martes, 31 de marzo de 2015

PREGÓN DE SEMANA SANTA 10 - EN TODO AMAR Y SERVIR...

Ustedes son la sal de la tierra,
Ustedes son la luz del mundo[i]
Con estas palabras Jesús nos expresa su confianza. Por el bautismo estamos llamados a dar sabor cristiano al mundo, a iluminar al mundo.
Hemos de mostrar la “Alegría del Evangelio”, esa alegría que, como dice el Papa Francisco: “llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento.[ii] Esta alegría nos anima a comunicar nuestra fe a los demás con nuestras palabras y nuestro testimonio, que dan vida a los demás, que edifican, que hacen crecer, no solo la fe, sino la misma vida humana.
No seamos cristianos con cara de funeral, “cristianos murciélagos” como nos dijo el papa Francisco[iii] Necesitamos cristianos con corazón alegre, cristianos que sonrían y den alegría, como estos niños que  han venido esta noche para escucharme.
Quizás alguno se sienta desanimado, porque el mundo es muy hostil y está cada vez más descristianizado, que la Iglesia ya no tiene el peso de antes… Pues a esto les respondo con palabras del P. Pedro Arrupe, S.J.: “a pesar de todo y todo cuanto peor pueda suceder, sabed que tenemos una fuerza todavía mayor que la fuerza atómica: tenemos el corazón de Cristo… en el Corazón de Cristo tenemos una fuerza invencible, que destruirá todo mal y unirá todas las almas en un solo centro, en su amor y en el amor del Padre”.[iv]
Tenemos una gran tarea: hacer presente a Jesucristo en medio de nosotros. Él está vivo, camina con nosotros, se alegra con nosotros, comparte nuestra alegría, nuestra pena, nuestro trabajo, nuestro dolor, nuestros sueños.
La Semana Santa es tiempo de pasión que termina en la gloria de la resurrección; de Jesús que vence a la muerte no solo históricamente, sino que resucita todos los días, en cada momento, en cada uno de nosotros. Que nos da un fuerte abrazo. Que confía y cree en nosotros.
Esa es la misericordia de Jesús, que el Papa Francisco nos invita a reflexionar en el Año Santo de la Misericordia que comenzará este 8 de Diciembre: Jesús sabe que somos barro, que llevamos un tesoro en vasijas de barro, pero con todo eso nos ama profundamente, nos acoge con todo el corazón, que pesar de nuestra fragilidad apuesta por nosotros y confía en que demos fruto.

Hermano:
Resucitó el Señor, su gloria está en ti, que vives la alegría del Evangelio,
Que te dejas abrazar por Él y en Él das fruto.
Que te sientes feliz de ser cristiano.
Hoy me ha tocado ser el pregonero de la Semana Santa
¡AHORA TE TOCA A TI SER EL PREGONERO DE CRISTO RESUCITADO!

TOMAD, SEÑOR, Y RECIBID TODA MI LIBERTAD,
MI MEMORIA, MI ENTENDIMIENTO
Y TODA MI VOLUNTAD,
TODO MI HABER Y MI POSEER,
VOS ME LO DISTEIS, A VOS, SEÑOR, LO TORNO.
TODO ES VUESTRO.
DISPONED A TODA VUESTRA VOLUNTAD,
DADME VUESTRO AMOR Y GRACIA
QUE ÉSTA ME BASTA.
AMÉN.[v]

Les invito a escuchar la parte final de "El Mesías" de Handel



[i] Mateo 5, 13
[ii] Papa Francisco: Evangelium Gaudium Nº 1
[iii] Papa Francisco: Homilía en Santa Marta el 24 de abril del 2014
[iv] Pedro Arrupe, S.J.: En Él solo… la esperanza.
[v] San Ignacio de Loyola: Ejercicios Espirituales Nº 234

domingo, 29 de marzo de 2015

PREGÓN DE SEMANA SANTA 9 - ME HAS ABIERTO LAS PUERTAS DE TU CASA…

 “Señor: Me has abierto las puertas de tu casa de par en par
Por eso para ti las puertas de mi alma
Abiertas siempre están…”[i]

Este año, se cumplen 10 años de aquel fatídico incendio que destruyó este templo la madrugada del Domingo 5 de Junio del 2005. Aún recuerdo como, mientras me alistaba para salir de mi casa, escuchaba la noticia del siniestro a través de Radioprogramas del Perú.
Aquel acontecimiento fue una auténtica pesadilla que tuvieron que vivir nuestros hermanos soleanos más antiguos. Pero, sobreponiéndose al dolor, los hermanos comenzaron a soñar con la reconstrucción del templo, y comenzaron a trabajar para hacer realidad ese sueño, es así que durante varios años estuvieron cada domingo en la puerta de la iglesia vendiendo comida y pidiendo limosna, juntando de sol en sol, con la esperanza de devolverle a este templo su antiguo esplendor, oculto, incluso antes del incendio, por repintes y restauraciones mal hechas.
No faltaron momentos en que los hermanos sintieron que el sueño se frustraba: promesas que solo quedaron en palabras, ayudas que no llegaron como la que estuvo a punto de dar UNESCO a los pocos meses del incendio y que nunca se pudo concretizar por la negligencia y dejadez del Instituto Nacional de Cultura; la cizaña sembrada en diversos medios y en especial en las redes sociales por personas que antes frecuentaban esta casa; el cansancio, la impaciencia y hasta la desconfianza de quienes exigían resultados inmediatos a medida que transcurría el tiempo.
Pero los hermanos no se dieron por vencidos y poco a poco, se fueron consiguiendo recursos… Y así, la iglesia de la Soledad fue, literalmente, resurgiendo de sus cenizas: se comenzaron a abrir las puertas para los oficios del Viernes Santo y los cultos gloriosos de septiembre; en Noviembre del 2013 comenzó la restauración del techo de la iglesia; y, por fin, desde Septiembre del 2014, la Soledad abrió sus puertas a los fieles para la Misa Dominical y los cultos ordinarios.
Y los Hermanos siguen soñando y trabajando por hacer realidad sus sueños: el sueño de ver a la Soledad con sus paredes y techo empastados y pintados, iluminado con sus arañas de cristal debidamente reparadas, con sus altares y pulpito restaurados.
Yo, por mi parte, también sueño como mis Hermanos Soleanos:
Sueño con ver restaurados y en su retablo al conjunto escultórico de la Sagrada Familia, a cuyo patrocinio he encomendado mi vida de Hermano Oblato.
Sueño con escuchar el canto de la comunidad en la liturgia, acompañado del sonido de un órgano que le dé el esplendor que se merece.
Sueño con ver a un sacerdote sentado en el confesionario, perdonándonos los pecados en nombre de Jesucristo.
Sueño con muchos hermanos Colaboradores, Cofrades y Oblatos, trabajando por el Reino de Jesucristo en nuestro Carisma Soleano.
Sueño con una casa de puertas abiertas, donde los hijos vienen a buscar a María su Madre y contarle sus inquietudes, donde busquen a Jesucristo y le hablen con cariño y confianza.
- ¡Sueño con una comunidad, una Iglesia, pueblo de Dios, viva, alegre, que celebre su fe y de testimonio de ella en el mundo; de una fe que es alegría, vida, servicio, confianza y esperanza en Jesucristo, hijo de María, vivo y presente en medio de nosotros!

Les invito a escuchar el final de la Sinfonía Nº 6 - Pastoral de Beethoven. 


[i] Canto de José Antonio Olivar

Próxima publicación (y conclusión del Pregón Martes 31 de Marzo.

sábado, 28 de marzo de 2015

PREGÓN DE SEMANA SANTA 8 - DOMINGO DE PASCUA DE RESURRECCIÓN

Ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción[i]

La muerte no es el final, ni la definitiva palabra de Dios.
Creemos en un Dios que es Vida, que ha venido para darnos la vida en abundancia, que no se resigna a la muerte de sus hijos.
Y por eso, porque creemos que la vida vence a la muerte, el Sábado 4 de Abril, a las 8 de la noche, nos reuniremos para celebrar la Vigilia Pascual, la noche en que aguardamos la Resurrección de Jesús y esperamos su retorno.
Esa noche, en medio de las tinieblas que nos recuerda al Oficio de la Noche del Miércoles Santo, la luz del Cirio Pascual iluminará la oscuridad del templo para simbolizarnos que Cristo vence a la muerte.
Y con gozo y alegría se canta:
Exulten los coros de los ángeles
Exulten las jerarquías del cielo
Y por la vitoria de rey tan poderoso
Que las trompetas anuncien la salvación.
Esta es la noche
en que rotas las cadenas de la muerte
Cristo asciende victorioso desde el abismo.
Esta es la noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra
Lo humano y lo divino.[ii]

Durante años he cantado el Pregón Pascual, y puedo decir que lo he cantado con gozo, cariño y nostalgia; recordando en cada verso no solo el misterio que conmemoramos, sino también rostros y personas con quienes he celebrado la Pascua en otros años. Y es que, en ese misterio de la resurrección estamos en comunión con toda la Iglesia extendida por toda la tierra, que se alegra y celebra con júbilo el triunfo de su Señor.
La noche de pascua es noche de oración, de escuchar la Palabra de Dios que nos narra la historia de la salvación desde la creación hasta la Resurrección del Señor; de renovar nuestro bautismo, con el cual comenzamos a participar del Misterio Pascua de Cristo; de celebrar la cena con el Resucitado y con la comunidad.
Y María, Nuestra Señora de la Soledad, a quien vimos de negro, la veremos esa noche de blanco, ya no le cantaremos con dolor, porque su dolor ha terminado; con ella cantamos “Aleluya” y ese canto debe hacer retumbar las paredes de los templos. María es la primera que se alegra con la resurrección de Jesús. La Biblia no nos narra el encuentro de María con el resucitado, porque “la Escritura supone que tenemos entendimiento[iii]: Por ello, con toda la Iglesia le felicitamos cantando “Regina celi laetare”, “Reina del cielo alégrate”.
Por ello, en esa noche, ¡más que nunca! los templos deberían estar llenos de gente, más que en Navidad, más que el Domingo de Ramos, más que las procesiones. Es la noche de la Pascua, de la alegría, de la vida. No nos quedemos en el Viernes Santo. Es solo el primer paso. No nos dejemos vencer por el cansancio. ¡Cristo ha vencido a la muerte y con Él venceremos todos!
La celebración continúa el Domingo de Pascua con nuestra Misa Dominical al mediodía. Ojalá que la alegría no se quede encerrada en la Iglesia, sino que llegue a nuestros hogares: si en Navidad nos reunimos con la familia para compartir y celebrar con una buena comida ¿por qué no hacemos lo mismo en Pascua? “Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”[iv]
¡Que la alegría de Cristo resucitado llegue a las familias, a los enfermos, a los que están tristes, y, por qué no, también a los alejados y no creyentes! Jesucristo trae la vida en abundancia para todos.
Foto tomada del Facebook
de "Fotos cofrades"
Para los Hermanos de la Soledad, el Domingo de Pascua, la alegría será muy especial: viene en procesión la imagen de Cristo Resucitado, imagen que forma parte del patrimonio artístico de esta iglesia y que se encuentra temporalmente en la Catedral de Lima. Visitará nuestro templo por una semana para regresar a la catedral el Segundo Domingo de Pascua.
Quienes en tiempos de la colonia, nos han precedido en el cuidado de esta iglesia quisieron reproducir cada momento del Misterio Pascual: la procesión del Viernes Santo, acababa con el “entierro” de la imagen del Cristo del Descendimiento en la Capilla del Santo Sepulcro que está debajo del altar mayor; y el Domingo de Pascua, salía de esa capilla la imagen del Resucitado. Ojalá pronto podamos ver salir, nuevamente, al Cristo Resucitado de la capilla del Santo Sepulcro durante el canto del “Gloria” de la Vigilia Pascual y el sonido jubiloso de las campanas.
Para poder hacer esto, le pedimos al Arzobispado de Lima, que nos devuelvan pronto la imagen del Resucitado, que se quede en esta iglesia de la Soledad, no esperemos a que esté completamente reconstruida. ¡Esta es su casa, este es su hogar, pobre y humilde, pero es su casa y su hogar y es aquí donde debe estar!
Esperamos que este pedido se haga realidad pronto. Confiamos en que así sea y con ello nuestra alegría será completa.
Con la celebración del Domingo de Pascua concluye la Semana Santa. El cansancio de toda la celebración se une a la satisfacción de la misión cumplida y al deseo de hacer las cosas mejor en el año siguiente. Por mi parte, ese día aflora en mi corazón un deseo, el mismo que tienen los hebreos de poder celebrar la Pascua en su patria: “El próximo año en Jerusalén”: ¡Que el Señor nos conceda poder celebrar la Pascua nuevamente, junto con todos nuestros hermanos, junto con toda la Iglesia extendida por los confines dela tierra!
¡El próximo año en Jerusalén!

Les invito a escuchar "Luz que vence a la sombra", de Miguel Manzano.


[i] Salmo 15, 10
[ii] Misal Romano: Pregón Pascual
[iii] San Ignacio de Loyola: Ejercicios espirituales Nº 299
[iv] Salmo 117

Próxima publicación: Lunes 30 de Marzo.

jueves, 26 de marzo de 2015

PREGÓN DE SEMANA SANTA 7 - SÁBADO SANTO

El Sábado Santo es el segundo día del Triduo Pascual, día de silencio, de oración. No es el “Sábado de Gloria”, sino el día de la Sepultura del Señor: Jesús “desciende a los infiernos”.
Cuando muere alguien, y se han terminado los funerales, viene la experiencia de la Soledad, del vacío. Afloran los recuerdos, los buenos momentos que vivimos con el difunto. Y allí brotan las lágrimas.
Ninguna palabra de consuelo, ni toda la teología, cambian las circunstancias que provocan el dolor. Nos dan esperanza, sí. Pero no es suficiente.
Y esa es la experiencia de María. La soledad, la terrible soledad de la persona que ha perdido a sus seres queridos, que se queda sin nadie. El misterio del vacío, de la ausencia…
Esta iglesia será uno de los poquísimos templos abiertos en ese día. La imagen de Nuestra Señora estará expuesta, con su Hijo a sus pies, para recibir el pésame de los fieles. Mucha gente visita este templo, y se encuentra con el velatorio de Jesús y con María, acompañando a su Hijo muerto. No puedo dejar de pensar en aquella madre que velaba el cadáver de su hijo el mismo “Día de la Madre” del año 2009. Ya no sentía el abrazo, el beso de su hijo. Solo lo miraba, en silencio y con lágrimas.
Al contemplar este misterio, resuena en mi corazón el final de la Pasión según San Mateo, de Juan Sebastián Bach, como si oyera una canción de cuna que le canta María a su Hijo muerto, y que traducida al castellano, dice:

Llorando nos postramos
ante tu sepulcro para decirte:
descansa, descansa dulcemente.
Descansad, miembros abatidos,
descansa, descansa dulcemente.
Vuestra tumba y su lápida
serán cómodo lecho
para las angustiadas conciencias
y lugar de reposo para las almas.
Felices, son tus ojos
que se cierran al fin.
Descansa, descansa dulcemente.[i]



[i] Coral  “Wir setzen uns mit Tränen nieder” Pasión Según San Mateo. Bach. Les invito a escucharla.

Próxima publicación: Domingo 29 de Marzo.

miércoles, 25 de marzo de 2015

PREGÓN DE SEMANA SANTA 6 - VIERNES SANTO

El Viernes Santo, Primer día del Triduo Pascual, es el día sagrado por antonomasia. Es el día de la Muerte de Jesús. Miles de fieles seguirán recorriendo los templos de este Centro Histórico de Lima, visitando iglesias y acompañando al Señor de los Milagros que se dirige a la Catedral para los Oficios del Viernes Santo. Al mediodía en la Basílica Catedral y en las iglesias San Pedro, San Francisco, Santo Domingo y la Merced se tendrá el Sermón de las Siete Palabras de Jesucristo en la Cruz.
Aquí en la Soledad, al igual que el Jueves Santo, es día de intenso trabajo. Miles de peregrinos que recorren los templos visitarán el Monumento, que solo estará alumbrado por una sola vela. Mientras tanto, los hermanos vamos ultimado los preparativos para los Oficios litúrgicos y la Procesión de Penitencia.
Según una antigua tradición de la Iglesia no se celebra la Misa ni el Viernes ni el Sábado Santo.
A las 3 de la tarde tendremos la Celebración de la Pasión del Señor. Después de orar en silencio, con el Sacerdote y los ministros postrados en tierra en señal de dolor, se proclamará el Cuarto Cántico del siervo de Yavé, conmovedor texto en el que la Iglesia ve retratado casi fotográficamente, la Pasión de Jesús:
Maltratado, voluntariamente se humillaba
Y no abría la boca:
Como un cordero llevado al matadero,
Como oveja ante el esquilador
Enmudecía y no abría la boca.
Sin defensa, sin justicia se lo llevaron.
¿Quién meditó en su destino?
Lo arrancaron de la tierra de los vivos,
Por los pecados de mi pueblo lo hirieron,
Le dieron sepultura con los malvados,
Aunque no había cometido crímenes
Ni hubo engaño en su boca[i]”.
Después, la Pasión según san Juan, reservada para este día, nos narrará con una solemnidad impresionante, la muerte de Jesús, que entrega su vida sereno, en paz; que cumple hasta el final la voluntad del Padre, que muere a la hora del sacrificio del Cordero Pascual, que nos deja a su Madre: “Ecce Mater tua”.
Un momento muy especial de este celebración, lo constituye la adoración de la Cruz. Poco a poco, se irá descubriendo en el altar mayor la imagen del Cristo del Descendimiento.
Mirad el árbol de la Cruz
Donde estuvo clavada la salvación del mundo
Vean a Cristo crucificado, desnudo, ensangrentado…
Véanlo, no con la cabeza a un costado, como se ve en los crucifijos, sino con la cabeza agachada, como quien esconde su rostro. Al verlo así, recuerdo el poema “Mi Cristo roto” del P. Ramón Cue, S.J.: Jesús, en la Cruz da la cara por nosotros ante su Padre y agacha la cabeza como quien se siente culpable por nuestros pecados.
Da la cara por ti y por mí,
Por los que están en este templo y por los que están afuera,
Por los santos y por los pecadores,
Si, por esos que están embarrados con el pecado del mundo,
Los que todo el mundo conoce,
Y los que se esconden de la manera más sofisticada,
Da la cara por los pecadores públicos,
Y por los pecadores escondidos, que aparentamos ser justos y santos.
Como muchos se espantaron de él
Porque desfigurado no parecía hombre,
Ni tenía aspecto humano[ii]
Eso es lo que hace el pecado en el Hijo de Dios, y en los hijos de Dios: desfigurarnos, hacernos espantosos, destruir la imagen de Dios en nosotros.
Y eran nuestros pecados los que Él llevaba…

Nos acercaremos a “adorar” la Cruz. Valga la aclaración de que, cuando hablamos de “adoración” no nos referimos a considerar al crucifijo como si fuera Dios, sino más bien, como señala etimológicamente las palabras “ad ore”, es llevar a la boca, besar. Nos acercamos a besar a Cristo en la Cruz.
En ese momento un canto, que quizás pasa desapercibido, nos debería revolver el corazón: son los improperios que la Iglesia pone en boca de Cristo:
Pueblo mío, que te he hecho
En que te he ofendido. Respóndeme
Yo te guie cuarenta años por el desierto
Te alimenté con el maná
Te introduje en una tierra excelente.
Tú preparaste una cruz para tu salvador.
¿Qué más pude hacer por ti?
Yo te planté como viña mía
Escogida y hermosa,
Que amarga te has vuelto conmigo,
Para mi sed me diste vinagre
Con la lanza traspasaste el costado a tu Salvador[iii]

Yo te di la vida,
Te acompañé mientras crecías,
Te di tantos bienes
Salí en tu ayuda en tus dificultades…
Y tu has preparado una Cruz para tu salvador,
Me diste vinagre, en lugar de cariño,
Me traspasaste el costado, me abriste el corazón
Y me cerraste el tuyo.
Y sin embargo, te sigo queriendo como la primera vez,
Te espero aquí
Con los brazos abiertos,
Para acogerte cuando me necesites.
Y a pesar de tu pecado y tu ingratitud, no te abandonaré.
Acerquémonos a besar a Cristo puesto en Cruz. Quizás lo hagamos con vergüenza, con la cabeza gacha, con lágrimas en los ojos.
Y, al contemplar a Jesús Crucificado, hagamos un coloquio, un diálogo con Él, preguntándonos
Que hice por Cristo
Qué hago por Cristo
Que haré por Cristo
Y viéndole así, colgado en la cruz, dejar que hable el corazón.[iv]

Concluida la celebración litúrgica, hacia las 4 de la tarde, tendremos la Ceremonia del Descendimiento, según el rito que se emplea en la Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén, más sobrio y más solemne que el que vemos en otras partes del Perú.
Con la “vista imaginativa” nos ubicamos en el Calvario, en el momento del descendimiento de Jesús: Cofrades y Priostes desclavan y bajan de la cruz al Santísimo Cristo del Descendimiento, lo recibimos los Oblatos en las gradas del altar, lo colocamos sobre una sábana y el sacerdote lo perfuma con nardo, romero y yerbas aromáticas, para después honrarlo con incienso de Jerusalén.
Y mientras se oye el “Christus factus est” se colocará al Cristo del Descendimiento en su paso procesional, se ordenarán las filas de acólitos, manolas, nazarenos y penitentes, y comenzará la procesión penitencial más grande y solemne de esta Ciudad de Lima.

A las 5.30 p.m. saldrá de esta iglesia de la Soledad la Procesión de Penitencia, encabezado por una cruz de madera de color negro, adornada con cantoneras de plata y, en el centro, el corazón traspasado de María.
Luego, precedido por dos acólitos turiferarios, el paso del Santísimo Cristo del Descendimiento, adornado con flores y velas de color rojo.
¡Cuánto respeto nos causa la muerte!
Cristo yacente, ya no hablas, yaces destrozado,
Como tantos hermanos tuyos víctimas de la violencia, del odio que destruye vidas, de la maledicencia que destruye honras y deja postrados en el suelo.
Te acompañamos mientras recorres esta ciudad. Algunos te mirarán con curiosidad, otros se identificarán contigo y unirán su dolor al tuyo.
Cristo yacente, tócanos el corazón.
Pues hoy derrama noche el sentimiento 
por todo el cerco de la lumbre pura, 
y amortecido el sol en sombra oscura, 
da lágrimas al fuego, y voz al viento; 

pues de la muerte el negro encerramiento 
descubre con temblor la sepultura, 
y el monte, que embaraza la llanura 
del mar cercano, se divide atento,

de piedra es hombre duro, de diamante 
tu corazón, pues muerte tan severa 
no anega con tus ojos tu semblante. 

Mas no es de piedra, no; que si lo fuera, 
de lástima de ver a Dios amante, 
entre las otras piedras se rompiera.”[v]

 Después del Palio de Respeto, el Estandarte de la Cofradía, y el “Senatus”, viene el cortejo de manolas que llevando peineta alta, mantilla negra y portando un cirio, acompañan la procesión. Aún recuerdo que, cuando era niño, las damas se vestían de negro para los funerales y, años más tarde, veía a señoras de luto, velando al Santísimo Sacramento la tarde del Viernes Santo. A alguno le extrañará verlas vestidas así, porque cada vez se emplea menos. Sin embargo el color negro sigue siendo un signo elocuente de dolor entre nosotros.
A continuación viene el tramo de penitentes y nazarenos, con el rostro cubierto por un capirote negro, para no ser descubiertos, como quien se siente responsable de la muerte del Hijo de Dios, del dolor de su Madre que viene detrás de ellos. Los penitentes caminan portando una cruz en los hombros, como penitencia, haciendo suyas las palabras del Maestro: “El que quiera venirse conmigo, que tome su cruz y me siga”. Los nazarenos van portando una vela expresión de la fe que brilla en medio de la oscuridad y del dolor.
Penitente, nazareno, preséntale a Dios tu oración: la oración de quien le pide su misericordia, de quien le presenta su necesidad, de quien le da gracias por tanto bien recibido. De quien camina movido por la devoción, acompañando a Cristo y a su Madre, en un gesto silencioso, que habla y grita: “¡Escúchanos, Señor, escucha la oración de tus hijos!”
El Cuerpo de Acólitos, que porta la Cruz alta y los ciriales de plata, precede al cortejo de los Hermanos Oblatos, del Cabildo de Oficiales que acompaña al Señor Obispo Auxiliar y a los invitados de honor.
Dos acólitos turiferarios, que perfuman la calle nos anuncia que viene Nuestra Señora de la Soledad, en su imponente paso de palio.
Recorre la calle vestida de negro, su dolor es inmenso como el mar…
Lleva sobre si el dolor de la muerte de su hijo, el dolor de todas las madres y también los padres que han perdido un hijo, el dolor que no tiene nombre y que destruye el corazón.
¡No, la muerte de un hijo no se acepta!
¡La muerte del inocente no se acepta!
Y este es el dolor que sufre María, sola con su soledad…
Una inmensa capa de color negro, bordada finamente en color dorado, adorna su bendita imagen. Y sus hijos, van detrás de ella, tratando de tocar esa capa, como diciendo: ¡Madre no nos dejes, nosotros también nos sentimos solos!
Y le presentan a María su propia soledad:
-          La Soledad del que ha perdido a su familia, porque han muerto o lo han abandonado.
-          La Soledad del que esta sin trabajo,
-          La Soledad del enfermo incurable que espera la muerte, porque no tiene dinero para procurarse una mejor calidad de vida,
-          La soledad del enfermo de sida,
-          La soledad del que está en la cárcel, añorando sus días de libertad y de inocencia,
-          La soledad de quien esconde una debilidad grave,
-          La soledad del que se siente traicionado,
-          La soledad de los que se prostituyen por la calle,
-          La soledad de quien busca cualquier compañía para no sentirse abandonado,
-          La soledad de quien no tiene trabajo, ni hogar,
-          La soledad del pecador que no quiere o no puede salir de su pecado y miseria
-          La soledad de quien no tiene una madre que le proteja y le consuele.

“NO NOS DEJES,MADRE,
NO NOS DEJES SOLOS,
TU NOS COMPRENDES
TU NOS QUIERES, A PESAR DE NUESTRA MISERIA Y PECADO
TU QUE ERES MADRE ¡ESCÚCHANOS!”

Pero María también está acompañada de sus hijos que la acompañan en su soledad, y por eso la han adornado con velas, para decirle: en esta noche oscura de tu alma, te acompañamos con la luz de nuestro cariño; le han puesto jarrones de blancas flores para decirle: te damos la belleza de nuestra vida, de nuestro consuelo, de nuestra paz; le han puesto hermosa, para que sepan todos que sus hijos le quieren.
Y mientras el Cristo Yacente y Nuestra Señora de la Soledad recorren la Plaza Mayor de esta ciudad, mientras vamos rezando la Corona Dolorosa, va recibiendo el homenaje del Palacio de Gobierno, de la Municipalidad de Lima Metropolitana y del Club de la Unión. Ojalá podamos tener nuevamente, como el año 2012, ese hermoso concierto de música sacra en la Plaza Mayor de Lima, que organizaba la Asociación Romanza, que no solo eran una exhibición de arte, sino música que se hace fe y oración.
Nuestros Titulares llegan entonces a la Catedral de Lima, para la, así llamada” Carrera Oficial de la Procesión de Penitencia. Allí reciben el homenaje de los Pastores de nuestra Arquidiócesis, quienes desde el balcón del Palacio Arzobispal bendicen a todos los asistentes.
Pasada las ocho de la noche, mientras la luna llena ilumina la noche del Viernes Santo; el Cortejo Penitencial llega a la iglesia de la Soledad, donde le cantamos a Nuestra Señora la “Salve Regina”.
¡Cuántas oraciones has recogido, María! ¡Cuántas lágrimas has enjugado en esta noche!
En todos tus hijos que han caminado contigo, resuenan las palabras de Jesús, tu hijo: “Ecce mater tua”, “¡Aquí tienes a tu madre!

Les invito a escuchar "Popule meus" de Tomas Luis de Victoria


[i] Isaías 53 7-8
[ii] Isaías 52, 14
[iii] Misal Romano: Improperios del Viernes Santo
[iv] San Ignacio de Loyola. Ejercicios Espirituales Nº 53
[v] Francisco de Quevedo: En la muerte de Cristo contra la dureza del corazón del hombre.

Próxima publicación: Viernes 27 de Marzo