Ciclo "A"
1º Lectura: Isaías 2, 1-5
Salmo 121: Vamos alegres a la casa del Señor
2º Lectura: Romanos 13, 11-14
Evangelio: Mateo 24, 37-44
Puede resultar extraño hablar del final de los tiempos cuando comenzamos el Adviento (y con él el año litúrgico 2020), se supone que es un tiempo de esperanza y alegría, las calles ya nos ponen en "ambiente navideño"; y sin embargo la liturgia nos habla de la segunda venida del Señor, un tema que "da miedo", porque el "fin del mundo" el "Apocalipsis" es sinónimo de guerras, destrucciones, terremotos, hambruna... y eso ni alegra, ni da esperanza.
Y sin embargo desde los primeros tiempos del cristianismo rezamos "Marana tha, Ven Señor Jesús", lo decimos siempre en la misa; porque lo mejor que nos puede pasar es la venida del Señor; y allí radica la esperanza que ya comenzamos a soñar al escuchar las palabras de Isaías en la primera lectura "De las espadas forjarán arados, de las lanzas podaderas. No alzará la espada pueblo contra pueblo": lo que antes fueron armas para destruir, se convierten en instrumentos para construir, ya no hay enfrentamientos entre pueblos.
Pero he aquí que corremos el peligro de estar distraídos: en estos días muchos estudiantes están con la angustia de los exámenes finales, las promociones y graduaciones, los balances de fin de año, los agasajos de navidad, los regalos, las comidas, los aguinaldos... Somos un país católico que no está muy atento a la venida del Señor, y hemos puesto nuestro interés en la búsqueda del poder que nos lleva a la corrupción, a la violencia, a destruir todo lo que no está de acuerdo con nuestra forma de ver el mundo; todas estas son señales de que, como dice la canción "Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz, al mundo le falta el cielo, al mundo le faltas tu".
Y Jesús nos invita a estar atentos, a que las preocupaciones (muchas de ellas legítimas) no nos quiten de vista lo fundamental; no sabemos ni el día ni la hora de su segunda venida, tampoco sabemos en que momento Él sale a nuestro encuentro y nos sorprende (y no pensemos solo en la muerte o el fin del mundo: el Señor viene de muchas maneras, a veces sorprendentes).
"Dense cuenta del momento en que viven" dice san Pablo; estemos atentos a la venida del Señor en nuestro contexto actual, tengamos la esperanza de que Él puede hacer, con nuestra ayuda, que el mundo sea mejor. Que podamos tener la esperanza del profeta Isaías y soñemos con una sociedad en la que la violencia se transforme en paz, la corrupción en honradez, la ambición en servicio y solidaridad; que caminemos a la luz del Señor, porque con Jesús todo será mejor.
¡Feliz Adviento!
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