martes, 1 de diciembre de 2009

ELECCIONES CAL


Les confieso que no pensaba escribir en este blog sino hasta días cercanos a la Navidad para compartir con ustedes una meditación sobre el Adviento. Y lo que les escribo en esta ocasión varía un poco el estilo de las entradas anteriores.
El pasado sábado 28 me dirigí a cumplir con mi penitencia anual de Abogado, es decir con ir a votar por la nueva Junta Directiva del Colegio de Abogados de Lima (CAL), que es el Colegio Profesional mas importante del Perú (con perdón de los otros).
Para poder ejercer la carrera de Abogado hay que incorporarse al CAL (¿qué no basta con el Título Profesional?), después de seguir un curso de Práctica Forense y participar en una Ceremonia en la que el Decano nos entrega una Medalla con cinta celeste, además de otras cosas. Como dato anecdótico les contaré que el día que me colegié el Dr. Paz de la Barra (quien era el Decano) nos dijo que el CAL nos daría un seguro de salud. Pues bien, cuando un mes después necesitaba un seguro de salud para que me operen de apendicitis vi que efectivamente, tenía un seguro, PERO DE SEPELIO (como ustedes comprenderán, no estaba en mi agenda morirme en esas fechas).
Se supone que los Abogados debemos ser los defensores de la legalidad y la democracia, el ejemplo del respeto a los derechos de las personas. Lamento tener que desilusionarlos, pero las elecciones del CAL son una muestra de lo contrario.
Recuerdo que, hasta hace unos años las elecciones se realizaban en el mismo local del CAL en la Av. Santa Cruz en Miraflores. Pero, por la estrechez del lugar (somos alrededor de 30,000 abogados en Lima) y también por la piconería de algunos candidatos (quienes también tienen sus “barras bravas” que ocasionan uno que otro disturbio), hubo que realizar la votación en otro lugar, primero en el Colegio Alfonso Ugarte y este año en el Teresa González de Faning. La ONPE y Transparencia están dirigiendo y supervisando, respectivamente, nuestro proceso electoral (¡Qué bárbaro!, los defensores de la legalidad tiene que ser supervisados para que no hayan irregularidades).
La campaña se realiza colocando pancartas repartiendo volantes (incluso en la puerta del local de votación). También se envían correos electrónicos pidiendo votos. Esto no tendría nada de malo, pero recuerdo muy bien que, cuando actualicé mis datos en el CAL, pedí expresamente (y porque ellos mismos me daban esa opción) que no se divulguen mis datos ni mi correo electrónico a nadie. Y entonces ¿Cómo es que los candidatos al Decanato y a la Junta de Vigilancia tienen mi correo? Obvio, porque el mismo CAL se los dio. Los defensores de los derechos humanos no respetaron mi derecho a la privacidad de mis datos.
Ya el mismo día de las elecciones uno encuentra una feria en la puerta del local de votación: a varias cuadras a la redonda se ven pancartas, globos aerostáticos, muñecos y demás cosas para llamar la atención. Se reparten volantes, lapiceros con propaganda (procuro recibir algunos para mi reunión de acólitos). Y los candidatos nos hacen un pasillo a la hora de hacer cola para saludarnos dándonos la mano, un abrazo o un beso, según sea el caso (me pregunto si nos saludarán con la misma atención cada vez que los encontremos en los pasillos del Poder Judicial; todo sea por un voto).
Y ya dentro del local a buscar la mesa según el número de colegiatura. Si llegamos temprano (la votación dizque comienza a las 8 a.m.), rogamos a todos los santos que la mesa esté instalada para irnos rápido o nos escapamos para que no nos cojan para completar la mesa (¡que responsables somos!). Se supone que dentro no se hace propaganda, pero no falta por allí un abogado (de esos que juraron respetar la ley) pidiendo votos en plena cola. Claro si uno les dice que eso está prohibido, nos responden diciendo “Bueno, cada quien tiene su criterio”.
Les confieso que, si voy a votar al CAL es con la esperanza de ver y saludar a mis amigos de la Universidad, y además, para que no me pongan multa, que, aunque no es gran cosa, igual es multa.
Si alguien me pregunta para que sirve pertenecer al CAL, yo le respondería que para poder ejercer la carrera, para tener un sepelio asegurado y para usar el Centro de Esparcimiento que tenemos en la Carretera Central, que sacando la cuenta, me sale mas caro que si pagase mi entrada en un club de los que hay cerca de allí.

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