sábado, 8 de mayo de 2010

MADRE Y PATRONA DE ESTA PARROQUIA

Hoy, sábado anterior al segundo Domingo de Mayo se celebra, en Valencia, España, la Solemnidad de Nuestra Señora de los Desamparados. Allí nació esta devoción en el siglo XIV, cuando, gracias a la iniciativa del P. Jofré, Mercedario, se establece un hospital para enfermos mentales que se puso bajo la protección de la Virgen de los Santos Inocentes y Desamparados; y se estableció una cofradía que daba sepultura a los que habían muerto en estado de abandono, poniendo sobre la tapa del ataúd la imagen de la Virgen yacente (de ahí que en la imagen original aparezca con la cabeza ligeramente doblada hacia adelante), que ponían de pie para las reuniones de la cofradía. La imagen lleva un niño Jesús con la cruz en la mano izquierda y en la derecha una azucena como símbolo de la pureza de la Virgen.

Esta advocación llegó a Lima en la época de la colonia. En 1629, un valenciano, Bartolomé Calafe, queriendo recordar a la patrona de su pueblo, pidió al Cabildo de Lima que le concediera el terreno de la plazuela que estaba a la entrada del puente de piedra, (en lo que hoy es el jardín del Palacio de Gobierno), para construir una ermita a la Virgen de los Desamparados. Allí se levantó una capilla muy pobre en la cual había un altar al fondo, unas gradas de adobe y un cuadro de lienzo de la Virgen de los Desamparados. En 1636 se organiza en este lugar una Cofradía destinada a enterrar a los muertos ajusticiados.

Muerto Bartolomé Calafe en 1653, su hija Ursula cedió el dominio de la capilla a la Compañía de Jesús. En 1658 el P. Francisco del Castillo, jesuita limeño, tomó posesión de la Capilla y comenzó la construcción de una iglesia. El P. Del Castillo tuvo la idea de cambiar el cuadro de Nuestra Señora de los Desamparados por una imagen de bulto. Es así que, al ver en el oratorio de doña Ursula Calafe una imagen de la Virgen del Pilar le pareció que ésta podía ser adaptada a nueva advocación, para lo cual la llevó al escultor Tomás de la Parra, quien hizo la adaptación "con tanta perfección y hermosura que parecía que los Ángeles la habían hecho". Esta es la imagen que hasta hoy se venera en el Templo de Nuestra Señora de los Desamparados en Breña. La imagen fue llevada a la iglesia de San Pablo (hoy San Pedro) hasta que fue trasladada solemnemente a su templo el 17 de diciembre de 1660. El día de su traslado el platero Diego Asencio recibió el favor de Nuestra Señora de recobrar poco a poco la vista, por lo que en agradecimiento le labró un cetro de oro y brillantes.

En esta iglesia el P. Del Castillo ejercitaba su apostolado con los desamparados de Lima: los esclavos negros a quienes dedicaba su tiempo para administrarles los sacramentos. Aquí también nació la práctica de la Meditación de las Siete Palabras de Cristo en la Cruz, en aquel entonces el P. Del Castillo proponía la meditación de estas palabras el Viernes Santo ante la imagen del Santo Cristo de la Agonía que se venera en nuestro Templo Parroquial de Breña (entrando a la mano izquierda). Esta meditación posteriormente se convirtió en el tradicional "Sermón de las tres horas" ejercicio piadoso que fue extendido por el P. Alonso Messía, S.J.

Un gran devoto de Nuestra Señora de los Desamparados fue don Pedro Fernández de Castro, Conde de Lemos, XIX Virrey del Perú, de quien cuentan sus biógrafos era un hombre muy piadoso, su confesor era el P. Del Castillo, y se dice que barría el templo y hasta tocaba el órgano en las misas. Ante la necesidad de tener una iglesia más grande para acoger a los devotos, se inició la construcción de un nuevo templo en 1669, colocándose en la primera piedra un cofrecito con las imágenes de Nuestra Señora de los Desamparados y de San José, que sería el nombre que llevaría en adelante. Con la ayuda del Conde de Lemos (quien seleccionaba los materiales de construcción, visitaba diariamente la obra y hasta trabajaba como albañil) se inauguró el templo el 30 de Enero de 1672. El P. Del Castillo murió en Lima el 11 de Abril de 1673 y su cuerpo está enterrado en la iglesia de San Pedro, junto a la cruz del Baratillo.

El templo fue destruido en el siglo XIX por un terremoto, por lo que fue necesario edificar uno nuevo que fue inaugurado el 9 de Mayo de 1897.

Ante el deseo del gobierno peruano de ampliar los jardines del Palacio de Gobierno, se procedió a demoler el Templo y, en compensación, se construyó el actual templo que está en la cuadra 12 de la Av. Venezuela, colocándose la primera piedra el 16 de Abril de 1940 e inaugurándose el 1 de Enero de 1945.

Antes de la inauguración del templo la población de Chacra Colorada asistía a Misa en la capilla de la Sagrada Familia, que estaba ubicada en la esquina de los jirones Morona y Pariacoto, en lo que hoy es una losa deportiva. Esta capilla era dependiente de la Parroquia de Santo Toribio, de la Av. La Colmena, y atendida por la Comunidad Jesuita del Colegio de la Inmaculada.

Al inaugurarse la nueva iglesia en 1945, se nombró al P. José Vicente, S.J., como primer Párroco, procediendo a organizar la Parroquia, cuya jurisdicción llegaba entonces hasta los límites con el Callao. En 1952 se inauguró el Colegio Parroquial de Nuestra Señora de los Desamparados (hoy "San Francisco Javier").

La Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados fue dirigida por la Compañía de Jesús desde 1945 hasta el 2008, y desde el 24 de Enero del 2008 está a cargo de los sacerdotes diocesanos. Desde 1948 hasta el 2008 colaboraron en la pastoral las Religiosas Misioneras Parroquiales del Niño Jesús de Praga; y desde la década de 1950 hasta 1985 las Religiosas Apostólicas del Sagrado Corazón de Jesús (conocidas como "Damas Apostólicas"), en la ayuda social y la atención del Hogar Apostólico (hoy Centro Loyola) ubicado en el Jr. Fulgencio Valdez. Las Religiosas Siervas de San José se hicieron cargo de la sección femenina del Colegio Parroquial de Desamparados en 1964, del cual surgió el Colegio "Patrocinio de San José" en 1964.

Junto con los sacerdotes y religiosas han colaborado (y colaboran actualmente) muchos laicos en las diversas actividades pastorales de la parroquia: catequesis, liturgia, servicios de oració, ayuda social, entre otras. Todos ellos, bajo el Amparo de María y de san José, trabajan por Cristo y la Iglesia en Breña.

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