Ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción”[i]
La muerte no es el final, ni
la definitiva palabra de Dios.
Creemos en un Dios que es
Vida, que ha venido para darnos la vida en abundancia, que no se resigna a la
muerte de sus hijos.
Y por eso, porque creemos
que la vida vence a la muerte, el Sábado 4 de Abril, a las 8 de la noche, nos
reuniremos para celebrar la Vigilia
Pascual, la noche en que aguardamos la Resurrección de Jesús y esperamos su
retorno.
Esa noche, en medio de las
tinieblas que nos recuerda al Oficio de la Noche del Miércoles Santo, la luz
del Cirio Pascual iluminará la oscuridad del templo para simbolizarnos que
Cristo vence a la muerte.
Y con gozo y alegría se
canta:
Exulten los coros de los ángeles
Exulten las jerarquías del cielo
Y por la vitoria de rey tan poderoso
Que las trompetas anuncien la salvación.
Esta es la noche
en que rotas las cadenas de la muerte
Cristo asciende victorioso desde el abismo.
Esta es la noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra
Lo humano y lo divino.[ii]
Durante años he cantado el
Pregón Pascual, y puedo decir que lo he cantado con gozo, cariño y nostalgia; recordando
en cada verso no solo el misterio que conmemoramos, sino también rostros y
personas con quienes he celebrado la Pascua en otros años. Y es que, en ese misterio
de la resurrección estamos en comunión con toda la Iglesia extendida por toda
la tierra, que se alegra y celebra con júbilo el triunfo de su Señor.
La noche de pascua es noche
de oración, de escuchar la Palabra de Dios que nos narra la historia de la
salvación desde la creación hasta la Resurrección del Señor; de renovar nuestro
bautismo, con el cual comenzamos a participar del Misterio Pascua de Cristo; de
celebrar la cena con el Resucitado y con la comunidad.
Y María, Nuestra Señora de
la Soledad, a quien vimos de negro, la veremos esa noche de blanco, ya no le
cantaremos con dolor, porque su dolor ha terminado; con ella cantamos “Aleluya”
y ese canto debe hacer retumbar las paredes de los templos. María es la primera
que se alegra con la resurrección de Jesús. La Biblia no nos narra el encuentro
de María con el resucitado, porque “la Escritura
supone que tenemos entendimiento”[iii]:
Por ello, con toda la Iglesia le felicitamos cantando “Regina celi laetare”, “Reina
del cielo alégrate”.
Por ello, en esa noche, ¡más
que nunca! los templos deberían estar llenos de gente, más que en Navidad, más
que el Domingo de Ramos, más que las procesiones. Es la noche de la Pascua, de
la alegría, de la vida. No nos quedemos en el Viernes Santo. Es solo el primer
paso. No nos dejemos vencer por el cansancio. ¡Cristo ha vencido a la muerte y
con Él venceremos todos!
La celebración continúa el
Domingo de Pascua con nuestra Misa Dominical al mediodía. Ojalá que la alegría
no se quede encerrada en la Iglesia, sino que llegue a nuestros hogares: si en
Navidad nos reunimos con la familia para compartir y celebrar con una buena
comida ¿por qué no hacemos lo mismo en Pascua? “Este es el día en que actuó el
Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”[iv]
¡Que la alegría de Cristo
resucitado llegue a las familias, a los enfermos, a los que están tristes, y,
por qué no, también a los alejados y no creyentes! Jesucristo trae la vida en
abundancia para todos.
Foto tomada del Facebook de "Fotos cofrades" |
Para los Hermanos de la
Soledad, el Domingo de Pascua, la alegría será muy especial: viene en procesión
la imagen de Cristo Resucitado, imagen que forma parte del patrimonio artístico
de esta iglesia y que se encuentra temporalmente en la Catedral de Lima.
Visitará nuestro templo por una semana para regresar a la catedral el Segundo Domingo
de Pascua.
Quienes en tiempos de la
colonia, nos han precedido en el cuidado de esta iglesia quisieron reproducir cada
momento del Misterio Pascual: la procesión del Viernes Santo, acababa con el
“entierro” de la imagen del Cristo del Descendimiento en la Capilla del Santo Sepulcro
que está debajo del altar mayor; y el Domingo de Pascua, salía de esa capilla
la imagen del Resucitado. Ojalá pronto podamos ver salir, nuevamente, al Cristo
Resucitado de la capilla del Santo Sepulcro durante el canto del “Gloria” de la
Vigilia Pascual y el sonido jubiloso de las campanas.
Para poder hacer esto, le pedimos
al Arzobispado de Lima, que nos devuelvan pronto la imagen del Resucitado, que
se quede en esta iglesia de la Soledad, no esperemos a que esté completamente
reconstruida. ¡Esta es su casa, este es su hogar, pobre y humilde, pero es su
casa y su hogar y es aquí donde debe estar!
Esperamos que este pedido se
haga realidad pronto. Confiamos en que así sea y con ello nuestra alegría será
completa.
Con la celebración del
Domingo de Pascua concluye la Semana Santa. El cansancio de toda la celebración
se une a la satisfacción de la misión cumplida y al deseo de hacer las cosas
mejor en el año siguiente. Por mi parte, ese día aflora en mi corazón un deseo,
el mismo que tienen los hebreos de poder celebrar la Pascua en su patria: “El próximo año en Jerusalén”: ¡Que el
Señor nos conceda poder celebrar la Pascua nuevamente, junto con todos nuestros
hermanos, junto con toda la Iglesia extendida por los confines dela tierra!
¡El próximo año en
Jerusalén!
Les invito a escuchar "Luz que vence a la sombra", de Miguel Manzano.
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