jueves, 4 de diciembre de 2008

ESPERAMOS, SEÑOR, TU VENIDA DE VERDAD


El título de este artículo corresponde al estribillo de uno de los cantos que empleamos en la liturgia de Adviento. Lo escuché por primera vez en nuestra parroquia el primer Domingo de Adviento en Noviembre de 1982.
Hoy quiero compartir con ustedes una reflexión (reflexión que ya en otras ocasiones he hecho en la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados) sobre una de las estrofas de este canto, porque, desde la primera vez que lo escuché (y más aún cuando me detuve a leer con calma la letra del mismo), me quedé profundamente impresionado por el mensaje que nos da.
La última parte del canto dice así:
Villancicos alegres y humildes, nacimientos de barro y cartón,
más no habrá de verdad nacimiento, si a nosotros nos falta el amor.
Si seguimos viviendo en pecado, o haya un niño que llore sin pan,
Aunque suenen canciones y fiestas, no podremos tener Navidad.
Esperando.
Esperamos, Señor, tu venida, tu venida de verdad.

Ya vemos como las tiendas y centros comerciales comienzan a tomar un “ambiente navideño”: árboles, luces, adornos, Papa Noeles, nacimientos, etc., y junto con ellos no tardarán en sonar los villancicos. Todos ellos nos dicen: Se viene la Navidad. Pero ¿Qué Navidad se viene? ¿La Navidad de las luces, adornos, panteones y pavos, PERO SIN JESUS? Parece que el ambiente navideño está solo en lo externo, y no en la espera del Señor. La venida del Señor no es solo esperar a que Jesús nazca en la liturgia y en los nacimientos. Es hacer que Jesús nazca en los corazones, en nuestra sociedad, en nuestras casas, en nuestro barrio. ¡Esperamos, Señor tu venida de verdad!
Y la canción nos hace una advertencia que, a mi personalmente, me deja un poco preocupado: Si seguimos viviendo en pecado, o haya un niño que llore sin pan, AUNQUE SUENEN CANCIONES Y FIESTAS NO PODREMOS TENER NAVIDAD.
Nuestra sociedad (sociedad que se dice Católica) está muy lejos de Dios. Muchas veces los cristianos no somos luz del mundo, ni sal de la tierra, sino todo lo contrario. Y podemos verlo a nivel personal, familiar y social. Fruto de ese pecado vemos a gente que no tiene un trabajo o un salario digno, violencia, familias destruidas, madres abandonadas, niños explotados que tienen que vender caramelos en los carros, o hacer acrobacias en las calles para ganarse unos cuantos centavos. Pues bien, mientras todo eso exista como fruto del pecado, aunque los coros infantiles canten villancicos, o hayan muchas propagandas de panteones, chocolates y pavos, no habrá Navidad. ¡Esperamos, Señor, tu venida de verdad!
La venida del Señor no es solamente celebrar su nacimiento, o esperar su última venida al final de los tiempos; es hacer que su Reino ya esté en la tierra, construyendo una sociedad de hermanos, de justicia, de amor y de paz. Es destruir el pecado, personal y social, y hacer que el Señor esté presente en todos los aspectos de nuestra vida. Por todo ello nuestra vida es un constante Adviento, es decir un constante esperar la venida del Señor y construir su reino. ¡Eso es esperar al Señor con las lámparas encendidas! Y por ello la venida del Señor no es el fin del mundo, el Apocalipsis que presentan las películas. ¡La venida del Señor es lo mejor que nos puede pasar! No en vano la oración de los primeros cristianos era esa “¡Marana Tha! ¡Ven, Señor Jesús!”, porque sabían que su presencia en el mundo y en sus vidas es lo mejor que les podía suceder.
Hagamos que en este Adviento Jesús esté en nosotros, desterrando el pecado, acercándonos a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía; y haciendo que Jesús esté presente entre nosotros, en nuestras familias, en nuestro barrio, en nuestro mundo.
¡Esperamos, Señor, tu venida! Pero no con los brazos cruzados. ¡Tú vienes con nosotros!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Manuel como siempre interesante y me parece un articulo muy veraz,recuerdo un ano cuando tuve una capacitaciòn,se me quedaron grabadas muchas cosas! como por ejemplo que fuera del mundo sin la navidad?que sentido comercial tiene la navidad? no te imaginas la cifra total en el mundo en facturaciòn por consumo o por movimiento comercial que da como resultado la navidad.
Creo que cuando no exista egoismo,ni desigualdad(que los ninos tengan que trabajar para vivir),ni injusticia(que la razòn la tengas simplemente por raza) entonces sera como el paraiso y sera que Jesus,de verdad esta en nuestros corazones.