jueves, 21 de octubre de 2010

MI PRIMERA VEZ


Cuando tenemos la experiencia de “la primera vez” en cualquier actividad de la vida, casi siempre sabemos de que se trata y como hemos de proceder; pero cuando nos encontramos en la cancha, lo más probable es que nos sintamos mas perdidos que “cuy en tómbola” (no se porque últimamente tengo simpatía por estos animalitos) y las cosas no siempre salgan de la manera como nos las imaginamos.
Recuerdo que, en un scketch de Olimpiadas de Derecho de la Católica, sacaron una parodia titulada “Un abogado Virgen” (presentado con una voz en off imitando a Iván Márquez el mismo que en 24 horas decía “También viene”), en la que se presentaba la historia (o mas bien la histeria) de un joven abogado recién egresado de la universidad que comenzaba a litigar en el Poder Judicial y bueno, como ustedes se imaginarán, el hombre se encontraba bastante perdido en semejante mundo.
Pues bien, aunque ya llevo 11 años en este “negocio” de ser abogado, nunca había tenido la experiencia de asistir a un juicio oral en materia penal en vivo y en directo (solo alguna vez vi una escenificación en un video en la Universidad donde Marcial Rubio hacia el papel de Fiscal). Normalmente no patrocino causas penales (menos laborales, me dan alergia), solo civiles y conciliaciones; pero, por esas circunstancias de la vida, tuve que acompañar al papá de un antiguo acólito que ha sido perjudicado por el Congresista “Come Pollo”, caso que se ventila en la Corte Suprema de la República.
Fue una experiencia interesante con sus dificultades: no me llamaron antes de empezar la audiencia, por lo que, previo reclamo a los encargados, entre a la Sala tarde; me senté en el lugar equivocado, pues por indicación de la asistente de la Corte me senté junto al abogado defensor, cuando mi lugar era al frente, junto al Procurador del Estado (el Director de Debates me indicó que cambie de sitio); no había silla donde sentarme; hablaban de pruebas que yo ni me acordaba ni estaba muy al tanto (el Procurador Adjunto me decía apoye al Fiscal y a lo que decía el Procurador Titular, por lo que tuve que llevarles el amén, “haciendo míos los argumentos del Ministerio Público”); me sentía un poco "en la luna de Paita" tratando de acordarme de normas legales que había estudiado hace casi 20 años y de argumentos que había leído en el expediente muy a la ligera; y por si fuera poco, los periodistas de Canal 9, y no se que canales mas, se encontraban allí presentes (menos mal que las imágenes no aparecieron en ningún noticiero). Como dato adicional les comento que uno de los vocales era el Dr. Víctor Prado (mi profesor en la PUC y Presidente del Jurado en mi grado de abogado) quien me reconoció y me saludó muy disimuladamente con un gesto.
Y aunque “mal de muchos, consuelo de tontos”, debo reconocer que no fui el único que tuvo algunas dificultades en esa audiencia: el abogado defensor estaba inhabilitado por no pagar sus cuotas al Colegio de Abogados (y el Fiscal se encargó de hacerlo público); y el Procurador Adjunto (un Abogado tan joven como yo) se encargaba de "soplarle" algunos puntos al Procurador Titular (un abogado de mayor edad y experiencia).
La primera audiencia fue un poco difícil. La segundo ya fue un poco mas llevadera; espero que las que vengan en los próximos cuatro meses, (según el cálculo del Procurador Adjunto quien, dicho sea de paso, está pendiente de que le renueven el contrato) sean mas manejables.
Al comienzo, cuando oia los descargos del acusado (quien en cierto modo echaba la culpa a cualquiera menos a él) me daba un poco de pena y pensaba “probecito, no falta gente mala que haga alguna trampa en nuestras oficinas”; pero después cuando escuchaba sus contradicciones y argumentos un poco infantiles, y además escuchaba al Procurador Adjunto decir a "sotto voce" “Está mintiendo”; pensé: “No, a mi no me la hacen; no me van a engañar”. Lo que menos se puede, en un caso como este, es ser ingenuo, buena gente o inocente; sino nos ven la cara.
Mi “Primera vez” en la Corte suprema y en un Juicio Oral es (porque aun no acaba: recién comienza) una experiencia que marca y que me abre otras puertas en el quehacer jurídico. Solo espero que esto no me haga perder la confianza en el ser humano quien, aun en estas situaciones y con argumentos poco convincentes, puede estar diciéndonos la verdad y puede cambiar de vida.

Nota: ¿De qué “Primera vez creían ustedes que iba a hablar?

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