sábado, 31 de diciembre de 2011
NOCHE DE AÑO NUEVO
nos reunimos en torno a ti.
Sabemos que Tú, Jesús,
eres el Señor del tiempo y de la historia,
el mismo de ayer, de hoy y de siempre,
que caminas junto a nosotros en cada momento de nuestra vida.
Hoy nos reunimos
para darte gracias por el año que terminamos,
por las muestras de tu amor,
por tu compañía en los momentos difíciles,
y te pedimos perdón por aquello que no hicimos bien.
Al comenzar un nuevo año
queremos consagrarlo a ti,
con todo lo que nos traerá:
sus alegrías y sus penas,
sus aciertos y sus errores.
Te damos gracias por el don de la vida.
Te pedimos Señor
que nos concedas salud
para cantar tus alabanzas;
para construir tu Reino
en cada acto que realicemos.
Concédenos paz y alegría,
y que esta alegría que tengamos,
por mas pequeña que sea,
sea extremadamente contagiosa
para todos los que nos rodean.
Que no nos falte trabajo,
danos sabiduría y prudencia
para hacerlo bien.
Que ante las dificultades y problemas de la vida,
no nos falte tu luz para saberlos resolver
y afrontar;
que no nos falte corazón
para amar a nuestro prójimo
aun cuando ellos sean los causantes de nuestras dificultades.
Que no nos asuste la cruz,
ni la soledad, ni la enfermedad,
ni los problemas,
ni lo que otros nos digan ante tal o cual situación
porque sabemos
que Tú siempre tendrás la última palabra.
Que caminemos siempre
tomados de tu mano
y de las de Santa María, nuestra Madre.
Danos, Señor Jesús,
tu amor y tu gracia
que esta nos basta.
Amén.
viernes, 23 de diciembre de 2011
NAVIDAD NO, NAVIDAD SI.
sábado, 19 de noviembre de 2011
EL DISCURSO QUE NO PRONUNCIE
martes, 8 de noviembre de 2011
EL GRAN TRIUNFO
lunes, 31 de octubre de 2011
OCTUBRE, MES EN QUE SE ENGALANA LIMA
sábado, 15 de octubre de 2011
TERESA DE AVILA, RUEGA POR NOSOTROS.
martes, 11 de octubre de 2011
RETIRO DE CONFIRMACION
Quizás por el hecho de que la Primera Comunión fue la experiencia que ha marcado una frontera en mi vida en un “antes” y un “después de Cristo” (mas bien diría “con Cristo”); es que la preparación para la Confirmación no tuvo el impacto que he visto que tiene para muchos jóvenes; pues para mi el encuentro fuerte con Cristo fue el día en que comulgué por primera vez (30 de Diciembre de 1979) a los 10 años, y mi Confirmación (cuyo proceso tuvo sus dificultades), no era sino reafirmar algo que ya había confirmado (valga la redundancia) en mi Primera Comunión. Por ello siempre que he podido le he puesto mi cuota de espiritualidad y de entusiasmo personal a los niños a quienes he acompañado en su preparación para la Primera Comunión: el encuentro con Jesús se puede dar cuando aun somos niños y tenemos un corazón capaz de encariñarse con Él para siempre, hasta el final.
El pasado Viernes 7 de Octubre alrededor del 100 jóvenes de mi Parroquia de Nuestra Señora de los Desamparados salieron a hacer su retiro de Confirmación. Bueno a la hora de salida las clásicas escenas de mamás (y también papás) despidiendo a sus hijos, algunos de forma muy emotiva (parecía que se iban a un largo viaje), de muchachas se iban por tres días pero llevaban una maleta que mas parecía una mudanza. Nada que no haya visto antes.
Tuvieron dos días completos de trabajo intenso: charlas, dinámicas, oración, reflexión, compartir, lágrimas (por siaca: un retiro no es una bomba lacrimógena: su éxito no está en función de cuanto uno llore). El Domingo 9 regresaron del retiro. Después de acolitar la Misa de 6.00 p.m. en la iglesia de San Pedro de Lima, salí “volando” hacia Desamparados para saludarlos (“Manuel, ¿te vas volando en tu escoba?”; “No, en mi alfombra”). Llegue minutos antes de que comiencen a ir a sus casas. Poco antes habían estado cantando y bailando en el salón parroquial después de haber participado en la Santa Misa. Los vi contentos, cansados, con sueño y animados. Me dio gusto saludar a varios de ellos que son o han sido acólitos que he formado.
Algunos de estos jóvenes acólitos me han dicho: “Manuel: ¡he encontrado a Cristo!”. Yo les he dicho “No es así. A Cristo lo has encontrado hace rato, sino no serías Acólito. Lo que pasa es que ahora le has hecho caso”. Y es que Jesús sale a nuestro encuentro y puede ocurrir que, como los discípulos de Emaus, no nos damos cuenta que Él camina con nosotros, nos sonríe, nos acompaña, nos hace arder el corazón, pero no lo reconocemos; es después cuando nos abre los ojos de la fe y decimos “Era verdad, el Señor estaba aquí”. Un retiro es una experiencia fuerte de Dios, que toca y remueve el corazón. Uno se ve “cara a cara” con Cristo, le habla, se encariña y se entusiasma con Él. Uno se llena de alegría y de buenos propósitos.
Pero hay que volver a la realidad: la casa con sus alegrías y problemas; los estudios y el trabajo, allí de donde salimos; allí donde parece que Dios se esconde… La vida nos vuelve a absorver. Y es allí donde el entusiasmo y los buenos propósitos del retiro pueden comenzar a disolverse. “Flor de un día”, dirán algunos. Cuando pienso en eso, me vienen a la memoria los sentimientos de esperanza que tenía el P. Miguel Marina, S.J., un santo sacerdote jesuita fallecido en 1995 (de quien me dijeron que sería el Director Espiritual ideal para mi, si no fuera porque su salud estaba muy deteriorada): él daba retiros a mucha gente (entre ellos policías) y le decían si es que no temía que la vida se “trague” a sus ejercitantes y eche por tierra el trabajo que el hacía dándoles retiros; él, les respondía que “al menos les hemos dado tres días de Jesucristo en la vida”; y es que el P. Marina sabía muy bien que él sembraba y que Dios, a su tiempo hará germinar la semilla y producirá frutos. Por eso, aunque quizás en algún tiempo estos jóvenes ya no tengan el entusiasmo con el que volvieron de su retiro, yo sé que el Señor hará su obra. Y Jesús nunca fracasa.
Al escribir estas líneas se me viene al corazón el rostro de André, Guillermo, Leonardo, Bruno, Johnny, Christian, Gianpierre, Diego, Piero André, Ignacio y Piero Fernando. Los veo cansados y contentos. Los menciono porque a ellos los he formado como Acólitos y les he hablado de Jesús con el alma. Quizás con alguno he sido mas serio y exigente que con otros. Y desde aquí rezo por ellos y con ellos; porque tengo la plena seguridad de que lo sembramos en ellos un día dará frutos, como en la parábola del Evangelio. Aunque quizás ya no esté para verlo.
viernes, 9 de septiembre de 2011
IN MEMORIAM: P. "PITIN" FERNANDEZ-DAVILA, S.J.
lunes, 5 de septiembre de 2011
ECCE MATER TUA (II)
jueves, 1 de septiembre de 2011
TERESITA DEL NIÑO JESUS, RUEGA POR NOSOTROS
La frase "Este santo no es de mi devoción" se refiere por lo general a una persona que no nos cae muy bien o a la que preferimos no recurrir. Con nuestras devociones a los santos nos sucede lo mismo, hay algunos a los que recurrimos como intercesores por su fama de "milagrosos", y otros porque sus vidas nos han cautivado.
Mi mamá me enseñó a conocer y querer, desde que era niño, a nuestros santos peruanos Rosa de Lima y Martín de Porres, y a encomendarme a ellos en mis necesidades. Ya siendo adolescente conocí y me encariñé con dos santos españoles del siglo XVI: Ignacio de Loyola (aun antes de trabajar con los jesuitas) y Teresa de Jesús (a quien conocí a través de una miniserie de la televisión española que vi en televisión hace 25 años). Las vidas de Ignacio y Teresa me han cautivado desde que las conocí.
Pero, cuando me hablaban de Teresita del Niño Jesús, Carmelita francesa del siglo XIX, no me llamaba la atención: me parecía poco atrayente, eso de la "vocación al amor", "derramar una lluvia de rosas", o llamarla "Teresita", me parecía un poco meloso. No, cuando me decían "Santa Teresa", tenían que referirse a Teresa de Jesús, "la Grande", la mujer de carácter fuerte quien, en la miniserie de la televisión española, asustó a San Juan de la Cruz en el Convento de Medina del Campo.
Como ya le he dicho en otras ocasiones he entablado amistad con los Hermanos de Nuestra Señora de la Soledad y a través de ellos he conocido a Santa Teresita del Niño Jesús, ya que ellos recibieron la visita de sus reliquias el día de ayer, 31 de Agosto. Me prestaron un libro escrito por ella "Historia de un alma" que llegó a mis manos casi como una respuesta a las oraciones que le dirigí a la Virgen.
En “Historia de un alma” Santa Teresita no solo nos cuenta su autobiografía con mucha sinceridad (no se calla el hecho de que haya sido una niña que tenía sus caprichos y pataletas), sino que a través de ella nos comunica su experiencia de Dios con mucha sencillez, la sencillez de un niño que habla de alguien a quien conoce y siente a su lado, incluso cuando las cosas no van bien, con la certeza de sentirse amado con ternura, pese a las dificultades de la vida. Cuando habla de su “vocación al amor” no se refiere a ella como si se tratase de cuestiones sentimentales o románticas, sino que aspira al “carisma mejor” del que nos habla San Pablo en
¡Cuán equivocado estuve respecto de Teresita! Quizás por causa de algunas ideas que a veces uno lee por allí, o por alguna película de su vida, que no pude ver ni entender bien.
¡Cuánta razón tiene mi Amigo el P. Ignacio Muguiro, S.J. cuando dice que “Teólogos solo son los santos, porque ellos conocen por experiencia y de primera mano lo más importante de Dios; los demás solo son “Filósofos de Dios”, que conocen por libros lo secundario de Dios, hacen grandes castillos de su teología y casi nunca se meten dentro”!
¡Que acertado estuvo Juan Pablo II al declarar Doctora de
Ya con un corazón limpio de prejuicios pude ver otra película de la vida de Teresita, y acompañar y ayudar ayer a los Hermanos de Nuestra Señora de
Es curioso. En la película que vi sobre Teresita, hay una escena en que ella sonreía con mucho cariño a una monja que, al parecer, no le caia bien. Esta hermana le dice, un poco disgustada: “¿Por qué me mira tanto? ¿Qué le atrae de mi?”. Teresita, con mucha paz y alegría le dice: “Es que me da mucho gusto verla”.
Yo creo que Teresita ha hecho lo mismo conmigo. Y a ella le encomiendo mi vocación como hijo de la Iglesia.
lunes, 8 de agosto de 2011
LA CALAVERA
lunes, 20 de junio de 2011
RECUERDOS DE MI NIÑEZ: LOS TAMALES DE LA ABUELITA
miércoles, 27 de abril de 2011
IN MEMORIAM: MONS. JOSÉ MARÍA IZUZQUIZA HERRANZ, S.J.
De una manera especial me dirijo a ti, querido Pedro, hermano y continuador en la labor apostólica en el Vicariato de Jaén. No te voy a dar doctrina sobre lo que es un obispo en la Iglesia de Dios. Tenemos muchos y valiosísimos documentos de la Iglesia que nos hablan de ello. Piensa en el reciente Sínodo celebrado en Roma. Por otra parle, ni yo sabría hacerlo, ni creo que tú esperes que lo haga. Simplemente, voy a pretender brevemente darte ánimos para ser Obispo.
Sí, darte ánimos. Muchos te habrán felicitado porque has sido distinguido con la dignidad episcopal. No te lo creas. Has sido elegido para ser sucesor de los apóstoles. Y los apóstoles no fueron distinguidos con ninguna dignidad, porque Jesucristo no vino a distribuir dignidades, sino cruces. Cruces que tenemos que cargar para seguir al maestro. Las dignidades las hemos inventado los hombres, no Jesucristo. Cuando dos de los primeros apóstoles, sin saber lo que pedían, pretendieron obtener un privilegio en el reino de los cielos, Jesucristo les recordó la condición para escalar puestos de honor en su Reino: beber el cáliz de amargura que El iba a beber.
Los puestos altos nos gustan a todos, pero beber el cáliz ya no tanto. La primera cruz que te pone hoy el Señor es la cruz de ser PASTOR. Cruz disfrazada de honores, no muy evangélicos, pero cruz. Procura con todas tus fuerzas que el disfraz no esconda la Cruz. Vas a recibir la plenitud del sacerdocio. Eso significa que vas a recibir la plena responsabilidad como pastor y hermano de tus ovejas. Y recuerda: el Buen Pastor da la vida por sus ovejas. Por esas ovejas que son atacadas y están en peligro, por esa parte de tu rebaño que no lo forman precisamente los fuertes y poderosos de este mundo, sino los pobres y débiles a quienes muchos fuertes y poderosos quieren avasallar.
Y de esa clase de ovejas vas a tener cualquier cantidad. Aquí tienes una representación de ellas. Han hecho un largo camino para estar contigo en este momento y sentir así tu cercanía y que tú sientas la suya. No han querido esperar para poder conocer y escuchar a su pastor. Si algo hay de reconfortante en el hecho de ser pastor en tu nueva parcela dentro de la viña del Señor, es sentirte apoyado, acompañado, estimulado, evangelizado por el ejemplo de aquellos mismos que a ti te toca evangelizar. Aquí están los representantes de más de mil quinientos catequistas que llevan el peso de la pastoral campesina del Vicariato. Todos saben que ellos han sido mi orgullo desde mucho antes de ser Obispo.
El Apostolado de la Oración. Esa multitud de hombres y mujeres que practican con fe lo que Cristo recomienda que hagamos ante la escasez de obreros en la mies del Señor. Orar, orar para que el Dueño de la mies envíe quien trabaje en ella. Aquí están los representantes de los muchísimos grupos juveniles dispersos por toda la extensión del Vicariato que, como jóvenes, son el porvenir de la Iglesia local. La Legión de María, comprometida en extender la devoción a Nuestra Madre, la Virgen María. El movimiento Juan XXIII, relativamente reciente, pero de gran vitalidad apostólica. Los promotores Campesinos de Salud que ponen en práctica la tarea de llevar vida a sus hermanos partiendo de la Palabra de Dios.
Están aquí también miembros de las Rondas Campesinas y Urbanas que tanto y tan valientemente luchan por la justicia y la defensa de los débiles; tan incomprendidas por algunos sectores de la sociedad que, por oficio, deberían apoyarlas en la lucha contra la delincuencia y la corrupción, esa lacra tan extendida en nuestro mundo y particularmente en el Vicariato. Muy especialmente quiero hacer mención de la presencia de nuestros hermanos Nativos de la zona de selva del Vicariato. Ellos son la razón para que el Vicariato sea Vicariato. Ellos representan aquí el esfuerzo de los agentes pastorales, tanto nativos como religiosas y religiosos, que llevan a cabo un trabajo abnegado y eficaz en una zona tan dura como alejada.
Estoy seguro que, como a mí, te servirán de ejemplo y estímulo en tu trabajo de pastor. Esta es tu grey. Cuentan que, cuando a San Lorenzo le pidieron sus verdugos que entregara los bienes de la Iglesia que él administraba, presentó a los pobres y desamparados que él socorría: “Estos son el tesoro de la Iglesia” dijo a los que le perseguían. Estos, y otros muchos como ellos, son el tesoro que Dios pone en tus manos para que extiendas el Reino de Dios entre lo tuyos.
Dije al principio que te quería dar ánimos para cargar con tu cruz de buen pastor. Ellos te darán esos ánimos con su ejemplo, valentía y entrega. Jesucristo dijo: “Dichosos serán Uds. cuando les injurien y persigan, y digan contra ustedes toda clase de calumnias por causa mía. Alégrense y regocíjense, porque será grande su recompensa en los cielos.” Podrás tener persecuciones y calumnias, pero Jesucristo nos dice que eso puede ser motivo de alegría y regocijo. Y, créeme; podrás tener cualquier clase de dificultades, pero el sentirte apoyado, estimulado, defendido por los que están más golpeados de lo que tú puedas estar, te causará una alegría y un regocijo que compensará con creces todo lo que puedas tener que soportar.
También te dije al principio que con tu consagración no recibías ninguna dignidad. No es exacto. Sí vas a ser distinguido con una dignidad. La misma que la de los Apóstoles después de Pentecostés: Se sintieron alegres y contentos de haber sido juzgados dignos de padecer algo por Nuestro Señor Jesucristo. Y no vas a estar sólo. Tendrás como colaboradores inmediatos a los sacerdotes diocesanos algunos de los cuales están aquí presentes, y que, en numero creciente, van siendo el fundamento de lo que esperamos sea pronto una Iglesia local plenamente establecida.
Sentirás el apoyo esperanzador del Seminario, de sus formadores y de los seminaristas. Los sacerdotes y hermanos religiosos estarán en todo momento contigo. Las religiosas que, en número relativamente grande, cumplen una tarea insustituible en la evangelización de la zona. Las religiosas de vida contemplativa, que no solo con su ayuda material en la marcha del seminario, sino, sobre todo, con su constante oración, te harán sentirte seguro por contar con el apoyo espiritual más valioso que es la oración. Que el Señor te dé su Fuerza y su alegría al sentirte digno de padecer algo por El en tus hermanos y con tus hermanos.
Comparto con ustedes esta foto tomada de http://www.vicariatodejaen.org/josemaria.html En esta foto no aparece con las "dignidades episcopales" de los que a veces llamamos "príncipes de la Iglesia", sino como lo que era Un Pastor al lado de su rebaño. Y es así como lo recuerdo: perdonándonos los pecados en nombre Jesucristo.
sábado, 23 de abril de 2011
SOLEDAD DE MARIA
“Oh Virgen, Hija de Sión:
sábado, 16 de abril de 2011
SEMANA SANTA: TIEMPO DE ESTAR CON JESUS
Reflexión para Acólitos.