lunes, 27 de julio de 2009

¡HASTA SIEMPRE, OSCAR!

"Mi alma tiene sed de Dios
¿Cuándo llegaré a ver su rostro?”

Salmo 41

A mi amigo Oscar Andamayo del Colegio “Hermano Anselmo María”

Hace 5 años, en Agosto del 2004, te di una Jornada cuando te preparabas para hacer la Primera Comunión en el Colegio “Hermano Anselmo María”. Yo era amigo de varios compañeros tuyos, pero a ti no te conocía.
Recuerdo que en esa Jornada les pedí que me escribieran dónde y como les gustaría encontrase con Jesucristo. No había obligación de compartirlo, ya que era un trabajo personal. Esa vez, me llamaste y me dijiste: “Yo quisiera encontrarme con Jesús jugando al futbol con el polo del Cristal yo le doy pases de pelota y el me los da a mi”.
Tu respuesta me sorprendió: primero porque nunca habíamos conversado, y segundo porque no pensé escuchar lo que me dijiste. Recuerdo que te respondí “Muy bien, allí está Jesús”.
Tu respuesta me hizo reflexionar, la he compartido en mis Ejercicios Espirituales el año 2005 y publiqué un artículo en el Boletín Parroquial de Desamparados en el cual decía que podemos encontrar a Dios jugando al futbol, en la alegría, en la vida. Tú me lo dijiste al corazón, allí donde Dios habla de diversas maneras.
Hiciste la Primera Comunión el 20 de Noviembre del 2004 y supe que, por esas fechas, competías para ser Alcalde Escolar en una lista distinta a la de un gran amigo mío. Se que le ganaste las elecciones y que mi amigo estaba por impugnarlas porque no veía mucha transparencia en ellas. Al final fuiste Alcalde del “Anselmo”.
Te he visto pocas veces, en una de ellas me tomé la foto que aparece aquí, y en otra (que curioso) estábamos celebrando el cumpleaños de mi amigo a quien le ganaste la elección de la Alcaldía escolar.
Me dijeron que eras buen alumno, y que leías mucho.
Hace casi dos años supe que estabas con leucemia; pero pensé que podría manejarse. Se que tu familia no tenía muchos recursos económicos (de alguna manera lo intuía), y que organizaron una pollada para ayudarte. Después, por un correo de una profesora de tu colegio me enteré que estabas en estado de coma, y por lo que pregunté a unos amigos tuyos, supe que tu estado era de gravedad.
Hace un año te fuiste al cielo. Sospecho que después de haberle dado un fuerte abrazo a Jesús y un beso a la Virgen, te habrás puesto tu polo del Cristal y te habrás jugado ese partido de futbol que querías jugar con el Señor. El te ha concedido lo que querías.
Por diversas circunstancias no pude ir a despedirme de ti. Tenía la intención de hacerlo y de contarles lo que he escrito líneas arriba. Como esta anécdota la he compartido con varias personas espero que alguien la haya recordado.
Tus familiares, tus maestros y tus amigos (incluso aquel a quien ganaste la elección de Alcalde en el “Anselmo”) lloramos tu partida. Te escribo estas líneas con mucho cariño, y con lágrimas en los ojos, pues a pesar de que hablamos poco, me dijiste muchísimo sobre Jesús. Desde aquí te hago barra, soy tu hincha, y espero que cuando nos encontremos en el cielo me invites a tu equipo con Jesús, donde espero jugar al futbol mejor que aquí en la tierra.

¡Hasta siempre Oscar!

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