jueves, 17 de abril de 2014

LA CELEBRACION DEL TRIDUO PASCUAL II - VIERNES SANTO DE LA MUERTE DEL SEÑOR

La Iglesia nos invita contemplar el Triunfo de Cristo en la Cruz. Es curioso que San Juan señala que el día en que murió Cristo se inmolaba el Cordero Pascual.
En este día, por una tradición muy antigua no hay Misa, pero si Liturgia: tanto el Oficio Divino, como la Celebración de la Pasión del Señor. También es un día de ayuno y abstinencia obligatorio.
La celebración de la Pasión no es una celebración de luto de la Iglesia, sino de Triunfo de Cristo exaltado y glorificado en la Cruz. El color de las vestiduras no es el negro o morado de difuntos (antiguamente se usaban estos colores), sino el rojo, el color del triunfo de los mártires.
La Liturgia de la Pasión consta de tres momentos
- Liturgia de la Palabra: El sacerdote y los ministros ingresan al templo sin canto, con ornamentos de color rojo, se postran en tierra y dice una primera oración. No hay acto penitencial. La proclamación de la Palabra de Dios consta de tres lecturas (además del Salmo Responsorial): la primera es el Cuarto Cántico del Siervo de Yavé (Isaías52, 13―53, 12), en el que la tradición ha visto profetizado los sufrimientos del redentor; la segunda (Hebreos 4, 14-16; 5, 7-9) nos presenta el sacrificio de Cristo como el ejercicio de su sacerdocio; y, como es tradicional, se proclama la Pasión según San Juan, que presenta a Cristo como el Cordero Pascual inmolado en quien se cumplen todas las profecías y cuya muerte no es un fracaso sino su glorificación. Luego de la Homilía, se hace la Oración Universal en la que se proclaman 10 intenciones (por la Iglesia, el Papa, los Fieles, los Catecúmenos, la Unidad de los Cristianos, los Judíos, los que no creen en Dios, los que no creen en Cristo, los gobernantes y los atribulados), según la antigua manera romana, presentando a Dios Padre las grandes intenciones de la Iglesia Universal.
-  Adoración de la Cruz: Este rito tiene su origen en Jerusalén, en este día el Obispo daba a besar el “Lignum Crucis”; posteriormente pasó a toda la Iglesia. Hay que tener presente que nosotros no adoramos la Cruz, sino a Cristo crucificado quien en el madero de la Cruz da su vida en rescate por todos. Los cantos nos invitan, por un lado a considerar nuestras ingratitudes frente a Dios (“Pueblo mío ¿qué te he hecho? Yo te saqué de Egipto….y tu hiciste una Cruz para tu Salvador”) y por otro lado exaltan el Misterio y el Triunfo de Cristo crucificado (“Tu Cruz adoramos, Señor y tu anta resurrección alabamos y glorificamos”; “Oh Cruz fiel árbol único en nobleza…”)
La sagrada Comunión: Terminada la adoración de la Cruz el altar (que ha permanecido desnudo desde el final de la Misa del Jueves Santo) es vestido con un mantel para la celebración de la comunión, memorial de la Muerte y Resurrección del Señor. Terminada la Comunión se hace una Oración sobre el pueblo y se termina la liturgia sin canto ni bendición final.
Contemplemos en este día a Cristo crucificado. Que la liturgia de hoy, y los ejercicios de piedad (procesiones, Vía Crucis), nos ayuden a profundizar en el amor de Jesús que nos amó y se entregó por nosotros.

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