martes, 29 de mayo de 2012

NOTAS SOBRE SEMANA SANTA 3: UNA SEMANA SANTA DIFERENTE

La salida de los Jesuitas de la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados fue una experiencia dolorosa y difícil: no solo significaba la partida de nuestros amigos y trabajar ahora con desconocidos, sino que era una nueva forma de trabajar, en la cual mi presencia (al menos en el año 2008) ya no era necesaria.
San Pablo dice en su carta a los Romanos que "Dios dispone de todo para bien de los que le aman". Esa frase (que medité en los Ejercicios Espirituales en un momento muy díficil) encierra una gran verdad que la podemos ir corroborando en nuestra vida.
Como ya les hablé, visitaba la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad con en varias ocasiones. Después del incendio, cada vez que me iba a confesar a la iglesia de San Pedro, pasaba por allí y rezaba en la puerta. Sabía que tenían una procesión muy solemne el Viernes Santo pero no podía ir porque, o bien tenía que atender la parroquia o ya era muy tarde para alcanzar la procesión (pese a que alguna vez tomé un taxi para llegar lo más rápido posible).
Visitando la antigua pagina web de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad supe que tenían la Misa en Rito Tridentino (la Misa en latín, de la cual hablaré en otro momento) a las 10.00 a.m.; así que fui de curioso el 29 de Junio del 2010, (recuerdo que antes había cantado en la Misa de 7.30 a.m. en Desamparados y acompañé al acólito Alonso Arribasplata a su casa para hacer tiempo). En el periódico mural de la iglesia vi un tríptico que hablaba de los Hermanos Oblatos de Nuestra Señora de la Soledad. Les escribí, pero no tuve ninguna respuesta.
El 15 de Septiembre de ese mismo año pude entrar al templo y, pese a los estragos del incendio, sentía que allí se podia encontrar a Dios. Después, el día 19 tuvieron la Procesión de Nuestra Señora de la Soledad con motivo de la Fiesta de la Dolorosa. Asistí para verla salir del templo (recuerdo haber visto a los hermanos Rafael y Luis Ángel vestidos con sus hábitos), y le pedí a la Virgen que me lleve a la iglesia de San Pedro, porque sentía que en Desamparados ya había terminado mi misión. No sabía lo vendría después...
Hacia Febrero del 2011, navegando por internet, encontré que habían cambiado de página web (por eso no respondían a los correos que les mandé), escribí y tuve respuesta inmediata. Les mandé los enlaces de este blog y querían saludar a este servidor "que conocía tanto del templo" (vaya que les impresionó los recuerdos que albergaba en mi memoria casi fotográfica acerca del órgano que estaba bajo el púlpito y que siempre miraba con curiosidad, o del Cristo del Calvario del cual les he hablado antes). Comencé a tomar contacto con ellos y me acogieron. Pese a que tenía la intención no pude asistir a la Procesión del Viernes Santo, pero visité el templo el Sábado Santo. Después de tomar algunas fotos (con las que hice un video que está en http://www.youtube.com/watch?v=CSRICVKQUd8&feature=channel&list=UL), saludé al Hermano Mayor y le comenté que esa noche cantaría el Pregón Pascual en Breña. Al despedirnos me dijo: "Anda y celebra tu última Pascua en Desamparados". Esa noche canté el Pregón con "alma corazón y vida", sospechando que sería la última vez que lo cantaría en la parroquia que me había acogido desde niño.
Y como me anticiparon la Semana Santa en la Soledad se vive de manera intensa. Antes de la Cuaresma una Jornada Espiritual, la liturgia del Miércoles de Ceniza, el Vía Crucis los viernes, los ensayos de los cantos y demás preparativos… Era volver a lo que me gustaba hacer. Pero había que superar algunas tentaciones (precisamente una que he criticado mucho en otros): la de llegar a un lugar y querer cambiar las cosas copiando lo que había visto y hecho antes. El Hermano Mayor, con mucha paciencia, tuvo a bien ayudarme aclarándome que lo más prudente es aprender primero las costumbres de cada lugar y mas adelante ir puliendo lo que sea necesario.

Llegó la Semana Santa, precedida del Viernes de Dolores (en cuya noche filmamos con Francisco el video reportaje de la cripta de la iglesia que pueden ver en http://www.youtube.com/watch?v=Aa5_HwvIQeQ) y del Besamanos a la Virgen el Sábado de Pasión. En la pequeñez de la Capilla y pese a algunas dificultades y limitaciones tuvimos los oficios del Domingo de Ramos, de los días Lunes, Martes, Miércoles y Jueves Santo con mucho recogimiento y también con mucho trabajo. Era impresionante como la mañana del Jueves Santo mucha gente visitaba la puerta de la iglesia de la Soledad donde estaba expuesta la imagen del Cristo Yacente, titular de la Cofradía. Fue un gusto tener la Misa del Jueves Santo en la Soledad; dadas las circunstancias solo estábamos presentes los Hermanos de la Cofradía, los Colaboradores y los Oblatos. El Monumento lo armamos en la capilla del Santo Sepulcro, bajo el altar mayor. Esta vez ya no pude visitar las iglesias acompañado de los Acólitos como hacía otros años, (aunque algunos pasaron por allí y visitaron nuestro Monumento). Por la noche fue una gran experiencia reunirnos para preparar la liturgia del Viernes Santo y orar con otros hermanos, casi a la medianoche, ante el Monumento.
El Viernes Santo fue “El Día”. Llegue hacia el mediodía y había que preparar todo para la liturgia. El tiempo nos ganaba. Las ceremonias se tendrían en el templo que, desde el incendio en el 2005, iba a ser utilizado en casi su totalidad.
Tuvimos la Liturgia de la Pasión, en la que besamos al Cristo Yacente (que había sido colocado en una cruz para la posterior Ceremonia del Descendimiento, como se tenía en tiempos coloniales). Fue impresionante cuando los Hermanos que acolitábamos nos acercamos a besar el Crucifijo de tamaño natural, con los pies descalzos y oir al coro que mi papá dirigía cantando el “Popule meus” de Victoria, como lo hicieron años atrás en Desamparados.
Luego, después de casi 200 años, se tuvo la "Ceremonia del Descendimiento" (suprimida por causa de la Independencia). El canto gregoriano, en un templo antiguo, era el marco perfecto para ritualizar el Descendimiento de Jesús de la Cruz. Fue impresionante ayudar a esparcir las yerbas de romero sobre la imagen de Cristo, y perfumarlo con nardo e incienso de Jerusalén. Nunca había visto una ceremonia así, ni me lo había imaginado siquiera, (pese a que ayudé en la traducción del ceremonial en latín que se usa en la Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén), y luego el traslado de la imagen a su paso (anda) de donde saldríamos en procesión.
A las 5.30 p.m. salió el Cortejo Penitencial a recorrer el centro histórico de Lima y la Plaza Mayor. No era una procesión como las que vemos comúnmente, con cantoras y zahumadoras. Era un Cortejo Penitencial al mas puro estilo Sevillano: las “manolas” vestidas de luto riguroso, con mantilla y peineta alta, los nazarenos y penitentes vestidos con el hábito de la Cofradía y la cara cubierta con un antifaz, llevando una vela los primeros y una cruz los segundos. Nos acompañaron seis ex acólitos de Desamparados y otros niños mas que nos ayudaron con las ceremonias de este día y, con porte y elegancia llevaron la cruz alta, los ciriales, 4 incensarios y las navetas. Mis antiguos acólitos se quedaron impresionados de todo lo que vieron. Nunca habían vivido un Viernes Santo así. Ni yo tampoco. Que bello fue ver el paso del Cristo Yacente y a Nuestra Señora de la Soledad, en su paso bajo un palio sostenido por doce varas plateadas, tal como se hizo en tiempos coloniales (como los podemos ver en los cuadros de la Sala de cabildos de la Cofradía) y que, por querer eliminar las costumbres españolas, se dejaron de hacer en tiempos de la Independencia
Ya el Sábado Santo, mas reposado, había que poner en orden las cosas, preparar la Vigilia Pascual, y celebrar el Sábado Santo como tal (valga la aclaración que la Vigilia Pascual que se tiene esa noche NO ES celebración del Sábado Santo, sino del Domingo de Pascua). Fue un gusto cantar el Oficio de Vísperas del Sábado Santo con los Hermanos. ¡Por fin podía celebrarlo en comunidad, como tantas veces quise! Por la noche la Vigilia Pascual con los hermanos y algunos fieles: allí canté el Pregón Pascual, leímos las siete lecturas del Antiguo Testamento (con sus salmos) y las dos del Nuevo que propone el Leccionario (¡Y no fue aburrido!), una liturgia solemne en medio de nuestra pequeñez. Al final un pequeño brindis, unos huevos de pascua, una tertulia y una comida casi con sueño pasada la medianoche.

¿Cómo acabé? Cansado y contento. Cansado porque el trabajo de esos días es agotador. Contento porque podía trabajar por Cristo y su Iglesia como en mis mejores tiempos, vivirlo con recogimiento, compartir con otros hermanos que tenían las mismas inquietudes que yo; sentirme, de nuevo, parte de una comunidad que acoge con los brazos abiertos.
Al escribir estas líneas, acabado ya el Tiempo Pascual, quiero agradecer a Dios por esta experiencia. El dispuso de todo para mi bien. Agradecer a Nuestra Señora de la Soledad por acogerme como hijo. A los Hermanos Soleanos (en especial a Luis Angel y Francisco), que con su amistad me hacen parte de la familia. A Rafael, Hermano Mayor, por recibirme, confiarme algunos encargos y soportar mis impertinencias de niño inquieto. A Bruno, Guillermo, Pablo, Christian, Leonardo y Oskar, ex acólitos de Desamparados, que con su presencia y su cariño no solo dieron solemnidad a nuestra liturgia, sino que me hicieron sentir que valió la pena trabajar con ellos.
¡Gracias por tanto bien recibido! Y el próximo año será mejor...


Comparto con ustedes un video del Viernes Santo en la iglesia de la Soledad que pueden ver en http://www.youtube.com/watch?v=6p8daym2qf4&feature=youtu.be

martes, 22 de mayo de 2012

NOTAS SOBRE SEMANA SANTA - 2: RECUERDOS DE DESAMPARADOS

Desde que era un niño he participado en la Semana Santa en la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados. Aún recuerdo el primer Domingo de Ramos que asistí, el 11 de Abril de 1976, cuando mi mamá nos llevó a la Misa de 7 p.m. y el templo estaba abarrotado de gente. Ya había ido a Misa en otras ocasiones, pero nunca había visto tanta gente. Recuerdo también que mi mamá nos llevaba a la procesión del Santo Cristo de la Agonía que salía de Desamparados: una imagen de talla, colonial, que representa a Cristo agonizante (ante la cual el P. Francisco del Castillo, S.J. comenzó la meditación de las "Siete Palabras" en el siglo XVII en la antigua iglesia de Desamparados) y que, por idea de la M. Virginia Luzquiños, M.P. y del P. Miguel Angel Benito, S.J. comenzó a recorrer las calles de Breña la noche del Viernes Santo desde 1975.
En 1983 asistí por primera vez a todos los oficios de Semana Santa en Desamparados: Domingo de Ramos, Cena del Señor el Jueves Santo, Liturgia de la Pasión el Viernes, y Vigilia Pascual la noche del Sábado (que duró dos horas y no me pareció pesada). Tengo en la memoria al P. Enrique Monteverde, S.J. presidiendo la liturgia (incluso recuerdo que ornamentos se puso), quienes lo acompañaron, que se cantó cada día; recuerdo a la Sra. Maruja Torres y a mi amiga Rossana Morales haciéndonos cantar en la procesión del Viernes Santo, y la Marcha "Ione" de Enrico Petrella, (grabada de un disco de la Semana Santa de Sevilla) que sonaba a través de los parlantes de una camioneta mientras avanzaban las imágenes del Santo Cristo de la Agonía y de la Virgen Dolorosa.
En 1985 comencé a participar en el coro y cantábamos los oficios. Cuando en 1988 comencé a participar del Comité de Liturgia de la Parroquia empecé a ayudar en la preparación de la Semana Santa de Desamparados y le hicimos los primeros ajustes: la Bendición de Ramos ya no se haría en el atrio del templo a las 8.00 a.m. (como se hacía desde la década de 1950), sino antes de la Misa de 12.00 (que era la principal) y con procesión alrededor de la manzana. En 1992 el P. Enrique Monteverde S.J. me encargó la coordinación de la Liturgia en Desamparados y desde aquel entonces el peso de la organización de las Celebraciones Pascuales cayó sobre mis hombros, claro con la ayuda de todos los miembros del Comité de Liturgia: había que estar detrás de quienes iban a leer, de que se iba a cantar, de ayudar en la sacristía, de ver lo de la propaganda, y de ensayar con los acólitos (la tarea a la que le dedicaba mas tiempo). Desde 1993 hasta el 2011 canté el Pregón Pascual en la Vigilia de Pascua... Cada quien tenía su tarea, pero había que distribuirla, supervisarla, aclarar dudas. Ayudamos mucho a los padres jesuitas que confiaban en nosotros y así ellos podían dedicarse con calma a las confesiones que por esos días eran abundantes (recuerdo con nostalgia a los PP. César Toledo y Antonio Alonso, jesuitas ya mayores, a quienes veía varias horas dedicados a confesar a los fieles).
¡Cómo olvidar aquellas celebraciones!: a los fieles que el Domingo de Ramos cantaban "Gloria alabanza y honor al que viene en el nombre del Señor"; el Jueves Santo tan solemne y emotivo; como olvidar a mi papá dirigiendo el Coro el Viernes Santo cantando el "Popule Meus" de Tomás Luis de Victoria, mientras la gente besaba la cruz; esas Procesiones del Viernes Santo, a la que asistía mucha gente; como olvidar la Vigilia Pascual en que, después de mas de dos horas de ceremonia, la comunidad cantaba de pie con palmas de júbilo, animados por Rossana Morales "¡RESUCITÓ, RESUCITÓ, RESUCITÓ NUESTRO SEÑOR! (al recordarlo se me viene a la mente las palabras del Salmo 46: "Pueblos todos, batid palmas, aclamd a Dios con gritos de júbilo...")
Después de haber trabajado mucho en esos días el colofón de la Semana Santa era la Misa del día de Pascua a las 12.00 m. al final de la cual los Padres Jesuitas agasajaban a los cantores, acólitos y demás personas que habían trabajado con ellos por celebrar la Pascua.
Cada año nos esforzábamos por mejorar las cosas, por afinar las celebraciones, por utilizar los cantos propios de cada día. Es verdad que no siempre salían las cosas bien: algo que nos olvidábamos, que no se ensayó debidamente, la indisciplina de algún acólito... Pero ante los errores y dificultades quienes fueron nuestros párrocos (Enrique Monteverde, Jorge Crooke y Enrique Rodríguez) nunca nos trataron mal, nunca descargaron su rabia o su disgusto contra nosotros. Al contrario sabían darnos ánimo para el futuro, disimular nuestros errores, y hasta (como lo hicieron Jorge Crooke y Enrique Rodríguez), ser parte de la "chacota" de los acólitos ("son muchachos", me decían cuando yo me enojaba por los errores y travesuras). Y es que con ellos aprendimos que la liturgia no es un espectáculo ni acto de culto para el celebrante (no es "SU" Viernes Santo o "SU" Vigilia Pascual), sino culto a Dios, y que Él mira el corazón que le ponemos (y por eso mismo, porque lo mas importante es que poner el corazón, es que tenemos que hacerlo todo bien y con cariño para Jesús).
¡Cuántos recuerdos! ¡Cuánta nostalgia!
El 2008 los Jesuitas dejaron Desamparados. Y con los nuevos Pastores de la comunidad, se produjeron algunos cambios: ya no sacaron la tradicional procesión del Cristo de la Agonía el Viernes Santo, la que más gente tenía, (el año 2008 se hizo un "Vía Crucis" escenificado por los jóvenes, que no causaba recogimiento y devoción); se dejaron de lado los cantos propios que año tras año fuimos incorporando (fue chocante que, en la procesión del Domingo de Ramos en lugar de cantar el "Hossanna al Hijo de David" o "Gloria alabanza y honor" se cante "De rodillas, Señor, de rodillas") al ser solo dos sacerdotes no se daban abasto para atender las confesiones de los fieles; la bendición de los ramos se hace en dos lugares distintos; ya no se  predican las "Siete Palabras", ya no se canta "Resucitó" en Pascua, se acabó el agasajo el Domingo de Pascua...
Quienes vivimos aquella época sentimos nostalgia del pasado. "Todo tiempo pasado fue mejor", se dice. En este caso, creo que si es verdad. No es que desmerezca lo que se hace ahora, sino que pienso, al igual que otros, que antes se hacía mejor. Los tiempos cambian y hay que adaptarnos a eso. Quizás con el tiempo vendrán otros que retomen el camino que hicimos.
Por ello estas líneas son un recuerdo y a la vez un agradecimiento a los Padres Jesuitas, a las Misioneras Parroquiales del Niño Jesús de Praga, y a tantos laicos que han forjado una tradición en Desamparados. El video que les presento recopila algunas fotos de la procesión del Viernes Santo (lamentablemente no tengo mas fotos ya que, por ser de noche, salían muy oscuras), mientras suena la Marcha "Ione" de Enrico Petrella, que año tras año acompañaba el recorrido por las calles de Breña y que traerá muchos recuerdos a quienes la escuchen.

lunes, 7 de mayo de 2012

NOTAS DE SEMANA SANTA: EL SANTÍSIMO CRISTO DEL CALVARIO

Este año he escrito muy poco en este blog: no es que no tenga nada que decir, sino que, como ya lo dije anteriormente, no he tenido el tiempo suficiente para plasmar todo lo que tenía en mi mente y en mi corazón.
En las próximas entradas voy a compartir con ustedes algunas notas acerca de la Semana Santa. Es verdad que el Triduo Pascual se celebró hace un mes, pero quisiera compartir algunas vivencias con ustedes, ahora que tengo "frescas" las vivencias y reflexiones de esos días.
Como ya lo he dicho otras veces, desde niño me ha llamado la atención el arte religioso: la música sacra, la pintura y la escultura, siempre han sido motivo de mi interés. Creo que por allí Jesús me ha "pasado la voz", me ha llamado la atención.
Desde pequeño siempre que he podido me he dado un recorrido por los templos coloniales de Lima, siendo uno de mis favoritos la iglesia de San Pedro de Lima, a donde suelo acudir con frecuencia desde 1985 para el sacramento de la reconciliación. También he recorrido otros, acompañado de mis papás, como Santo Domingo, La Merced y San Francisco. 
A la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, que está al lado de San Francisco, llegué por casualidad cuando fuimos, con mi madre y mis hermanos, a visitar las catacumbas de San Francisco, si la memoria no me falla, el Primer Domingo de Cuaresma de 1980 (llegamos en la Comunión mientras cantaban "Señor me has mirado a los ojos"). Después volví para una Misa de difuntos en 1983, y en otras ocasiones. En uno de los retablos estaba un "Calvario" compuesto por un Crucifijo, la Virgen y San Juan. La imagen de Cristo  (de madera tallada del siglo XVII) me impactó muchísimo: el rostro de Cristo reflejaba el dolor y la muerte del Crucificado, la herida del costado era mas impactante que las que normalmente se ve en los crucifijos. Desde entonces, siempre que podía visitaba la iglesia de la Soledad solo para ver ese Crucifijo, y cuando he visitado los Monumentos de Semana Santa les he mostrado la imagen a quienes me acompañaban quedándose tan impactados como yo.
Recién en 1993 le tomé una foto (la publiqué en http://www.manolotg.blogspot.com/2010/09/ecce-mater-tua.html) y después le tomé otra foto mas. La última vez que lo vi en ese retablo fue en la Semana Santa del 2005 (recuerdo que César Mosquera, entonces Acólito de Desamparados, se quedó impactado). Dos meses después se produjo el incendio que asoló la iglesia de la Soledad y no volví a ver la imagen, aunque supe por fotos que la imagen no se había destruido, pese a que su retablo estaba al costado de donde se habría originado el siniestro.
Cuando el año pasado comencé a tomar contacto con los Hermanos de Nuestra Señora de la Soledad, resurgieron todos mis recuerdos de aquella imagen. Por fin volvería a verla. Pero hubo de pasar varios meses para que así suceda, ya que se encontraba guardada y tapada en la Capilla del Santo Sepulcro, a la entrada de la Cripta que está bajo el Altar Mayor de la iglesia; y pese a que tenía la posibilidad de recorrer toda la iglesia y sus diversos ambientes, el miedo por la alergia (por el polvo acumulado) fue mas fuerte que mi curiosidad y mi devoción.
Recién en Febrero de este año se sacó la imagen a fin de pedir limosna para su restauración. La sacamos de la capilla del Santo Sepulcro y la llevamos a la iglesia. Pude verlo de cerca cara a cara, pero un detalle curioso: ya no veía en su rostro el dolor con el que la conocí, sino que reflejaba la paz de quien muere en los brazos del Padre. Algunos Hermanos Soleanos, cuando vieron la boca abierta de Cristo, lo compararon con el "Cristo de la Expiración" mas conocido como "El Cachorro" imagen sevillana de Cristo Crucificado, que también tiene la boca abierta .
En esa ocasión y en otra mas, aproveché de tomarle todas las fotos que pude, mientras revoloteaba en mi cabeza la idea de preparar un video para youtube. Y mientras tomaba las fotos resonaba en mi mente el Coro "Behold the Lamb of God" (Este es el Cordero de Dios) de "El Mesías" de George Friederic Handel, que escuché cuando veía la primera foto que tomé al Santo Cristo del Calvario en 1993.
Con este material fotográfico y de audio, pero sobretodo con todo el cariño y devoción que le tengo a esta imagen, he preparado este video que pueden apreciar en http://www.youtube.com/watch?v=Q_T9qij04XM&feature=channel&list=UL. Con este video espero ayudar en algo a conseguir alguna limosna para su próxima restauración.
Y también espero que, el día en que el Señor me recoja para irme a su lado en la eternidad, esa imagen de Cristo y de su Madre de la Soledad me acompañen, para recordar que descansamos en Él y que su Madre nos acompaña en nuestra salida de este mundo, para recibirnos en el cielo.