viernes, 20 de diciembre de 2013

¿QUÉ CANTAMOS EN NAVIDAD?

En estos últimos días de Adviento la preocupación de los coros de las parroquias e iglesias es ver que se va a cantar en la Misa de Nochebuena. La Misa de Nochebuena (más conocida como “Misa de Gallo”) celebra el misterio del nacimiento de Jesús, proclamándose el capítulo 2 del Evangelio de San Lucas.
Y, por ser una celebración muy concurrida (al igual que las misas del Domingo de Ramos y del Jueves Santo), hay que tener un cuidado muy particular en lo que se va a cantar porque, con tantas canciones navideñas que se oyen por todas partes, se corre el riesgo de utilizar cantos que “están de moda” y no dicen nada sobre el nacimiento de Jesús.
Por otro lado, hay que reconocer que, de alguna manera, los fieles que asisten a una celebración “están a merced” de la voluntad de los gustos del Director de Coro o del Párroco de turno, quienes muchas veces no tienen buen gusto o ni buena formación litúrgica y musical.
Entonces ¿Qué cantar?
Algunos recurrirán a los cantos de años anteriores (a veces escogidos sin más criterio que el gusto del encargado), otros más bien preferirán cantar cantos nuevos, otros buscarán “cantos con mensaje” (en estos días hay muchos mensajes muy buenos, pero “La Navidad es Dios recién nacido”)… Por ello es bueno considerar algunos criterios y sugerencias:
* Lo fundamental es que TODA LA COMUNIDAD celebre con el canto el misterio del Nacimiento de Jesús. En ese sentido hay que considerar que a la Misa de Nochebuena viene todo tipo de gente, y de todas las edades; por hay que tener cuidado de no convertir esta celebración en una liturgia infantil (escuchar en estos días a tantos coros de niños como “Los Toribianitos” nos dan esa idea), si bien es cierto que un coro de niños hace muy bonito para esta misa, no es la única ni la opción preferente.
* Habría que revisar bien que se ha cantado en años anteriores, como se ha cantado y cuál ha sido la respuesta de la comunidad: ¿los fieles cantaron? ¿sólo escucharon?, ¿creo un clima de oración? ¿O solo fue un espectáculo bonito que “emocionó” a los fieles? Recuerdo alguna Misa de Gallo en la que, después de la Comunión el coro (compuesto mayormente por niños) entonó “Que canten los niños, que alcen la voz…” muy bonito, muy emocionante, pero… ¿Y qué tenía que ver con el nacimiento de Jesús?
* No todos los cantos o villancicos son apropiados para la liturgia. Muchos de ellos han llegado a nosotros como parte del repertorio popular y han sufrido retoques en el tiempo (recuerdo mucho haber escuchado cantar el “Burrito sabanero” durante la Comunión de una Misa de Gallo). Por ello escojan los que más ayuden a la celebración del misterio, los demás habrá que dejarlos para los recitales o reuniones navideñas que abundan estos días.
* No hay que tener miedo de recurrir al riquísimo repertorio tradicional: hay muchos cantos que ya forman parte de la tradición navideña de nuestras comunidades, y el conservarlos año tras año de alguna manera nos hace sentir en comunión con tantos hermanos nuestros que, en años anteriores, celebraron con esas piezas musicales la Navidad. Personalmente pienso que el “Adeste fideles”, y el “Noche de paz”, no deben faltar en la Misa de Nochebuena, pero sin hacerle alteraciones en ritmos o letras, que en lugar de embellecer estos cantos, mas bien los adulteran. Tampoco hay que tener miedo de los cantos en latín (el argumento de que “nadie entiende” es una verdad a medias, ya que muchas veces oímos a la gente cantar en otros idiomas y no se hacen problema por eso), para lo cual es conveniente dar a los fieles las letras con sus respectivas traducciones (por experiencia les digo que eso da buenos resultados).
* Un detalle que puede parecer secundario o pasa desapercibido: tengamos presente el lugar de la celebración: no es lo mismo tener una Misa en un templo moderno, en una comunidad campesina, en un templo colonial o antiguo. Recuerdo que hace unos años asistí a una misa en un templo barroco: la misa se cantó con guitarra; y, valgan verdades, se sentía que esa instrumentación “desentonaba” con el templo que, por todo el arte que tiene, casi exige el uso del órgano (¿no se han dado cuenta que, en los reportajes a lostemplos antiguos suelen poner, como música de fondo, polifonía sagrada o música de órgano?); asimismo recuerdo una ceremonia del Viernes Santo en un templo colonial de Lima donde se utilizó el canto gregoriano, y polifonía clásica, y la verdad, la música y el templo se complementaban.
* No todo tiene que ser “palabreo”; también habría que apelar a la música instrumental, que bien ejecutada puede crear un clima de recogimiento en el “ofertorio” de la Misa o después de la Comunión.
Una palabra final a aquellos que tengan talento para componer letra o música: creen cantos para la liturgia, que ayuden a celebrar el misterio a la Iglesia, que lo pueda entonar la comunidad cristiana (y no solo el coro de jóvenes). Hay tantos poemas de Navidad (los de Lope de Vega por ejemplo) e Himnos de la Liturgia de las Horas que esperan que hayan personas talentosas que les pongan música. No tienen que ser necesariamente del estilo del barroco, cada quien puede, con su arte y con su estilo, crear música para orar con ello (se me viene a la mente la versión musicalizada de la antífona del Domingo de Ramos "Al entrar el Señor en la ciudad santa" que compuso con mucho acierto mi amiga Rossana Morales y que forma parte del repertorio tradiconal de Semana Santa de la parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados).
En Navidad todos nos alegramos por el nacimiento de Jesús. Se trata de cantar el Misterio, de celebrar el misterio. En estos días se dan demasiados mensajes con buenos deseos de unión, de solidaridad, de paz, de amor… Todo eso, insisto, está bien, pero esos buenos deseos también deben tenerse todo el año. Que, en estos días, la Iglesia diga, en los cantos, la gran noticia que se dijo en Belén hace mas de dos mil años: “Hoy nos ha nacido el Salvador: el Mesías, el Señor”.
Lo demás es secundario.

jueves, 5 de diciembre de 2013

UN ALMUERZO MEMORABLE

Para un estudiante de Derecho de la PUC ganar las olimpiadas de la Facultad era un acontecimiento digno de ser celebrado. Pues bien, en 1992 mi promoción "Goce", había campeonado por segunda vez las Olimpiadas y eso había que celebrarlo. Así que se organizó un almuerzo para el Sábado 5 de Diciembre, desde la 1.00 p.m. "hasta morir" como dijo Salvador del Solar.
El lugar elegido era la casa de Pedro Velásquez López Raygada en San Miguel, asi que allí me dirigí para compartir con mis amigos, y si la memoria no me falla, llegué temprano (como de costumbre). No recuerdo que almorzamos, pero si recuerdo que, como era el cumpleaños de Manuel Barrios, no encontraron mejor forma de "agasajarlo" que bañarlo en cerveza en el jardín de la casa.
Bien, terminamos de comer a eso de las 3.00 p.m.; y ¿ahora qué? Lo lógico era bailar hasta que las fuerzas nos lo permitan. Sin embargo, era la época en que no llovía en la sierra del Perú y eso obligaba a restringir la electricidad en la ciudad ocho horas al día; y, por esas casualidades de la vida en aquel barrio no había luz desde las 9.00 a.m. hasta las 5.00 p.m. ¿Qué hacemos, conversamos?
Y en ese momento (seríamos como 80 los que estábamos sentados en la sala) surgió la idea: "juguemos a la botella borracha". Y aprobamos la idea. Aún recuerdo la cara sonriente de Enrique Ferrand que dijo con mucha picardía. "Esto es un contrato. ¿Aceptan?". La respuesta no se hizo esperar: "¡Aceptamos!".
Y comenzó el juego. 
Los castigos mas graciosos y comprometedores fueron los mas utilizados para amenizar aquella tarde calurosa de Diciembre. No puedo entrar en detalles al respecto, una vez más debo ejercer la "autocensura" (ya les dije que este blog lo leen niños y gente de Iglesia), tampoco se imaginen castigos "triple x" o para mayores de 18 años con DNI y advertencia. A este servidor también le tocó su castigo, pero, como no me convenía cumplirlo, Jorge Vega (cuando no) me lo conmutó a que tomara pisco puro en una tapita de botella. Bueno, no soy de tomar, así que el castigo lo cumplí a medias y casi con lágrimas en los ojos.
Por aquel entonces ya brillaba mi afición por la fotografía y lleve mi cámara para ese almuerzo; pero, lamentablemente se me había acabado el rollo (no habían cámaras digitales) y me quedé con ganas de tomar fotos por las que algunos hubieran pagado lo que sea con tal que no salgan publicadas. el juego acabó casi a las 5.00 no solo porque ya llegaba la luz (y por fin habría baile), sino porque llegó el Dr. Luis Hernández Berenguel, profesor de la facultad, padrino de la promoción (en esas olimpiadas y dos años después en la graduación) y padre de Juan Luis Hernández, así que había que portarse bonito nomás.
Pero, así como yo era uno de los primeros en llegar, también era uno de los primeros en irme, eran las 5 y yo tenía que tocar tres matrimonios en Desamparados a las 6.00, 7.00 y 8.00 p.m. Con el dolor de mi corazón dejé aquella celebración ("¿Te vas, Manuel?", "Si", "¿Regresas?", "No lo se", "Ah, que te vaya bien") y a cumplir con los compromisos asumidos (después supe que no me necesitaban para los matrimonios de 6.00 ni de 7.00 p.m.: habían coros para esas misas).
¿Qué pasó entonces? Bueno, de lo que no se no hablo. Supongo que se habrán divertido. Sin embargo, el matrimonio de las 8.00 p.m. acabó temprano, así que tomé un taxi y me dirigí lo más rápido que pude al lugar del crim..., perdón, a la casa de Pedro.
Les dije que el almuerzo era desde la 1.00 p.m. hasta morir. Llegué como a las 9.30 p.m. ("¡Manuel, volviste!" me dijo Ricardo Ortiz de Zevallos) y ya estaban agonizando: algunos bailaban frenéticamente, otros dos o tres bailaban en las escaleras, otros bailaban con cierta coquetería, uno lloraba por un amor perdido y yo, como de costumbre, dando ánimos. Las cosas no acaban allí: algunos dormían la borrachera, y habían ocasionado algún destrozo en la casa, entre ellos malograr el fax. Pedro Velásquez debió haberse ganado una buena llamada de atención por parte de su familia. Una hora mas y me fui a mi casa, al igual que los demás.
Dos días después en la Universidad me encontré con Juan Peña (que se había quedado dormido por efectos del alcohol en plena fiesta), y me dijo "Manuel, no me acuerdo de nada de lo que hice esa noche"; entonces, no se me ocurrió mejor cosa que gastarle una broma (bueno ese semestre le jugué muchas bromas a Juan y él ¡siempre me creia!): "Juanito, lo que hiciste esa noche"; "¿Qué hice, no me acuerdo de nada?", "Hiciste esto y esto, y por poco le faltas el respeto a N.N., haciendo tal cosa". 
Pobre Juan, no sabía donde meter la cara, más aún cuando llegando a la puerta principal de la PUC la tarde del Lunes 7 de Diciembre no falto quien, recordando que se quedó borracho y dormido, le dijo, en tono de burla, "Que tal almuerzo, Juan". Después de reirme un rato de su ingenuidad (todo lo que le decía era falso, ni lo vi borracho, ni dormido, es mas no recuerdo haberlo visto tomando ni siquiera agua), le dije que todo era una broma. Juan molesto me dijo que nunca mas me creería en lo que le iba a decir (cosa que no cumplió ninguna de las veces que cayó en mis bromas).
Con la gente de Goce tuvimos un almuerzo por las Olimpiadas en 1993, luego un reencuentro en 1995 y otro en el 2004, al que, como de costumbre, llegué temprano y me fui temprano, porque tenía que atender las Misas en la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados (cuando le conté esto al P. José Francisco Navarro, S.J. Superior de la Comunidad Jesuita de Desamparados me llamó la atención: no por haber ido al almuerzo, sino por no haberme quedado mas tiempo a compartir con mis amigos, ya que por esta vez las otras actividades podían esperar).
Todas estas experiencias las guardo en el corazón, con la gente de "Goce" viví con alegría esta etapa de mi vida y de mi formación profesional. Mas allá de lo anecdótico, de lo gracioso y hasta de lo comprometedor, tengo siempre presente el regalo de la amistad que ahora retribuyo con mis oraciones, y con el deseo y la esperanza de volverme a reunir con ellos, ya no para hacer las mismas travesuras de antes (ya no estamos para esos menesteres), sino para recordar y compartir la amistad y la vida que Dios nos ha regalado.

lunes, 18 de noviembre de 2013

LA LEYENDA DE GOCE TRICAMPEON

Según Wikipedia "una leyenda es una narración de hechos, naturales, sobrenaturales o mezclados, que se narra y se transmite de generación en generación en forma oral o escrita, generalmente el relato se situa en forma imprecisa entre el mito y el suceso verídico que le confiere cierta singularidad". La presencia de lugares, tiempos y personas concretas, le dan a la leyenda elementos de verosimilitud.
Pues bien, creo que algo de esto hay en lo que se llegó a llamar "La Leyenda de Goce Tricampeon", una historia referida a las Olimpiadas de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica del Perú del año 1993.
Ya en otras ocasiones, por estas fechas, les he hablado de las Olimpiadas de la Facultad de Derecho de la PUC. En los años 1988, 1989 y 1990 una promoción cuyo nombre abreviado era "Nullum" (una vez mas les pido comprensión: no puedo poner los nombres completos de las promociones de Derecho, porque este blog lo leen niños y gente de Iglesia), había logrado la hazaña de campeonar tres veces en dicho evento y nosotros, que ya lo habíamos hecho dos veces en 1991 y 1992, estábamos a  punto de repetir esa hazaña, nos sentíamos los sucesores de "Nullum" como se coreó aquella noche del Sábado 24 de Noviembre de 1990. Sin embargo, una promoción menor que nosotros, cuyo nombre era "Manus", ya daba señales que se iba a convertir en nuestro principal dolor de cabeza (y que, además, tenía la posibilidad de repetir la hazaña de "Nullum" si campeonaba esta vez), por lo cual nuestra principal preocupación era superarlos con la mayor ventaja posible desde el inicio.
Asi que a preparar el scketch inicial. Preparamos una historia que titulamos "El Mágico Mundo del Derecho", que era una parodia a los cuentos de hadas de Disney. Fue interesante ver "re-creadas" la historias de "Aladino y la lámpara maravillosa" (cuya película por aquellos días se exhibía con éxito en los cines), "Blanca Nieves y los enanos" (con solo cuatro enanos), "Pinocho" y "Peter Pan", con las coyunturas sociales, políticas y universitarias, que las hacían divertidas.
Participamos casi todos en aquella presentación: Paul Duclós (Pinocho), Duncan Masson (soldadito de plomo), Ana Cecilia Sewrpa, Marco Alarcón, Luis Arroyo (juguetes); Vanessa Mizushima (Dra. Elvira Méndez), Manuel Barrios (Aladino), Salvador Del Solar (Genio de la lámpara), Magaly Báscones, Homi Rodríguez, Tiki Mejía y Teresa Álvarez (Odaliscas), Percy Bazo (Fakir), Beatriz Llanos (Susan Nieves, mezcla de Blanca Nieves y Susan León, cuyo "sensual" programa estaba de moda), Gloria Viacava (Penélope, la mucama), Sandra Sevillano (la Reina), Gonzalo Quijandría (el Espejo), Carlos Fernández Dávila, César Davila (los enanos), David de la Torre (Peter Pan), Héctor Calero (Peter Panetón), Ginette Lumbroso (Campanita), Jorge Vega y Mirko Peraltilla (Piratas), Enrique Felices (Capitán Garfio), Roberto Gómez, Juan Luis Hernández (Nubes)... cuantos más cuyos nombres no recuerdo por la prisa con la que escribo. A este servidor, le todo hacer el papel de "practicante esclavo" en la galera del barco del Capitán Garfio. Allí participaron dos profesores junto a nosotros: el Dr. Mario Pasco Cosmópolis (quien fue Ministro de Trabajo) en el papel de Papa, y el Dr. Humberto Medrano Cornejo, en el papel del Príncipe de Blanca Nieves.
El ensayo, por la mañana se tuvo en un campo deportivo de la Municipalidad de Pueblo Libre (Mirko Peraltilla era regidor allí y nos lo consiguió). Y en la tarde de aquel Jueves 4 de Noviembre de 1993 fue nuestra participación en la PUC. Una vez mas, nuestras utileras comandadas por Rosita Aguilar (con su gorrito del Pato Donald) nos prepararon los disfraces para aquella ocasión.
Y llegó la actuación, nos lucimos con nuestras historias. El jurado estuvo compuesto por dos profesores y la actriz Mercy Bustos (quien se divirtió con mi actuación). Y aparentemente ya nos jurábamos ganadores de esta primera etapa. Pero el skcetch de "Manus" estuvo bastante bien. A la hora del anuncio del ganador, todos estábamos tomados de la mano, con el aliento contenido, para gritar nuestro triunfo (aun recuerdo ese momento). Pero, sucedió lo inesperado.... empatamos el primer lugar con "Manus", quienes se sentían los únicos ganadores. La explicación que nos dió el jurado era que nuestro scketch era mas "artístico" (lo cual gustó mucho a Mercy Bustos), y el de "Manus" era más "jurídico", (lo cual gusto mucho a un jurado compuesto en su mayoría por abogados).
Desde aquel día la lucha contra nuestro rival se hizo "descarnada y sangrienta" (bueno, es una forma de decir), si antes nos preocupábamos de ganar, ahora la preocupación era mayor, no nos podíamos dar el lujo de perder un solo punto.
Llegó el día de la Maratón y la de damas se desarrolló con normalidad, excepto por Magaly Báscones que acabó extenuada, y no recuerdo si tuvo algún golpe que le hizo quejarse de dolor, por lo que Salvador del Solar, con buen humor dijo: "Tranquilos, dió a luz un niño". Pero, en la de varones hubo algo que hizo perder el control de los corredores, lo cual originó una controversia y una impugnación por parte de "Manus".
El Sábado 21 de Noviembre era la final, había que presentar un scketch final en la noche en el "Local de Vitaliano". La tensión era grande y "Manus" nos pisaba los talones. Nuestros libretistas (Salvador del Solar, José Delmar y otros) se pasaron la noche anterior preparando y grabando todo. Teníamos una desventaja: Paúl Duclos (uno de los mejores talentos de la promoción) había viajado al extranjero invitado por una revista de Derecho. Además aún quedaba pendiente lo de la maratón. Se preparó una parodia de "Terminator". Cuando "Manus" presentó su scketch (si mal no recuerdo, antes que nosotros), notamos varias semejanzas con el nuestro, que dió la impresión que las ideas se habían filtrado; además se corrió el rumor de que, estando como iban las cosas entre "Manus" y nosotros, casi a la par, quien ganaba el scketch final, ganaba las Olimpiadas, con lo cual seríamos tricampeones. Mientras esperábamos los resultados, en medio de mucha tensión que generó algunos roces entre algunos miembros de la promoción, no dejamos de  divertirnos con el baile, quienes mas lo gozaron fueron los integrantes de la promoción "Habeas" (insisto, no pongo el nombre por respeto a mis lectores) que bailaron como nunca la canción "Mujeres" de Ricardo Arjona.
El resultado lo dió el Dr. Walter Albán (quien hace unas horas sido nombrado Ministro del Interior), y allí no hubo empate: ganamos el sckecth pero, por el tema de la maratón no se anunció al campeón de 1993.
Nosotros igual celebramos el tricampeonato con un almuerzo en La Molina el Sábado 28 de Noviembre. Pero el tema de la impugnación siguió, y "Manus" logró que se corriera nuevamente la maratón de varones, lo que se hizo un sábado de Diciembre. Nosotros no participamos de manera oficial, solo algunos fueron título personal (decisión que, a mi modo de ver, no fue acertada, pero no estuve en la reunión en la que se decidió aquello). Después de la maratón se tuvo la premiación final y sospecho que "Manus" se coronó campeón de 1993 (digo sospecho, porque nosotros ya estábamos en finales y a nadie la importaba saber quien ganaba, solo importaba aprobar los exámenes de fin de curso). 
Puedo decir que, como en toda leyenda, en la de "Goce Tricampeón", lo real se mezcla con lo ficticio: aunque no fue oficial, sentimos el orgullo de ser tres veces campeones de Olimpiadas de Derecho de la PUC, y así lo hemos dicho y sostenido cada vez que el tema salía a relucir en la PUC. 
Han pasado veinte años de aquellos acontecimientos que, aunque ya no nos quite el sueño saber si le ganamos a "Manus" en 1993, nos alegra el haber sido protagonistas de tales eventos, de sentirnos un solo hombre, de sentirnos un equipo que, como dijo Salvador del Solar cuando nos graduamos, tocamos con aquellos triunfos la sensación de lo eterno.
Y yo, veinte años después, doy gracias a Dios por haber conocido y compartido estas experiencias con mis amigos de "Goce", de sentirnos héroes. No puedo dejar de agradecer el regalo de su amistad, de su confianza, de hacerme participar de la diversión de un grupo de jóvenes estudiantes de Derecho.
A todo "Goce" los recuerdo con cariño y me encomiendo a sus oraciones (varios de ustedes creyeron que algunas cosas que hice en las Olimpiadas un dia serían realidad y no scketch, ¿si o no, Jorge Vega?). Espero que, el próximo año, cuando cumplamos veinte años de graduación nos volvamos a reunir y gritemos como en nuestros mejores años:
"Ay
 Ayayay
Ayayayayayayay
Sube, baja, goce, ay"

viernes, 8 de noviembre de 2013

HABÍA UNA VEZ UN CUY (O VARIOS CUYES)

Para quienes me conocen no es ninguna novedad mi simpatía por los cuyes, al punto que, a los Acólitos de la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados, a quienes dirijo, les digo con mucho cariño "Cuyes", y algunos de ellos me considera un "Cuy mayor".
Todo comenzó en Mayo del 2007 cuando el P. Enrique Rodríguez, S.J. (entonces párroco de Desamparados) sugirió con muy buen humor que un acólito, Alonso Arribasplata (pequeño de estatura, por cierto) se vistiera de Cuy y nos ayude en la tómbola parroquial. Esto (que obviamente no se hizo) dió origen al apodo que lleva Alonso hasta hoy y que, por extensión, se aplicara a los demás acólitos.
Pero, ya hablando del dichoso animalito (popularizado por el Banco de Crédito del Perú como el "Cuy Mágico", y Pedro Pablo Kuczynski como el "PP Cuy"); lo primero que les debo decir es que no soy muy devoto de comerlo, no por su parecido con otro roedor con cola, sino porque me resulta un poco incómodo ya que no tiene mucha carne. La última vez que comí cuy, un domingo de octubre del 2010, me cayó tan mal que me trajo algunos problemas digestivos y por poco me hace pasar un mal rato (léase verbo "huácala") mientras horas mas tarde acolitaba la Misa en la iglesia de San Pedro. Menos mal que no pasó de un malestar y escalofríos.
Como no toda nuestra vida se desarrolla en contextos gastronómicos, les contaré que ha sido en las Kermesses de la Parroquia de Desamparados donde se estrecharon los vínculos entre los cuyes, los acólitos y este servidor, pues esta era la tarea que se nos ha encomendado desde el 2009.
"El Juego del Cuy", consiste, para los que no lo saben, en colocar varias cajas numeradas, la gente apuesta dinero, se coloca al cuy al medio dentro de una caja, se le da vueltas y se le deja salir para que se esconda en alguna caja, la cual se convierte en la ganadora. Aparentemente es sencillo, solo se consigue el cuy, las cajas, se organizan los premios y listo. Gracias a Dios, por lo general los acólitos han tenido siempre buena voluntad en colaborar con la realización de este juego.
Pero no siempre el asunto del cuy ha sido sencillo: mientras que en el 2009 las cosas fueron fáciles y tuvimos dos cuyes; en el año 2010 eran casi la 1 de la tarde y el cuy no llegaba (el juego debió haber comenzado a las 11.30 a.m.), con lo cual este servidor estaba al borde de la histeria (casi fusilo a los dos acólitos que se habían comprometido a traerlos) y ya estaba pensando en dirigirme al Mercado Central en busca de uno. Gracias a Dios llegaron los cuyes prometidos, y todo transcurrió en paz.
En el 2011, un acólito, Jonás trajo solo un Cuy y hasta hicimos una propaganda invitando a la Kermesse. Minutos antes de que el cuy comience su trabajo, Alonso Arribaspalta (que bien vestido acababa de ayudar en Misa) cogió al animalito para tomarse una foto con "su hermano", pero éste, asustado, le ensució la ropa, con lo que Alonso, luego de renegar un poco, se fue a su casa a cambiarse. Todo iba bien ese día, pero ocurrió lo inesperado: el cuy, agotado y estresado, murió en pleno juego. Comienzan los apuros: Jonás lloraba por su cuy, sus padres lo quieren llevar al veterinario y yo no sabía donde meter la cara. Lo más curioso de todo es que los asistentes a la kermesse comenzaron a dar plata "para el funeral del cuy" que tuvo su pequeño velorio en el parque de Breña.
Con esa experiencia el 2012 Jonás llevó dos cuyes para la kermesse (uno de ellos se llamaba "Alonso"). Gracias a Dios todo salió bien y el cuy regreso a su casa sano y salvo (me dijeron que después acabó en un plato de "cuy chactado", como sus antecesores). Para recuerdo de ese año le tomamos a Alonso Arribasplata una foto junto a las cajas del Cuy.
El pasado Domingo 3 de Noviembre tuvimos la Kermesse en Desamparados y Jonás ya se había comprometido a traer el cuy (o los cuyes). La víspera por la tarde, recibo un mensaje que me avisaba que Jonás estaba de viaje por Piura y, por consiguiente, no traería al cuy. Ante eso, puse avisos en el facebook donde me dieron las sugerencias mas impracticables: "consigue en la Universidad Agraria" (¿quien iba a ir un Domingo a las 7 a.m. hasta La Molina?); "pídele a PPK" (como si tuviera uno para prestar). La salida era ir al Mercado Central o al Mercado de Caquetá por la Av. Zarumilla. Ahora, el otro problema era quién iba a comprarlo, porque mandar a un acólito (por mas mayor, responsable y cuidadoso que sea) significaba que iba a perder mucho tiempo buscándolo y hasta dinero, si es que no terminaba asaltado (ya que la Av. Zarumilla tiene sus peligros). Ese sábado por la noche me fui al Mercado Central, pero ya todo estaba cerrado.
Caballero nomás. El Domingo a las 6.30 a.m. me dirigí al Mercado de Pocitos por la Av. Zarumilla en busca del Cuy. Menos mal que un carro me llevaba directo de mi casa a dicho lugar, aunque me dejó a varias cuadras de distancia, por cuanto en el mismo mercado no había paradero. Un poco con miedo, con decisión y con prisa (tenia que tocar y cantar la Misa de las 8.00 a.m.), pregunté donde vendían cuyes "¿un cuy negro?" (¿me habrán visto con cara de chamán?); "¿para comer?"; "No, para tómbola". Así que preguntando me dirigí a un mercado que estaba a algunas cuadras de la Av. Zarumilla, y de solo escuchar como estos animalitos gritaban "cuy, cuy, cuy...", me di cuenta que había llegado a mi destino. Una señora me vendió un cuy, el mas pequeño que tenía, pague 15 soles, lo metió en una cajita y llevando en una mano mi libro de la Liturgia de las Horas y la caja, y sosteniéndome como podía con la otra, me dirigí en un micro hasta Breña.
Ya en Desamparados el párroco me dijo "Pobrecito, se va  estresar. ¿No puedes conseguir otro?". Vamos, ¿quien iba a volver al Mercado de Pocitos para buscar otro cuy? Pues a la de Dios y roguemos que sobreviva a la tómbola. Eso si, el Cuy fue "bautizado" con el nombre de "Alonso" (no me vano me asegure que sea macho, a fin de que lleve el nombre con toda propiedad).
A las 11 había que comenzar a preparar el juego, pero algunos acólitos estaban mas preocupados de irse a jugar con sus amigos (y amigas también) o bailar en la "Chicoteca" (discoteca para niños). Gracias a Dios, y a la ayuda de Jorge y de su mamá y de varios acólitos mas comenzó el "Juego del Cuy". Eso si, me asegure de recuperar la inversión del cuy, porque, además de este juego, nos encomendaron preparar una vianda y había que gastar en ello (una vez mas, estábamos en déficit).
"El Juego del Cuy" resultó un éxito de recaudación a comparación de años anteriores y pudo haber conseguido más fondos, sino fuera porque se acabaron los tickets. Con todo el juego terminó y no hubieron muertos ni heridos. Pero ahora otro problema ¿qué hacemos con el cuy?. "Padre párroco ¿lo rifamos?" "No, mejor que un acólito se lo lleve y lo traiga el próximo año".
Y ahora ¿quien se lo querrá llevar? (tengan en cuenta que en Breña las casas son pequeñas, y poco apropiadas para criar animales). En la noche del Domingo, luego de varias opciones, un acólito aceptó llevarse al cuy a su casa, no sin antes tomarme la "foto del recuerdo".
No creo que en el futuro vuelva a hacerme cargo del "Juego del Cuy" en Desamparados, pero ha sido una experiencia que me ha tocado organizar con mucho gusto. Hubiera querido estar en el mismo juego todo el tiempo, pero me tocaba ver otras actividades, como coordinar la venta de la vianda, tomar fotos, vender rifas...Con todo estoy muy agradecido. Espero que los acólitos hayan aprendido a organizar y realizar este juego, para que, en el futuro, conmigo o "sinmigo" lo sepan hacer en la parroquia, en su colegio o donde les toque hacerlo.
Y hablando de futuro ¿Cuál será el futuro del cuy "Alonso"? ¿Acaso no tenía ya un hogar?
Bueno, al día siguiente de la kermesse, el acólito que se llevó al cuy, con cara de preocupado me preguntó "Manuel ¿no podría quedarse el cuy una semana en casa de un acólito distinto?"
Bueno, al parecer esta historia continuará... Hasta que, como sus antecesores, termine convertido en picante de cuy o en cuy chactado.

viernes, 1 de noviembre de 2013

RECUERDOS DEL 1 DE NOVIEMBRE

Para la Iglesia Universal hoy es la Solemnidad de Todos los Santos, hoy celebramos a todos nuestros hermanos que han vivido el Evangelio, estén o no canonizados. Es una celebración distinta a la de mañana que es la Conmemoración de los Fieles Difuntos, en la que recordamos a nuestros hermanos que han dejado este mundo y por quienes pedimos la misericordia del Señor.
Para mi este día está inundado de varios recuerdos que he traido a mi corazón esta mañana: por un lado, mi experiencia en Ejercicios Espirituales en 1995 y, por otro lado la Celebración del Día del Acólito que teníamos en Desamparados hasta el año 2007.
La experiencia de los Ejercicios Espirituales fue algo que me ha marcado mucho. Ya los había hecho por primera vez en 1994 con la "Casa de la Juventud" (obra dirigida por los Jesuitas) en la casa de Ejercicios de Villa Kotska, Huachipa. No fue una experiencia fácil: la comparo a lo que se hace con un terreno al cual no se le siembra hace mucho tiempo: es necesario picar la tierra y trabajar con la lampa para removerla y sacar la maleza que hay allí; yo creo que si ese terreno podría decir algo, seguramente se quejaría de dolor y no se sentiría cómodo. La noche más difícil escribí "Génesis" que lo he publicado en http://manolotg.blogspot.com/2009/10/genesis.html
En 1995 la experiencia fue mas llevadera, salimos el 27 de Octubre y regresamos el 1 de Noviembre. también fue en Huachipa. Los puntos los daba el P. Javier Uriarte, S.J. y me acompañaba otro jesuita con quien conversaba de mi experiencia para discernir lo que Dios me iba diciendo. Creo que Dios iba disponiendo todo para que salga bien. No dejaba de escribir algunos "versos" que iban expresando lo que iba sintiendo en aquellos días.
Yo iba a un ritmo mas bien lento; bueno, en los Ejercicios no hay que tener prisas. "La espera ensancha el corazón" y "la ansiedad mata la oración", nos decía Javier. Aunque todo iba bastante bien, fue el 1 de Noviembre (casi a estas horas en que estoy escribiendo esto) que, meditando "como quien no quiere la cosa" sobre la parábola del Hijo Pródigo (a la que tanto tiempo le había dedicado el año anterior), Dios me tocaba el corazón. No quiero entrar en detalles, solo les digo que Dios es agradablemente sorprendente y va mas allá de lo que uno planifica o desea en ese momento. Después, creo que fue a las 10.30 a.m. tuve la última entrevista con mi acompañante, y me dijo "Dios te está esperando". Y así fue. Pedí confesarme con el P. Ignacio Muguiro, S.J., a quien no veia hacia algunos años, y el Señor se encargó de llenar de alegría mi corazón, al punto que en el almuerzo comí hasta lo que no me gustaba. Fue mi regalo por el "Día de Todos los Santos".
La alegría que experimenté aquella vez no se vio empañada por las dificultades que tuve al día siguiente, cuando tuve que volver a mis prácticas pre profesionales. Y hasta ahora la tengo presente en el corazón;  y de cuando en cuando es bueno recordarla para tomar fuerzas, sobretodo cuando a veces las cosas no andan bien.
La otra experiencia que recordaba hoy era la celebración del "Día del Acólito" que tuvimos en Desamparados desde 1998 hasta el 2007 y, de algún modo, se tuvo el 2009 y 2010. No quiero recordarla con la pena que he sentido en otras ocasiones; sino mas bien con agradecimiento por "tanto bien recibido".
Creo que hicimos un buen trabajo: cada "Promoción de Acólitos" implicaba dedicación, paciencia, oración... Recuerdo que, cuando invitamos en el 2002 a Mons. Adriano Tomasi, OFM, Obispo Auxiliar de Lima a presidir la Misa por el "Día del Acólito", él quedó muy encantado con lo que vio; no solo estuvo en la Misa, sino también en el "compartir" y premiación a los mejores acólitos en el Salón Parroquial. Al final, cuando se fue, nos dijo, "Gracias, hoy he celebrado mi cumpleaños con ustedes".
Cada celebración tiene recuerdos particulares: algunos años invité a las ceremonias a los niños del Colegio "H. Anselmo María" para animarlos a ser acólitos (en algún caso funcionó); el canto de la "Salve Regina" clásico en nuestras celebraciones (pueden oirlo en http://www.youtube.com/watch?v=eRkBJgOoZvQ); el 2005 en que un acólito, que le costaba mucho ser cumplido por motivos familiares, me dio un abrazo y le dije "lo logramos"; mi papá dirigiendo el coro (realmente majestuoso); los premios a los mas responsables y a los mas "madrugadores" (para eso había que conservar las estadísticas); los padres de familia preparando el agasajo (recuerdo que les decía "no me pregunten sobre que comprar, ustedes vean, solo díganme cuanto hace falta"); tanto que contar...
Hoy los recuerdo con cariño. Creo que aquellos acólitos también lo harán. Nunca se olvida aquello que nos alegra el corazón y marca nuestra vida.
Hoy, recordaré estos acontecimientos acompañando al Señor de los Milagros en su retorno a las Nazarenas y en la Misa que espero acolitar hoy a las 6.00 p.m. en la iglesia de San Pedro. Después de todo, el Gran Protagonista de estas experiencias ha sido siempre Jesucristo, quien toca el corazón y nos anima a trabajar por su reino. A él le agradezco, una vez más, por tanto bien recibido.

viernes, 23 de agosto de 2013

UNA VISITA A MIS AMIGOS DEL ANSELMO

En dos ocasiones he hablado de mis amigos del Colegio "Hermano Anselmo María", donde he conocido a muchos alumnos gracias a los programas de Primera Comunión, he hecho muchos amigos y fue semillero de acólitos para Desamparados en el tiempo en que los Jesuitas atendían la Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados.
A través del Facebook me había enterado que para hoy habían organizado el "Día del logro", que consistía en una exposición por parte de los alumnos de todo lo que habían aprendido en estos meses de clases en las diversas áreas. Así que después de terminar de atender a una persona (gracias a Dios no hubo audiencia de conciliación), tomé un taxi y me fui al "Anselmo" para saludar a mis amigos, llevando en mi bolsillo mi cámara de fotos.
Al llegar me abrió la puerta el instructor (Jefe de Normas), Jonathan Torres, que fue acólito de Desamparados en 1995; con un poco de timidez ingresé al colegio y, gracias a la ayuda de dos alumnos de primer año de secundaria que me hicieron de "guías turísticos", comencé a recorrer las aulas que, años antes, me habían alojado para dar la catequesis a los niños.
La primera visita fue al aula destinada al área de Matemáticas (mi pesadilla en tiempos de estudiante desde 2º año de secundaria), y fue interesante ver como los alumnos explicaban la preparación de un dulce de chirimoya y del arroz con leche utilizando los "diagramas de Venn", haciéndome recordar lo que, en 1º año de secundaria, me había enseñado mi profesora de matemáticas Gladys Benites (sin querer, retrocedí en el tiempo y tuve nostalgia de aquellos días). Luego venían unos juegos de dados con el valor absoluto de los números (recordé a mi profesora Rosa María Alva y, salvando las distancias, el curso de MB1 en la PUC); mas adelante encontré a Miguel del Pino (cuyas habilidades para el baile son sorprendentes) que me explicó algo de geometría en 3D con una laptop y como, utilizando un zapato como unidad, tomaban las medidas de una habitación; mas juegos para aprender el álgebra... Vaya, si así me hubiesen enseñado las matemáticas en mis tiempos quizás mi vida hubiera sido distinta.
Luego vino el área de Arte, donde los alumnos mostraban sus habilidades para el dibujo. Algunos mostraban dibujos de desnudos y me decían "mire que malcriado". Bueno, yo también fui muchacho y esos dibujos no me sorprendían en lo mas mínimo. Quizás me asuste o me escandalice cuando alguno dibuje o tome una foto a una "E.T." tal como Dios la mandó al mundo
Seguimos con la visita y en el área de Historia el tema mas recurrente era el de la "Guerra con Chile". Me puse a dialogar con los alumnos y les comenté que, en mis tiempos de la PUC (cuando fui alumno del Dr. De La Puente y Candamo) leí la historia de la guerra con Chile, contada por chilenos y, como es natural, la visión era distinta. Entonces les pregunté "¿quién miente?", alguno dijo "los chilenos"; y les dije: "¿por qué?", "¿Quién dice la verdad?", "¿Fue tal como nos lo han contado?". La cara de sorpresa de los alumnos era impresionante, me daba cuenta que comenzaban a pensar, a cuestionar... Yo les dije que, decir eso en clases podía ser problemático; pero que es bueno pensar y cuestionar. ¡Y eso que no han escuchado o leido a otros autores e historiadores! Seguro que se escandalizan.
Acompañado de mis "guías turísticos" visitamos el área de Religión, donde en la puerta nos saludó el profesor del curso y, luego, vi a Alonso Arribasplata de expositor; más adelante hable con otros alumnos del libro "Historia de un alma" de Santa Teresita del Niño Jesús. Visitamos después el área de Inglés (un llaverito de recuerdo), de Formación Cívica, Educación Familiar, Computación... Por allí el alumno Christian Reátegui (a quien recuerdo de Alcalde escolar en el 2007 y saludaba por aquel año diciéndole "su excelencia") había presentado un número de mimo con otros alumnos. En el área de Ciencia Tecnología y Ambiente me hicieron ver la catáfila de la cebolla a través de un microscopio (que me hizo recordar cuando era niño e iba al trabajo de mis padres en el Instituto de Medicina Tropical de la Universidad de San Marcos). Fue interesante cuando algunos alumnos me explicaron mediante un experimento con un globo que se revienta (que solo pude ver a través de la "vista imaginativa", ya que se olvidaron de llevar el globo) la teoría del "Big bang" acerca del origen del universo (vaya que lo explicaron bien); sin embargo, me llamó la atención que el profesor del curso les diga a los alumnos algo como que yo no creía en esa teoría, sino en el relato bíblico de la Creación, ya que, por la forma en que iba vestido, se notaba que estoy vinculado a la Iglesia Católica (y aquí recordé a mi profesora, Luisa Tito quien, sobre este tema de la ciencia y la religión, nos dio una respuesta que me aclaró todo en 1º de secundaria: "Dios creo al mundo, eso es verdad de fe, ¿cómo lo creo? Eso es trabajo de la ciencia. La Biblia es un libro religioso, no científico").
Fue un gusto ver el esfuerzo de los alumnos, algunos exponían asustados, otros "de paporreta"; ver a mis amigos y a mis acólitos de expositores. Yo los escuchaba con atención y respeto porque comprendo sus miedos y porque hasta ahora, cada vez que debo hacer una exposición en el Poder Judicial, me siento igual o peor que ellos; además no iba como "autoridad" para calificar esos trabajos, solo era un visitante. Felicito a los alumnos y a sus profesores que les animan a mostrar lo aprendido, no debe ser fácil organizar un evento de esa naturaleza. Pienso también, que hay cosas que se aprenden para toda la vida, y que el logro alcanzado se verá en el día a día, dentro y fuera del colegio. Habla la voz de la experiencia.
Me dio gusto ver a mis amigos de siempre, poder saludarlos, tomarme fotos; sentirme uno mas con ellos. Para algunos de ellos brotaron los recuerdos de la primaria. Gracias a los "guías turísticos", alumnos de primer año que me acompañaron en este recorrido. Ojalá vuelva a visitarlos pronto. 
Ahora, en la soledad de la noche, recordando la experiencia de este día veo que ha pasado el tiempo. Rezo por ellos para que sean hombres de bien y que, lo que sus maestros han sembrado de bueno en ellos den fruto a su debido tiempo. No me siento viejo, pero me doy cuenta que mis amigos ya no son los niños de primaria que conocí; parafraseando la canción "No basta" de Franco de Vita, esos chicos son casi unos hombres, mucho mas grandes y mas fuertes que yo.

viernes, 5 de julio de 2013

ADIÓS, JUAN PABLO II

Este artículo lo escribí a los pocos días de la partida del Papa Juan Pablo II a la Casa del Padre, y fue publicado en el Boletín Parroquial de Desamparados en Abril del 2005. Hoy, que se nos ha anunciado su próxima canonización, lo comparto con ustedes. 
Cuando murieron Pablo VI y Juan Pablo I yo tenía 9 años. No me acuerdo haberlos visto celebrando Misa por televisión, o hablando a la gente. Sólo recuerdo haber oído sus nombres en las noticias y unas cuantas fotos en algún libro o periódico.
Cuando Juan Pablo II fue elegido Papa llamó la atención tener a un polaco en el trono de San Pedro (después de 400 años de Papas italianos). Durante su Pontificado comencé a sentirme Iglesia: hice la Primera Comunión, empecé a asistir a Misa los Domingos (y escuchaba el nombre del Papa en la Plegaria Eucarística), lo veía en los noticieros, comencé a participar en la Parroquia. Y, como ustedes, lo he visto visitando países, saludando a la gente, a los jefes de estado, a los enfermos (incluso a los de SIDA cuando se consideraba “peligroso” acercarse a uno de ellos), a los niños y ancianos; incluso, en medio de su enfermedad y a pesar del desgaste físico, saludando a los jóvenes y elevando los brazos con ellos. Juan Pablo II nos ha sorprendido de muchas maneras: pidió perdón por los pecados de la Iglesia, se ha reunido con líderes políticos como Fidel Castro y Jimmy Carter, se ha acercado a las demás religiones. Ha sido fiel al Evangelio, sobretodo para defender la Vida del ser humano hablando contra el aborto, la eutanasia, la explotación de los niños y el terrorismo. Ha sido fiel en su ministerio hasta el final.
Cuando Juan Pablo vino al Perú yo estuve entre las miles de personas que salió a recibirle el 01 de Febrero de 1985, y entre el millón de jóvenes que pasamos un día extenuante en el Hipódromo de Monterrico, haciendo colas interminables y alimentándonos con algunos panes y agua de caño, en un día sumamente caluroso (2 de Febrero). Recuerdo que, después que nos expuso las Bienaventuranzas y de exhortarnos en la construcción de un Perú mas justo, un grupo de jóvenes salio a bailar y el Papa nos decía que los jóvenes del Perú sabemos cantar y bailar. También estuve en el Congreso Eucarístico aquel 15 de Mayo de 1988 en Plaza San Miguel, cuando madrugamos para asistir a aquella Misa. Muchos dijeron después que fueron por “novelería” o por curiosidad; pero, cuando Juan Pablo agonizaba, todos (incluidos curiosos y “noveleros”) estábamos preocupados por él, y ésa circunstancia me hizo recordar el pasaje de Hechos de los Apóstoles cuando Pedro estaba en la cárcel por orden de Herodes y la Iglesia oraba por él (Hechos 12, 1-11).
Hoy Juan Pablo ya descansa en el Señor. Para mi ha sido impresionante ver que, después de que tocáramos las campanas anunciando su partida, habían personas que entraban al templo para orar, el Domingo 3 de abril (del 2005) vino más gente a Misa, y en la Misa que ofrecimos por su eterno descanso el Martes 5 el templo estaba lleno como si fuera un día festivo. Y es que, a pesar de lo que han dicho algunos periodistas e intelectuales en contra de su pontificado, a pesar de las “novelerías” y las sectas, Juan Pablo II era admirado y amado por la humanidad, al margen de las diferencias religiosas e ideológicas: nadie más que él pudo congregar en su funeral a gente de muchos países, culturas, ideologías y religiones. La humanidad se unió en Roma en torno a Juan Pablo II.
En comunión con toda la Iglesia agradezcamos a Dios por la vida Juan Pablo II y pidamos a Dios que nos  de siempre Pastores buenos y santos que guíen a la Iglesia al encuentro con Dios.

miércoles, 29 de mayo de 2013

IN MEMORIAM: SRA. GLORIA

Quien llegaba a Desamparados allá por las décadas de los 80 y 90 del pasado siglo, así como en los primeros años de este, se encontraba con una persona sencilla, servicial y acogedora; nuestra amiga Gloria Quichiz de Vela. Aunque la veíamos trabajar con mucha seriedad, quienes entablamos amistad con ella pudimos disfrutar de sus gestos maternales y de su buen humor.
Aunque no participaba de ningún grupo de la parroquia, llevaba sobre sus hombros la responsabilidad del manejo del Despacho Parroquial: las misas, la documentación, las comunicaciones con las parroquias y con el Arzobispado... en fin, tantas cosas que, aunque no se ven, son una gran tarea pastoral. Pese a que esta actividad implica un cierto "poder", nunca se sintió "dueña", ni tuvo gestos que muestren "poder", sino mas bien de servicio, a pesar de que, en este trabajo como en otros, tenía que soportar las impertinencias de algunas personas que iban al Despacho Parroquial.
Los padres jesuitas que trabajaron con ella confiaban en su buen desempeño y supieron valorar su trabajo y responsabilidad: recuerdo que, en ocasiones cuando iba a pedir algo al P. Enrique Monteverde, S.J., él me decía "eso coordínalo con la Sra. Gloria"; los PP. Antonio Alonso, S.J., Jorge Forno, S.J. y Carlos Murtaugh, S.J. encontraban en ella a una colaboradora eficaz, igualmente los demás jesuitas que, desde las diversas comunidades de la Provincia Peruana necesitaban algún dato o servicio sabían que la Sra. Gloria les iba a atender bien. Las Misioneras Parroquiales del Niño Jesús de Praga que han trabajado con ella en el Despacho Parroquial han encontrado en ella una amiga muy valiosa.
Cuando, después de la muerte del P. Monteverde, el P. Jorge Crooke fue designado Párroco de Desamparados, la convocó para que forme parte del Consejo de la Parroquia, porque la Sra. Gloria no solo era la Secretaria Parroquial, sino la persona que conocía muy bien el funcionamiento administrativo de la parroquia y su aporte era valioso en la toma de decisiones.
Nunca se prestó al chisme, ni a la maledicencia; sino que mas bien apostó por el respeto, la discreción y la caridad con los demás. Si algo había que corregir o aconsejar lo hacía con mucho respeto y delicadeza.
Muchas veces gozamos de sus gestos de amistad, cuando con motivo de Fiestas Patrias o Navidad salíamos a comer con algunos trabajadores y amigos de la parroquia, donde la pasábamos bien entre broma y broma. Recuerdo incluso que, cuando fue a verme al hospital después de mi operación de apendicitis, bromeamos un poco (no mucho porque me dolía la operación). Lloramos juntos las muertes inesperadas de Arick Quispez en 1999 y del P. Monteverde en Diciembre del 2000. La Sra. Gloria nos unía como amigos.
En verdad fue una trabajadora sencilla; y por eso, cuando en Marzo del 2004 se jubiló, ella rechazó el homenaje que el P. Crooke le quiso hacer para agradecer su servicio a la parroquia; y solo aceptó un almuerzo con sus amigos mas queridos. Creo que se tomó muy en serio el pasaje del Evangelio que dice: "Somos unos pobres siervos, hicimos lo que teníamos que hacer" (Cf. Lucas 17, 10).
Y aunque ya no trabajaba en la parroquia siguió colaborando en el Consejo de la Parroquia y en diversas actividades en que se le necesitaba, siempre con esa cuota maternal y de buen humor que le caracterizaba.
La vi por última vez el año pasado antes de su viaje a Italia, junto a su esposo. Después, hace poco mas de un mes, supe que el cáncer la venía consumiendo, pero no pensé que la enfermedad estaba tan avanzada, que se fue demasiado rápido.
Hace una semana, a estas horas (12.51 p.m.) la despedían en la Parroquia de Desamparados. No pude asistir, pero me despedí de ella el día anterior. Y mientras celebraban la Misa Exequial yo, desde mi casa, recordaba las bromas que nos hacíamos en el Despacho Parroquial. Esa es la imagen y el gesto que guardo de la Sra. Gloria.
Creo que los PP. Enrique Monteverde y Jorge Crooke ya tienen quien atienda su "Despacho" en el cielo. Y deben estarle agradeciendo (con esa generosidad y cariño que los padres jesuitas tenían con sus trabajadores y colaboradores y que hoy, lamentablemente, ya no se ve en Desamparados) por su trabajo. Sospecho que deben haber bromeado largo rato con nuestros amigos Raul Rentería, Arick Quispez y tantos hermanos que nos han precedido en el signo de la fe y gozan en el Señor. Y creo que Jesús, junto a María nuestra Madre, le habrán dado un fuerte abrazo de bienvenida y le habrán dicho: "Sra. Gloria, sierva fiel y cumplida, como has sido fiel en lo poco se te dará mucho mas. Pasa al banquete de tu Señor".

viernes, 22 de marzo de 2013

REFLEXIONES EN EL HOSPITAL DE NEOPLÁSICAS PARA UN VIA CRUCIS


Muchas veces se ha dicho, en sentido metafórico, que la enfermedad (sobretodo el cáncer) es un “Vía Crucis”.
Estas reflexiones las escribí entre los años 2010 y 2011 en que tuve que visitar a uno de mis familiares que se encontraba internado allí, y meses mas tarde cuando llevaba a mi madre para el tratamiento de un melanoma uvual. Mientras esperaba en el consultorios o caminaba por sus pasillos veía el “Vía Crucis”, el camino de la Cruz de tantos hermanos enfermos de cáncer, y recordaba el “Vía Crucis” de Jesús meditando en las estaciones
Estas reflexiones las han publicado mi amigo Fernando Eslava Mendoza en el “Blog del Topo” en la Semana Santa del 2011, y hoy lo comparto en mi blog, esperando les ayude a orar esta Semana Santa.

PRIMERA ESTACIÓN: JESÚS CONDENADO A MUERTE
Cuando se informa a un paciente que tiene cáncer, el primer pensamiento que surge en el corazón de una persona es la proximidad de la muerte. Tener cáncer es estar condenado a muerte, una muerte dolorosa y cruel.
Escuché decir al diácono Roberto Torres que el hombre, desde que nace, está condenado a muerte. Y, a pesar de que es lo único que sabemos con toda certeza que nos va a pasar, tratamos de evitarlo o retrasar su llegada.
Jesús es condenado a una muerte dolorosa y cruel. Muchos enfermos, condenados a una enfermedad dolorosa y cruel, elevan a Dios una plegaria “Aparte de mi este cáliz”. Pero si es un hombre de fe, que sabe que Dios dispone de todo para el bien de sus hijos también podrá decir “no se haga mi voluntad sino la tuya”.

SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS RECIBE LA CRUZ
Una vez aceptada la situación el enfermo carga con la Cruz. No puede escaparse de ella. Solo queda llevarla y seguir hasta el final. La enfermedad será la Cruz que lo llevará al encuentro con Dios.
Cargar con la Cruz no es fácil: los valientes y los cobardes le temen. No es un peso que se lleve con agrado. Una enfermedad no es cruz que nos atraiga, más bien nos aterra, nos desmoraliza. Pero quien quiere seguir a Jesús, al Maestro, ha de cargar con su Cruz y seguir tras sus pasos, aunque el miedo y el dolor le hagan flaquear por momentos.

TERCERA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ
Quizás la primera caída que experimente un enfermo de cáncer es la caída de su fe: “¿Dios mío, por qué?”, “Eso no me puede pasar a mi”, “¿Qué pecado estoy pagando?”. Y junto con él todos los que lo conocen sienten lo mismo: “¿Por qué a él, si es bueno?”, “¿Por qué Dios permite eso a los buenos, ya los malos no les pasa nada?”. La fe en Dios, que es un Padre que nos ama, tambalea, se cuestiona…
A veces no pensamos que Jesús era el hombre que pasó por mundo haciendo el bien, que era mas bueno que nadie, que no hizo mal a nadie. ¡Qué es Dios! Y sin embargo, el que no cometió pecado ni hizo mal a nadie tuvo sufrir la muerte en la cruz y en su camino, aunque no lo dicen los Evangelios, es probable que haya caído bajo el peso de la Cruz.
Por eso, cuando caigas, no tengas miedo, Jesús conoce tu debilidad, tus dudas, tus miedos… Y ante tu caída te levantará.

CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE
La enfermedad es la Calle de la Amargura. Y en esa Calle encontramos a muchas madres saliendo al encuentro de sus hijos que avanzan llevando su Cruz.
La Cruz del Hijo es la Cruz  de la Madre. La mujer que da la vida no puede evitar que la muerte se lleve al fruto de sus entrañas. Hace lo que puede para evitarlo, o al menos para que la Cruz sea menos pesada, menos dolorosa. A veces ni siquiera sabe que hacer. Pero su presencia, su compañía en esas circunstancias es un gran alivio para el hijo que se siente acompañado.
María: acompaña a tus hijos en su Vía Crucis. Consuela a aquellos que se sienten solos, a tantos enfermos que con lágrimas de niño reclaman el cariño de su madre.
Santa María, Madre de Dios,
Ruega por nosotros pecadores,
Ahora y en la hora de nuestra muerte.

QUINTA ESTACIÓN: SIMÓN CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
Cuando uno camina por el Hospital de Neoplásicas puede ver a tantos “Cirineos” que ayudan a los enfermos a llevar la Cruz: voluntarias que recorren los pasadizos, orientando a los pacientes, señoras que ensañan a los pacientes a hacer manualidades, personas que van llevando alegría a los enfermos…
Son Cirineos que no pueden evitar que un enfermo lleve su Cruz, pero si pueden hacer que sea menos pesada, más llevadera; con sus muestras de solidaridad pueden hacer que un enfermo olvide por un momento su dolor, o pueda incluso sonreír.
Dios bendiga a los Cirineos que ayudan con la Cruz ajena: no creo que sea fácil distraer a un paciente de hospital, ni lograr que se olvide siquiera un momento de su Cruz. Quizás muchas veces sentirán el rechazo… Pero Jesús, el que llevó la Cruz primero, sabrá recompensar tanta generosidad.

SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS
Una de las labores más difíciles es la atención de los enfermos. Médicos, enfermeros, técnicos, personal de limpieza del hospital.
Como Jesús, el paciente de cáncer está destrozado por la enfermedad; muchas veces los vemos “sin aspecto humano”, “como hombre de dolores”. Incluso nos puede causar repugnancia al verlos.
La Verónica limpia el rostro ensangrentado de Jesús, los enfermeros atienden a los pacientes que, como Jesús, van camino de su propio Calvario. ¿Han visto como el personal de un hospital tiene que hacer el papel de la Verónica al atender a los pacientes en sus momentos más críticos? ¿Han visto a los enfermeros aseando o dando de comer a un paciente que está en su momento más crítico y que incluso puede reaccionar mal?
Quizás dirás “ese es su trabajo”, “ya han perdido la sensibilidad”. Pero si ese servicio, por más trabajo que sea, o más “costumbre” que tenga, se hace con amor, imprimirá en el corazón del profesional de la salud el rostro de Cristo. “Lo que hiciste con uno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hiciste”.

SÉPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ
La enfermedad del cáncer está llena de momentos críticos: el paciente, que va llevando la Cruz de su enfermedad, cae bajo el peso de la misma: “se ha puesto mal… urgente hay que llevarlo de emergencia al hospital que se nos muere…” Parece  que el fin está muy cerca y el susto y la desesperación nos embargan. Pero, la muerte no ha llegado: los médicos le salvan la vida, lo estabilizan, lo medican y… vuelve a casa, el susto ya pasó.
¡Qué cerca estuvo de la muerte! ¡Qué miedo el que embarga al enfermo y a su familia! Pero se levantó de la caída y continúa su camino al Calvario.
No nos dice el Evangelio cuantas veces cayó Jesús bajo el peso de la Cruz. Tampoco sabemos cuantas veces caerá el enfermo bajo el peso de su Cruz. Pero sabemos que, como Jesús, debe continuar su camino, quizás con mayor resignación o con más miedo que antes. Pero en nuestras manos está que está cruz sea la Cruz de Cristo, que lleva a la muerte y a la Resurrección.

OCTAVA ESTACIÓN: JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALÉN
“No lloren por mi”, “tranquilos, esto pasará”.
¿Han oído a un enfermo atormentado por el dolor consolar a sus familiares y amigos? ¿Han visto a un enfermo fortalecer la fe de quienes lo visitan, al punto de que la familia salga reconfortada en medio del dolor?
Es impresionante ver a un enfermo llevar la Cruz en paz y, a veces, con alegría. Una paz y alegría que no vienen de la resignación del derrotado, del que dice “que se va a hacer”; sino del que está lleno de Dios y sabe ser valiente aun en medio de la cobardía.
Un enfermo que consuela a quienes sufren por él, es la imagen de Jesús que consuela a las mujeres de Jerusalén. Es también la imagen de la fe y esperanza, del hombre que cree que Dios no le abandona y que, aunque a veces se quede callado, sabe que la enfermedad y la muerte no son la “última palabra de Dios”.

NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ
La última caída es el preludio de la muerte. El enfermo que, poco a poco ha ido cediendo al peso de la Cruz llega a la última caída, al último momento.
“Ya no hay nada que hacer, solo queda esperar”. Es el aviso de que el fin está cerca, de que todo esfuerzo de la ciencia ya es inútil. Y, cuando la ciencia llega a su límite, entonces solo queda ponerse en las manos de Dios.
“Lo que Dios quiera, hasta cuando Dios quiera”, decía un sacerdote de la Compañía de Jesús muy poco antes de su muerte a causa de un cáncer.
¡Padre, me pongo en tus manos!
¡Padre, hágase tu voluntad!

DÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Una persona desnuda es, en cierto sentido, una persona indefensa, una persona que está expuesta a todo tipo de observaciones, comentarios, humillaciones. La desnudez nos impide escondernos al amparo de las apariencias: ropa, vestidos, belleza, dignidades, puestos sociales…
Un enfermo en fase terminal ha quedado desnudo: ya no tiene buenos vestidos que lo hagan presentarse impresionante ante los demás, sus dignidades y puestos se han perdido en el camino y de nada le sirven. Incluso su belleza o su fuerza y apariencia física ya no existen, todo a ha sido destrozado por el peso de la Cruz. Ha perdido todo su ropaje, ha quedado desnudo, indefenso, humillado… Y expuesto al comentario de los demás “pero si este era fuerte”, “si era tan bella”, “ni su dinero, ni sus dignidades lo han podido salvar de la enfermedad”…
Ante esa desnudez humillante, dolorosa, solo nos queda ser humildes ante Dios. Reconocer nuestra humanidad pecadora, que sin él nada somos; que nada nos llevamos a la muerte. Y reconocer que, la única dignidad, la única ropa, la única fuerza y belleza que nadie, ni siquiera la enfermedad, nos podrá quitar, es la de ser Hijos de Dios por el Bautismo.

UNDÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ
Ha llegado la hora de la agonía, la última parte de este camino de la Cruz: el enfermo agoniza y lucha por aferrarse a la vida, sabe que ha llegado el momento que le esperaba desde hace tiempo.
Es la hora de la verdad: la hora de perdonar y pedir perdón, de despedirse de quienes le rodean, la hora de la soledad, la hora en que se reclaman a los seres queridos, la hora del tormento del hambre y la sed, la hora de reconocer que ya concluye el camino, la hora de ponerse en las manos de Dios para dejar este mundo…
Jesús sabe lo que es el dolor y el sufrimiento de la Cruz. En ella llevó el pecado y el dolor de toda la humanidad. También el dolor de enfermo que agoniza. En su Cruz Jesús sintió lo que siente el hombre que agoniza. En su Cruz Jesús se hace solidario con todos.
Jesús murió por todos. Y si nosotros morimos con Cristo, viviremos con Él.

DUODÉCIMA ESTACIÓN: JESÚS MUERE EN LA CRUZ
La Iglesia, ante la muerte de Jesús, se arrodilla y calla. Ante la muerte del hombre solo nos queda el silencio reverente.
Ante la muerte hagamos silencio, porque ha llegado la hora en que el enfermo contempla cara a Dios.

DÉCIMO TERCERA ESTACIÓN: JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y ENTREGADO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE
Después de la muerte del enfermo hay poco tiempo para llorar: documentos, pagos, avisos a la familia, dinero, búsqueda de funerarias, trámites... No hay tiempo para sentimentalismos. Hay que actuar rápido porque hay que preparar el funeral.
Con Jesús pasó algo parecido: muere en la tarde del Viernes santo y hay que enterrarlo a toda prisa, porque al ponerse el sol comienza el Sábado y no hay tiempo para sentimentalismos.
Aunque esté sin vida, respetamos el cuerpo del enfermo ya difunto, lo vestimos para que esté presentable a la familia que quiera despedirse de él.
El funeral es una experiencia dolorosa. Jesús no tenía tumba: se la prestaron. Necesitamos, como María y los amigos de Jesús, la solidaridad de nuestros familiares y amigos, la presencia de tanta gente que nos diga que no estamos solos en un momento tan difícil.
Y en esa solidaridad Dios se hace presente.

DÉCIMO CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ES SEPULTADO
El último momento es la sepultura, el último adiós. Ha llegado el momento de la separación. Se deja que el cuerpo de nuestro hermano, ya descanse en paz.
Recuerdo mucho una lápida que vi en una tumba en el cementerio del Callao, en ella estaba escrito: “Aquí, espera el Día del Señor, la señora…” (no recuerdo el nombre).
Quizás nos haga falta recordar que la sepultura es dejar el cuerpo de nuestro hermano en la espera del “Día del Señor”, del día en que Cristo nos haga salir de nuestros sepulcros para la vida que va a durar para siempre.

EPILOGO: RESURRECCIÓN
Nuestro hermano que estuvo enfermo y ya está en la presencia de Dios, ya no sufre mas. Solo la fe y la esperanza en Cristo resucitado nos fortalece. Sabemos que Dios le ha acogido y le ha dado su abrazo de Padre. Sabemos que Cristo ya ha vencido a la muerte y que un día nosotros también venceremos a la muerte y participaremos de su Resurrección.
Y allí ya no habrá llanto ni dolor.
Allí compartiremos la vida y la gloria de Jesucristo, a quien sea dada la gloria y el poder ahora y por toda la eternidad.
Amén.

martes, 19 de marzo de 2013

AL DIA SIGUIENTE

Ha terminado el proceso de consulta popular sobre si debía o no revocarse a la Alcaldesa de Lima y a su cuerpo de regidores. No voy a hacer ningún análisis político sobre el tema, que mas de uno ya lo está haciendo con mejores criterios que yo.
En lo que quiero reflexionar, desde la fe, es en la forma como hemos vivido este proceso, porque me da la impresión que muchos de nosotros, que nos decimos creyentes, hemos dado un grave anti testimonio de nuestra fe.
Yo se que cada quien es libre de creer en la opción política que desee, y defenderla con todos los argumentos que tenga a la mano. Pero, cuando ya se comienza a recurrir a la mentira, a las generalizaciones, a la "piconería", al argumento barato, a atacar al contrincante hasta por lo más insignificante... ¡todo por defender nuestras convicciones!; es allí cuando me pregunto ¿no podemos analizar con objetividad? ¿no nos da miedo hacer juicios temerarios acerca de nuestro prójimo? ¿aprobará Dios y nos aplaudirá por todo lo que hemos dicho en esa campaña de revocatoria? 
Me apena ver la manipulación de las conciencias que se han hecho acerca del tema de la revocatoria, en especial cuando oia a un Pastor Evangélico a través de la televisión dirigiendo el voto de sus fieles, amenazándoles casi con castigos divinos si es que no votaban como el les decía. Me da pena que muchos católicos tengan que recurrir a todas estas bajezas contra el prójimo, prójimo al que se supone que debemos amar, ¡que son nuestros hermanos!
No es fácil ser cristiano cuando los fanatismo y pasiones políticas, deportivas y hasta religiosas nos enceguecen. Si hay que confrontar ideas que sea eso, confrontar ideas, con respeto, sin mentiras ni calumnias. ¡Que bien vale recordar lo que decía el Papa Juan XXIII "hay que distinguir el error de la persona que lo profesa" (Cf. Pacem in terris Nº 158). Por ello es bueno pedir al Espíritu Santo que nos de la sabiduría para ser tolerantes con nuestro prójimo, para ser humildes y aceptar con cariño y respeto las discrepancias, y que nos de la humildad para reconocer que nos estamos equivocando, o que no actuamos como cristianos, en lugar de buscar justificaciones que son solo una expresión de nuestra soberbia.
Gracias a Dios ya pasó la revocatoria. Ahora podré abrazar a todos mis amigos, en especial a los que discrepan conmigo. Ojalá aprendamos a ser hermanos y no rivales. ¿No es este el sueño de Jesús?