sábado, 25 de diciembre de 2010

NACIMIENTOS

Iglesia de San Agustín.

Desde que San Francisco de Asís en el siglo XIII tuvo la idea de recrear el nacimiento de Jesús, se han construido muchos "belenes" de diversos gustos y estilos, unos mas tradicionales y otros mas "inculturados".
Cuando pensaba en este post se me venían a la mente los nacimientos que he visto en las iglesias, sobretodo las antiguas que tienen imágenes traidas de España o fabricadas en la colonia (desde niño mi mamá me ha llevado a visitar los nacimientos de las iglesias, sobretodo los de Desamparados y María Auxiliadora); los nacimientos e imágenes que teníamos en mi casa y en las casas de algunos familiares. Muchas familias conservan con mucha devoción imágenes que fueron de sus antepasados (una de mis tías conserva un Niño Jesús que fue de mi tatarabuela).
En esta Navidad comparto con ustedes las imágenes de algunos de los nacimientos que he visitado. Como decía mi papá en el almuerzo del día de Navidad, para hacer un nacimiento solo hace falta imaginación. Y agradezco a Dios que me haya dado imaginación desde que era un niño, para construir el Nacimiento de mi casa desde que tenía 7 años hasta el día de hoy.

Iglesia de las Nazarenas.

Iglesia del Monasterio de Jesús María y José.

Nacimiento de mi casa.


Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados, Breña.

Iglesia de la Merced.

Catedral de Lima.

Iglesia de San Pedro de Lima.

domingo, 19 de diciembre de 2010

QUE LINDO SI TODO EL AÑO...


"La gente se quiere mucho
el día de Navidad,
que lindo si todo el año
la gente se quiera igual..."
Palito Ortega.

Ya estamos "ad portas" de la Navidad. El ambiente navideño (adornos, villancicos, propagandas de todo tipo) nos indican que esta fiesta esta cercana. Y con este motivo en muchos lugares se han organizado diversas actividades para darles un poco de alegría a la gente que por diversas razones (pobreza, enfermedad, encarcelamiento, etc.). Y es que, en Navidad todos queremos que el mundo sea mejor, que no hayan problemas, enfermedades, dificultades, porque si hay alguna de estas cosas no hay "espíritu navideño", o mas bien no hay Navidad.
Muchas veces este tipo de ideas provienen de esta sociedad de consumo: si no comes esto, o no tienes tal regalo, no hay navidad. No. Navidad es Jesús, el "Dios con nosotros" que se hace hombre para que todos seamos hermanos.
Y en esa clave, quiero leer las diversas obras sociales que he visto hacer en estos días: la semana pasada los jóvenes de mi parroquia se fueron a llevar regalos a los niños de un asentamiento humano en el Rímac. Esta mañana tuvimos la visita de niños de un sector de la parroquia de Nuestra Señora del camino, por un cerro de Yerbateros, en El Agustino: fue impresionante verlos bajar de un carro que los llevó a Breña, con su ropa que reflejaba su pobreza, con su calzado empolvado, y acompañarnos en la Misa de 10 a.m. para después pasar al salón parroquial donde los jóvenes que hace casi un mes se confirmaron les animaron con dinámicas, cantos, actuaron para ellos y les dieron regalos que días antes la comunidad parroquial había donado. En la tarde leía en la página web del diario "La República" (http://www.larepublica.pe/archive/all/domingo/20101219/18/node/311426/todos/1558) como hay personas que la misma noche de Navidad se la pasan llevando comida a la gente abandonada, o recibiendo en su casa a niños sin familia. Por la noche Alonso me comentó que había estado con el MEJ (Movimiento Eucarístico Juvenil) de la Parroquia de San Pedro de Lima, en la localidad de Jicamarca, Huachipa, llevando la alegría de la Navidad a los niños de una zona donde no había ni luz; mas tarde Alex, también de la misma parroquia, me decía que la condición social de esa gente era terrible, ellos llegaron por la noche a San Pedro, cansados, enterrados (tenían que ir por el Cerro Camote), pero contentos. Y así como ellos, muchos más harán lo mismo.
Que bueno sería si todos los días hubiese gente que no tenga que esperar a que sea Navidad u otra fecha para dar alegría a otros. Que bueno sería si cada día fuera Navidad para acordarnos y hacer algo por aquellos que sufren. Muchos de estos jóvenes de confirmación de las parroquias que en estos días están ayudando a los demás se quedarán impactados al ver la pobreza de otras personas y su testimonio de católicos confirmados lo darán haciendo, lo que esté en sus manos, para que esa realidad dolorosa de pobreza e injusticia cambie.
Antes veía la Navidad en clave muy "espiritual" (?); pero, al ver a estos jóvenes cansados y contentos después de dar un poco de alegría a tantos que por una u otra razón no la tienen, pienso que ellos y muchos otros, hacen presente a Jesús entre nosotros, y van construyendo, de a pocos, el Reino que Jesús trae al mundo con su nacimiento.
¡Qué bueno si todo el año la gente hiciera lo mismo!

Nota: La foto pertenece a mi amigo Alex Cruzado, Acólito e integrante del MEJ de la iglesia de San Pedro, a quien le agradezco que haya compartido conmigo esta experiencia fascinante.

jueves, 9 de diciembre de 2010

PRIMERAS COMUNIONES


En estos días y sobretodo ayer, que fue la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, se han tenido las primeras comuniones de muchos niños.
Me da mucho gusto ver a los niños tan bien vestidos para esta ocasión: algunos con su camisa blanca, su corbata y su pantalón oscuro, las niñas vestidas de blanco, otros con terno y hasta vestidas de novia, otros con túnica (algunas hasta con un escapulario que imita en lago a la antiguas casullas); la mayoría lleva una azucena blanca para recordarles la pureza del corazón, otros llevan, además, un rosario y un misal que en la ceremonia no emplearán para nada. Todos estos elementos, algunos simbólicos y otros insignificantes, nos dicen que estamos ante una ocasión especial. Por supuesto que los papás están emocionados de ver a sus hijos tan angelicales y los fotógrafos y filmadores (algunos realmente impertinentes) aprovechan la ocasión para hacer negocio dentro o fuera del templo. Hay que reconocer que este acontecimiento, como muchos acontecimientos religiosos, tiene sus costumbres y elementos folklóricos que difícilmente se suprimirán, y a veces sólo nos queda hacer que estorben lo menos posible a los que queremos vivir esta celebración.
La Primera Comunión es la "primera" de las muchas veces que vamos a recibir el Cuerpo de Cristo en la Eucaristía, por eso es la preparación (larga y tediosa a veces), para tomar conciencia de a quien se va a recibir, despertar la fe de los niños (y también de las familias), dar una instrucción cristiana a los niños, etc. Existen diversas modalidades: se aprovechan las clases de religión de los colegios, las "catequesis tradicionales" de las parroquias, la "catequesis familiar" (programa en el que se prepara a los padres de familia para que ellos preparen a sus hijos), las preparaciones particulares... Algunos programas tienen buenos resultados y otros deben trabajarse con mas cuidado.
Yo he sido catequista de Primera Comunión y he ayudado en algunos programas de catequesis dando jornadas a los niños y una de las cosas que he ido aprendiendo con el tiempo es que, mas que enseñar "religión" o el "Catecismo" a los niños, se trata de suscitar la amistad de un niño con Jesús, porque de lo contrario podemos estar formando "cristianos sin Cristo". Al respecto me resulta impresionante la anécdota que, en un curso de Biblia, contaba el P. Manuel Díaz Mateos, S.J.: Una pareja de esposos le pidió que evaluara a su niño, para ver si estaba preparado para hacer la Primera Comunión; el padre le preguntó "Te han hablado de Jesús de Nazareth", el niño dijo "No", entonces el padre le dijo: "¿de qué te han hablado entonces?", el niño dijo "de los mandamientos, de los sacramentos". No digo que haya que descuidar la doctrina y el catecismo, pero si eso no va de la mano con la amistad de Jesucristo lo único que hará un niño con la Primera Comunión será "graduarse en catecismo".
He visto a muchos niños acercarse con ilusión a comulgar, los he visto rezar y prepararse con mucho recogimiento, los he oído hablar de Jesús como quien habla de un amigo vivo y presente en sus vidas. Y también los he visto agradecidos con Dios, con sus padres y con sus catequistas. para un catequista no hay mayor recompensa de todo este trabajo que la mirada agradecida de un niño que hace su Primera Comunión; y si ese niño ha sido "terrible" y está feliz con Cristo, la alegría del catequista es doble, lo digo yo que he experimentado eso.
Sin embargo ¿qué hacemos para que eso no sea "flor de un día", o un simple "recuerdo de la infancia"? Yo se muy bien que por más que le hablemos de Jesús a un niño, que hagamos que sean amigos y que el niño sea capaz de dar hasta la vida por Él, todo eso quedará en el olvido si es que el ambiente familiar no propicia que esa amistad vaya aumentando con la segunda, tercera, cuarta, mil Comunión, con la asistencia a la Misa dominical, con la oración y la frecuencia a los sacramentos; o por lo menos que la familia no le ponga obstáculos. Son pocos los niños que después de la Primera Comunión participan de la vida parroquial en los coros, la catequesis de perseverancia o como acólitos; también son pocos los que van solos a Misa y menos los que van con sus familias, más aún si los padres "nunca tienen tiempo". Los argumentos por los que un niño (y con mayor razón un adulto) no "puede" ir a Misa un domingo son por demás falaces: "no hay tiempo" (¿Tan ocupado estás?), "tengo que estudiar" (¿Todo el domingo desde las 6.00 a.m. hasta la medianoche?), "la parroquia está lejos de mi casa" (en provincia puede que eso sea verdad, pero en Lima hay templos cerca en todas partes), "no hace falta ir a la iglesia para hablar con Dios" (¿ese argumento es válido o encubre una falta de interés?)... Yo creo que si la amistad de Jesús nos interesa nos daríamos tiempo para celebrar la Misa dominical, aun cuando estemos "muy ocupados" o "la parroquia esté lejos de casa".
Por eso, cuando un niño hace su Primera Comunión me entra un sentimiento de nostalgia, no solo porque ya no lo veremos en la catequesis dando vida y alegría a la parroquia, sino porque quizás se aleje de Jesús y no le busque con la ilusión e inocencia de la primera vez. Cuando pienso en eso, solo me queda tener fe en que la obra de Dios no caerá en saco roto y que la semilla de la fe, que un día sembramos en el corazón de un niño, germine y de frutos, quizás no lo veamos, pero el Señor sabrá recompensar el esfuerzo que hicimos de llevar el Evangelio.