lunes, 23 de diciembre de 2019

NOCHEBUENA


25 de Diciembre
NATIVIDAD DEL SEÑOR
MISA DE MEDIANOCHE

Lecturas bíblicas:
1º Lectura: Isaías 9, 1-3. 5-6
Salmo 95: Hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor.
2º Lectura: Tito 2, 11-14
Evangelio: Lucas 2, 1-14

"Transcurridos innumerables siglos que, desde el principio, Dios creo el cielo y la tierra..." con estas palabras comienza el texto de la "Calenda", que nos sitúa en el momento histórico del nacimiento de Jesús: miles de años después de la creación, siglos después de la emigración de Abraham de Ur de Caldea, de la salida de Egipto del pueblo de Israel bajo la guía de Moisés, de la coronación de David, del destierro a Babilonia... y junto con la historia sagrada, la historia de la humanidad: en la Olimpiada 94 de los griegos, el año 752 de la fundación de Roma, en el año 14 del reinado del emperador Augusto... nace Jesús en Belén de Judea. Las referencias históricas no acaban aquí: el Evangelio nos da una pista mas: siendo Cirino gobernador de Siria. En ese momento de la historia, siendo el pueblo de Israel colonia romana, se decreta un censo con el cual la autoridad romana quería saber cuantos eran sus súbditos y poder cobrar los impuestos. Ese es el momento en que "Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres..." (Tito 2, 11), el momento en que nace Jesús, como un niño pequeño, indefenso, que trae la alegría a la humanidad. 
Jesús nace en la pobreza, en una familia pobre, que tiene que refugiarse en una gruta, y tiene por cuna un pesebre, desde pequeño no tendrá donde reclinar la cabeza. Y es a unos pastores que pasaban la noche velando su rebaño, a quienes se les anuncia el nacimiento del Salvador. Son personas pobres, ignorantes, postergados... y son los primeros en conocer al Salvador. "Y aquí tienen la señal: encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre". No es una señal portentosa o extraordinaria, Dios se manifiesta en la sencillez de un niño recién nacido; y esa señal solo la pueden reconocer los corazones humildes y sencillos.
Y ante este acontecimiento tan grade y tan sencillo los ángeles cantan: "Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama", no es solo la glorificación de Dios sino el deseo de la paz, y la alegría para la humanidad; el deseo de bendición y salvación que viene a la tierra por el nacimiento de Jesús.
Hoy es Nochebuena. Ojala los templos se sigan llenando de gente que va a oír el relato que escuchamos en esta noche de Navidad, a ver los nacimientos... Ojalá en los hogares e instituciones se mantenga esa hermosa costumbre de armar los nacimientos, recreando lo que oímos en este Evangelio, que nos hace imaginar como pudo haber nacido Jesús, no solo en su momento histórico, sino entre nosotros, en nuestros contextos culturales, en nuestra realidad, haciendo que Jesús  sea, realmente, Dios con nosotros, aquí y ahora.
Hoy es Nochebuena. Que en las iglesias, los hogares y las calles suenen los villancicos, que cantemos el nacimiento de Jesús, que es alegría y esperanza. 
Hoy es Nochebuena. Jesús nace entre nosotros, en medio de este "pueblo que camina en tinieblas" (Isaías 9, 1); en medio de una sociedad herida por el pecado social de la corrupción, la violencia, el maltrato a la familia; pero también en medio de las esperanzas, de los esfuerzos de muchas personas que quieren el bien de sus hermanos, que comparten su alegría con los que están tristes, que se hacen solidarios con los que no tienen para comer; en medio de aquellos que por diversos motivos no tendrán una Navidad alegre como quisieran; en medio de tantos enfermos en los hospitales, de presos en las cárceles, de migrantes que llorarán no estar con sus seres queridos, de muchos trabajadores que tendrán que estar lejos de sus hogares en una noche como esta.
Hoy es Nochebuena, y a todos viene el Señor; sea cual sea su situación; a todos se nos invita a contemplar al Niño Jesús. Aunque estemos en lugares diversos, si nos reunimos esta noche en torno al Niño de Belén, no hay duda que estaremos juntos. 
Que María y José, a quienes hemos recordado en estos días finales del Adviento, nos ayuden a preparar el corazón para acoger a Jesús.

¡FELIZ NAVIDAD!

Les invito a leer la Carta Apostólica "Admirabile signum" del papa Francisco, sobre el significado y el valor del Belén.

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