19), pero no debemos leerla estas palabras en clave triunfalista (como cuando prometemos vengarnos de un enemigo, diciendo "ya verás, tu fracasarás"), sino en clave de confianza en Jesús que no nos abandona "Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo" (Mt. 28, 20).

¿Qué nos queda a los católicos?
Creo que lo fundamental en estos momentos es orar y volver al Evangelio. Orar por la Iglesia y por sus enemigos, por la jerarquia y los laicos, los pecadores y las víctimas. Pero también volver al Evaneglio: ¿no será esto una llamada del Señor para ser más humildes, servidores de nuestros hermanos, para tomarnos en serio las Bienaventuranzas (Mt. 5, 1-12) y el mandamiento de amarnos unos a otros (Jn, 13, 34)?

Les propongo dos textos para meditar:
* De San Ignacio de Antioquía en su Carta los Romanos que dice: "Lo que necesita el cristianismo cuando es odiado por el mundo, no son palabras persuasivas, sino grandeza de alma"
* "Oración en tiempos de pederastia", que pueden leerlo en http://blogs.21rs.es/lamet/2010/03/26/oracion-en-tiempos-de-pederastia/

Que, en estos tiempos difíciles para la Iglesia, tengamos el corazón de Cristo para actuar como auténticos discípulos suyos.

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