VIGILIA PASCUAL
La Vigilia Pascual
es el corazón de la Pascua, la celebración más importante de todo el Año
Litúrgico. Es una celebración de carácter nocturno, la simbología litúrgica nos
obliga a realizarla de noche (luz que vence a las tinieblas, el Cirio Pascual
que ilumina la iglesia, la noche en que Cristo vence a la muerte); por ello
debe empezar después que anocheció el Sábado (muchos lo empezamos a las 8 o 9
de la noche del Sábado) y debe terminar antes que amanezca el Domingo (¿alguna
comunidad se animaría a empezar la Vigilia Pascual el Domingo a la 1 o 2 de la
madrugada?).
Es una noche en
vela, de fiesta y alegría, porque Cristo ha vencido a la muerte, pero también
es una noche en la que la Iglesia, con las lámparas encendidas, espera el
retorno de Cristo. Por ello, no debemos tener miedo que sea una liturgia larga,
si se celebra en un clima de alegría y jubilo no resultará pesada y será la
mejor propaganda para que la gente asista el año siguiente.
Nuestra Vigilia
Pascual consta de 4 partes:
- Lucernario: Fuera de la iglesia se
prepara el fuego, del cual se encenderá el Cirio Pascual en que se encenderán
las velas de los fieles y que ingresará al templo que estará a oscuras. Ya en
la iglesia se canta el “Pregón Pascual” que es el anuncio de la Resurrección de
Cristo y la evocación de los grandes momentos de la historia de la Salvación:
la inmolación de Cristo el Cordero Pascual, el paso del Mar Rojo, la restitución
a la gracia de los pecadores; y espera que Cristo encuentre a la Iglesia
reunida con las lámparas encendidas.
- Liturgia de la Palabra: Esta es
una noche de oración, de contemplar y escuchar con calma la Palabra de Dios. La
Iglesia nos propone 7 lecturas del Antiguo Testamento: La Creación, el
Sacrificio de Isaac, el Paso del Mar Rojo (esta lectura es obligatoria), la
Misericordia y el amor eterno de Dios (Isaías 54, 1.4), la Alianza nueva con Dios (Isaías 55, 1-11),
El camino a la claridad del resplandor del Señor (Baruc 3, 9-15. 32-4,4) y la
promesa del agua purificadora (Ezequiel 36, 16-28). Terminadas las lecturas del
Antiguo Testamento se entona el “Gloria a Dios en el cielo” y, luego de la
oración colecta, se proclama la Epístola (Romanos 6, 3-11); se canta
solemnemente el “Aleluya” (que no se canto durante la Cuaresma), seguido del
Salmo 117 y se proclama el Evangelio de la resurrección del Señor.
- Liturgia Bautismal: La tercera
parte de la Vigilia es la celebración (o el recuerdo) del Bautismo, si hay
catecúmenos se bendice el agua bautismal y se celebran los Bautismos y las
Confirmaciones; si no hay bautizandos, se bendice el agua y luego la asamblea,
con las velas encendidas renueva sus promesas bautismales: renuncia al pecado y
hace su profesión de fe; acto seguido el sacerdote asperja con agua bendita a
la asamblea recordando el Bautismo. ¿Por qué se celebran los Bautismos o se
recuerda este sacramento en la Vigilia Pascual? La razón nos la ha propuesto
san Pablo en la Epístola de esta noche: el Bautismo es nuestra participación en
la muerte y resurrección de Cristo, el hombre viejo muere y renace un hombre
nuevo.
- Liturgia Eucarística: La de esta
noche es la Eucaristía por antonomasia, la celebración del banquete con el
resucitado, memorial de su muerte y de su resurrección. Terminada la Misa el
sacerdote o el diácono nos despide diciendo “Pueden ir en paz aleluya, aleluya”
y nuestra despedida gozosa es “Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya”
DIA DE PASCUA
Este día es el gran
Domingo del año, cantamos con toda la Iglesia “Este es el día en que actuó el
Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”. Han comenzado 50 días de fiesta que
concluirán con el Domingo de Pentecostés. Es día de fiesta y alegría.
La liturgia nos
invita alegrarnos: nuestros Templos se visten de fiesta, suenan los
instrumentos, adornamos con flores el altar y el Cirio Pascual arde junto al
ambón.
Durante los 50 días
de Pascua leemos en la primera lectura el libro de los Hechos de los Apóstoles.
La primera lectura del Día de Pascua es el testimonio de Pedro en Casa del
pagano Cornelio (Hechos 10, 34a. 37-43), seguido del Salmo 117; la segunda
lectura es una invitación a buscar los bienes de arriba (Colosenes 3, 1-4); y,
antes del canto del “Aleluya”, se proclama la secuencia “Victimae Paschali
laudes” (Ofrezcan los cristianos), una hermosa pieza poética medieval que
exalta el triunfo de Cristo el Cordero inmolado y recuerda el testimonio de
María Magdalena. El Evangelio es el relato del descubrimiento del sepulcro vacío
contado por san Juan (Juan 20, 1-9)
Han comenzado 50
días de fiesta, como si fueran un solo Domingo. Que, después de acompañar a
Jesús en su Pasión, podamos acompañarlo en su resurrección y que podamos decir
como Pedro: “Nosotros damos testimonio de
que hemos comido y bebido con él después de la Resurrección”.